Tras el triunfo de Los Lakers contra Miami en la burbuja de Orlando, King James se coronó por cuarta vez en su carrera y logró ser también el MVP de las finales. ¿Alguien dijo MJ? Pues sí, porque con esto se reabrió nuevamente el debate sobre quién es el mejor de todos los tiempos.
Se han escrito un sinnúmero de columnas desde que LeBron James consiguió su cuarto anillo de campeón el domingo pasado frente a Miami Heat. Y de esos artículos el tema inevitable es compararlo, una vez más, con Michael Jordan como el GOAT (Greatest Of All Time), apelativo que utilizan en Estados Unidos para designar al mejor de los mejores.
Para una amplia gama de analistas, jugadores -principalmente contemporáneos a MJ- y fanáticos de la NBA, el legado dejado por Jordan, con su invicto en 6 finales jugadas y ganadas, lo colocan en un nivel de “intocable”.
Sin embargo, existe otra rama de analistas, jugadores -especialmente contemporáneos a James- y fanáticos del baloncesto que ven en LeBron los méritos suficientes para estar en la discusión sobre el mejor de todos los tiempos e, incluso, hacerlo merecedor de colocarse esa corona.
Dicho esto, vale echarle mano a las estadísticas, que en el baloncesto funcionan como una radiografía de los jugadores y equipos. En ese sentido, tanto Michael como LeBron fueron imponentes, con el actual alero de Los Lakers aun en carrera para aumentar más esos números que ya son impresionantes.
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LeBron en su carrera de temporada regular ha jugado 1.265 partidos con promedios de 38,4 minutos por juego con 27,1 puntos, lanzando a un 50,4% de campo, 34,4% de triples, 73,4% de tiros libres, añadiendo 7,4 rebotes, 7,4 asistencias, 1,6 robos y 0,8 bloqueos por partido.
El 23 de los Bulls, por su parte, en 1.072 encuentros disputados en temporada regular promedió 38,3 minutos con 30,1 puntos, lanzando un 49,7% de campo, 32,7% de triples, 83,5% de tiros libres, aportando 6,2 rebotes, 5,3 asistencias, 2,3 robos y 0,8 tapas por partido.
Demostraciones numéricas de elite que si las llevamos a playoffs son más contundentes aún, con ambos jugadores superando sus registros en minutos, puntos, rebotes y robos.
No obstante, hay elementos que podrían inclinar la balanza a favor de LeBron.
La constancia de King James es el elemento de peso que lo coloca sobre Jordan en cuanto a números y distinciones. A lo largo de su carrera, ha conseguido hitos sin parangón y ya cerca de cumplir los 36 años, la tendencia indica que romperá records que incluso en la era de MJ eran impensados.
Por otro lado, esa característica de perseverancia ha ido acompañada por pergaminos que separan a James del resto de los jugadores de su época y lo colocan, indudablemente, en la discusión sobre quién es el mejor de todos los tiempos. Acá una lista de algunos de esos hitos:
1. Más partidos de playoffs
LeBron es el jugador que más partidos de postemporada ha jugado, con 260 en total, en los que ha promediado la inhumanidad de 42 minutos por noche.
Fruto de aquellos 260 partidos, ha conseguido llegar a 10 finales, logrando 4 campeonatos de la NBA. Acá es donde se le puede reprochar la ineficacia al perder seis finales, no obstante, la premisa para evaluar a James es la constancia.
Incluso, se puede obviar el mal sabor de boca que dejó la final de 2011 contra Dallas Mavericks, donde, en ese tiempo, LeBron jugaba junto a su amigo Dwyane Wade en Miami, que contaba con otro jugador de calibre en Chris Bosh. Sin embargo, no pudieron contener al alemán Dirk Nowitzki que fue la figura absoluta de esa final.
Al oriundo de Akron se le critica en esta serie un par de juegos donde desapareció de la mesa de anotaciones, en particular en uno de ellos, donde sólo consiguió anotar 8 puntos.
Pero King James es mucho más que anotación, algo que ha demostrado a lo largo de toda su carrera, sobre todo con el pasar de los años, donde ha mejorado sus estadísticas de pase, trasformando la posición de alero en la de alero-base y siendo una fuerza incontenible para sus rivales.
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2. El regreso de 1-3 en finales
Antes de las finales de la NBA en 2016, ningún equipo había conseguido remontar una desventaja de 3-1 abajo. Eso fue lo que pasó el 19 de junio de ese año, cuando Cleveland alcanzó este hito y superó una sequía de 52 años para una ciudad sin títulos deportivos.
El artífice de este doble logro no fue otro que James, quien guio e inspiró a su equipo, además de ser una suerte de oráculo de aquellas finales, algo que Kevin Love, uno de sus compañeros de esa gesta, comentaría un par de años después.
“Recuerdo que Klay Thompson empezó a decir que eran mejores que los Lakers del ‘Showtime’. Así que fuimos al puente de la bahía y el comentario seguía apareciendo en redes sociales y la radio, por todos lados. Fue ahí es cuando LeBron nos miró y dijo: ‘¿Saben qué muchachos? Está escrito: vamos a ganar mañana en la noche; tendremos un gran partido. Se va a poner difícil, se definirá hasta el último minuto, pero luego no perderemos en casa y en un juego 7 cualquier cosa puede pasar’. Y así nos inspiró. Todavía siento escalofríos cuando pienso en eso”.
