En Cada Noche Nicolás Copano nos cuenta qué hay detrás de la loca teoría que se está tomando redes sociales, y qué tiene que ver con el presidente Donald Trump.
Medios importantes de Estados Unidos (como el Washington Post o Vox) están hablando de la última gran teoría conspirativa que ha circulado en las redes sociales. Todo esto tiene su origen en una comunidad de internet llamada 4Chan.
¿Qué es 4Chan?
Es una comunidad que surgió como un lugar de encuentro entre seguidores de la cultura popular japonesa. Sin embargo, con el tiempo, los mismos usuarios que antes solo se juntaban a hablar de manga o anime diversificaron sus temas en el foro y empezaron a hablar de diversos temas de interés social.
4Chan pasó a ser considerado un albergue de jóvenes (principalmente hombres) que desarrollaban posiciones políticas conservadoras y actitudes misóginas contra las mujeres. Asimismo, 4Chan y sitios como 4Chan pasaron a ser repositorios de las más diversas teorías conspirativas.
En 2006, un simpatizante de ultraderecha emitió disparos al interior de una pizzería en Washington DC, luego de que quisiera desenmascarar in situ una conspiración subida a un foro. ¿Qué decía esa conspiración? Que había una red de pedofilia de la cual eran miembros destacados personajes del Partido Demócrata que comían en dicha pizzería.
Hasta ahora, estos personajes siguen inventando conspiraciones sobre pedofilia. Y la última novedad sería el escándalo de QAnon.
¿Y qué es QAnon?
Es el indicativo de dos términos. El primero, Q, es una clave con la cual se les denomina a las autoridades de Estados Unidos que manejan la máxima información confidencial. El segundo, Anon, es una abreviatura de anónimo, de gente que publica en anonimato.
QAnon se define entonces como una persona que maneja asuntos estratégicos de la seguridad nacional. Y QAnon pretende denunciar una red de pedofilia y esclavitud infantil de alto nivel. Además, afirma que la llegada del presidente de Donald Trump al poder tiene como uno de sus objetivos acabar con esta supuesta cadena delictual.
QAnon publica, por ejemplo, tuiteos de la cuenta oficial Donald Trump y explica que en ellos habría mensajes ocultos. Sí. Como cuando decían que si escuchabas cierta canción de Xuxa al revés, ésta decía «¡EL DIABLO ES MAGNÍFICO!».
Como si esto fuera poco, estos últimos días, QAnon reclamó una identidad.
Dijo ser ni más ni menos que John Kennedy junior, el hijo del expresidente John Kennedy, quien falleciera en un accidente de avión el año 1999. Y que habría fingido su muerte para unirse a una organización secreta ideada por Donald Trump para luchar contra el mal. Algo casi como de historieta de acción.
Un momento. No todas estas grandes revelaciones son falsas
Está el caso de la exsoldada Chelsea Manning, quien compiló y filtró a través de Wikileaks una serie de documentos sobre las actividades del ejército de Estados Unidos en las invasiones a Irak y Afganistán. Por esas divulgaciones, Manning fue condenada a 35 años de cárcel, hasta que el entonces presidente Barack Obama le concedió el indulto y ahora goza de su libertad.
Las personas seguidoras de Trump están buscando justificaciones morales para el gobierno del líder republicano. Sin embargo, este tipo de publicaciones, como las de QAnon solo pretenden tener una seguridad. Y esa no es la seguridad nacional, sino la seguridad de estar creyendo en las ideas correctas.
Esto aun a costa de armar conspiraciones para perjudicar a personas que no piensan igual a ellos. Y aun a costa de que aparezca otro loco solitario con ganas de desentrañar una teoría conspirativa a punta de tiros al interior de una pizzería.