Cuando el Chino se coronó en Montecarlo: A 25 años del comienzo de su historia
Por CNN Chile
27.04.2022 / 16:38
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En 1997, durante la gira de tierra batida, Marcelo “Chino” Ríos levantó por primera vez un trofeo de categoría Masters 1.000. Dentro de sus oponentes estuvo el que luego sería número uno, Carlos Moyá.
Un día como hoy, Marcelo “Chino” Ríos, comenzó a escribir los primeros párrafos de su gran carrera que lo vio convertirse en uno de los mejores tenistas latioamericano de la historia.
El 21 de abril de 1997 comenzaba el Masters 1.000 de Montecarlo con grandes nombres en su torneo: Pete Sampras, Thomas Muster, Carlos Moyá y Boris Becker, al igual que un joven y prometedor Ríos.
Sorpresa dejó la caída de Becker en primera ronda ante Renzo Furlan por 6-1, 3-6 y 6-7. Este sería el comienzo del final para el alemán, quien dos años más tarde se retiraría del tenis profesional.
Por su parte, Sampras y Muster se despidieron en segunda ronda. El estadounidense cayó frente a Magnus Larsson por 6-3, 2-6 y 3-6, mientras que el austriaco se vio superado por Fabrice Santoro por 2-6 y 6-7.
Por su parte, un “Chino” de 21 años avanzaba cómodamente. En segunda ronda se encontró con Andrea Guadenzi y logró imponerse por doble 6-2. En tercera ronda venció al español y futuro número 6, Allbert Costa por 7-6 y 6-4. Mientras que en cuartos de final eliminó al verdugo de Sampras sin problemas por 6-2 y 6-1.
Dentro de los pocos nombres que aún quedaban, Moyá seguía en pie y fue el contrincante del chileno en semifinales. Sin embargo, el español se vio superado por 6-4 y 7-6, dando paso al chileno a las finales.
Frente al futuro número 2, Àlex Corretja, y en su primera final de un torneo categoría 1.000, el “Chino” se impuso por 6-4, 6-3 y 6-3, un 27 de abril de 1997.
Este sería el primero de cinco Masters 1.000 que el chileno ganaría durante su carrera y que serían su principal base para alcanzar el número uno del ranking ATP.
El conductor de CNN Chile Radio habló en la sección Cuestión de Opinión sobre las descalificaciones del mandatario argentino al presidente Gabriel Boric. "No responder con otro insulto es optar por la empatía y la posibilidad de entendimiento. Es una elección que cierto, es difícil. Habla, sin embargo, de la mejor versión de quienes somos y de quienes queremos ser", comentó.