Con esas palabras y con su presencia en cancha, LeBron llevó a los Cavaliers a la hazaña más inesperada y a uno de los regresos más gloriosos en la historia de la NBA.
Para no quedarse corto, y como si se tratase de un guión escrito por los creadores de Space Jam, King James en el séptimo juego estampó una de las jugadas más recordadas de todos los tiempos: una tapa a Andre Iguodala en minutos definitorios.
Tapa histórica de LeBron a Iguodala
El 19 de junio de 2016, los Cleveland Cavaliers se consagraban campeones de la #NBA por primera vez en su historia y LeBron James nos regalaba una de las tapas más recordadas de las #NBAFinals 😱🏆
Publicado por NBA LATAM en Miércoles, 19 de junio de 2019
Finalmente, fue Kyrie Irving que colocó una daga desde tercera dimensión y LeBron cerró el juego con unos tiros libres, para sellar un triunfo heroico y sin precedentes.
3. Estadísticas individuales y liderato en 17 temporadas
Los números de carrera de LeBron James son de lo mejor que se ha visto en la era moderna de la NBA, desde que se estableció la línea de 3 puntos a fines de los años ‘70.
Más allá de los puntos, que es el apartado que se lleva la atención en primera instancia, James ha dominado el juego desde la sapiencia, la fortaleza y la capacidad de motivar a sus compañeros para que asuman un rol en el equipo y hacerlos mejores.
La coronación de esta premisa se vio presente en la campaña de este año con los Lakers, donde tras hacerse de los servicios de Anthony Davis, pieza clave en la campaña y finales, James y la familia Buss -los dueños de la franquicia- reclutaron a un par de jugadores con laureado pasado, pero que venían en franco descenso y con poca cabida para varios equipos: Dwight Howard, Markieff Morris y Rajon Rondo.
En aquella lista también se debe considerar a Avery Bradley, quien fue parte de la plantilla, pero no participó en la burbuja de Orlando. Todos ellos recuperaron su nivel, siendo elementos indispensables para lograr el campeonato, en particular el caso de Rondo, campeón con el archirrival Boston en 2008 y que este año tuvo partidos memorables contra Miami.
4. Cuatro MVP en finales y campeón con tres equipos diferentes
El impacto de LeBron en los planteles que ha integrado es tal, que en cada uno de ellos ha logrado al menos un campeonato. Y en cada instancia fue el jugador más valioso, el MVP de las finales.
Lo conseguido en Orlando con los Lakers se suma a sus dos campeonatos en Miami (2012 y 2013) y al único título con Cleveland Cavaliers en 2016.
Además, fue capaz de alcanzar 9 de las últimas 10 finales de la NBA, ausentándose sólo en la del año pasado, cuando recién se acomodaba en Los Angeles buscando formar un equipo ganador.
Otro aspecto a considerar es su traslado de conferencia, más allá de los cambios de ciudad, el hecho de virar en otra dirección y enfrentar a potencias de la conferencia del Oeste, ya a los 35 años, es un mérito en sí mismo.
Como dato, y para dimensionar lo difícil que es llegar a una final, LeBron por sí solo tiene más apariciones en finales que 27 de las 30 franquicias de toda la NBA.
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5. Sus números en la derrota de las finales 2015
Una causa perdida podría ser algo que no es digno de considerar como un hito, sin embargo, las estadísticas y el nivel de LeBron en las finales de 2015 contra los Golden State Warriors fueron tan magistrales, que vale la pena considerar y rememorar.
Para contextualizar, aquel año los Cavaliers llegaron a la máxima disputa sin Kevin Love, pieza clave en los rebotes y luego perdieron al base estrella Kyrie Irving a partir del segundo juego de esas finales.
Enfrente estaban los Warriors de Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green y Andre Iguodala, reserva que fue tan relevante en esas finales que terminó siendo elegido el MVP de las mismas.
Pese a la ausencia de Irving y Love, James fue capaz de forzar la serie a seis partidos cosechando números monstruosos, nunca antes vistos en unas finales: en 45,7 minutos anotó 35,8 puntos, recogió 13,3 rebotes y repartió 8,8 asistencias.
El sólo hecho de participar por casi 46 minutos por noche lo lleva a un nivel sobrehumano, y sus números totales en las tres principales estadísticas del baloncesto son de un protagonismo total.
Aquellos registros en finales sólo tienen un punto comparativo y es con el propio LeBron James, quien dos años después conseguiría esto en otra causa perdida contra los Warriors: en 42,4 minutos por juego llegó a 33,6 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias.
En la final de 2017, sus Cavaliers cayeron en cinco juegos frente al Golden State, que venía reforzado con la incorporación del todo estrella Kevin Durant. Aquel momento fue un punto de inflexión donde LeBron decidió cambiar de aire y competir directamente en el Oeste contra este rival de peso.
El resto de la historia ya fue escrita y, por lo visto, queda mucha tela por recoger con un LeBron James que no se conforma, que se perfecciona año tras año y que no se preocupa de las comparaciones, ya que una vez consultado por los periodistas acerca de si él o Jordan es el mejor, fue claro en responder: “Eso se los dejo a ustedes”.