Las luchas de Daniela Carvacho, la profesora de Fresia que quiere “representar al Chile que despertó”
La docente de Historia, que cursó sus estudios en la U. de Chile y en la U. Católica, compite por llegar a la Constituyente por el distrito 25. Con su experiencia en las aulas del sur y activa participante de los movimientos sociales, quiere aportar para redactar una nueva Constitución con eje en la descentralización.
La Revolución Pingüina (2006) y el movimiento estudiantil (2011) no son soló grandes hitos en la vida política nacional, sino también episodios importantes en la biografía de Daniela Carvacho, profesora de Historia que quiere “representar al Chile que despertó” en la Convención Constitucional.
La egresada de Licenciatura en Historia de la Universidad Católica y Pedagogía en Educación Media de la Universidad de Chile compite para ser constituyente por el distrito 25 (Purranque, Puerto Octay, Puerto Varas, Los Muermos, Fresia, Frutillar, Osorno, Río Negro, Puyehue, San Juan de la Costa, San Pablo y Llanquihue) en la lista Apruebo Dignidad, bajo el cupo de Revolución Democrática (RD).
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Carvacho, de 31 años, vecina de Fresia y la primera profesional de su familia, ha trabajado en regiones gran parte de su carrera, tanto en su ciudad natal como en la localidad de Tegualda, ambas en la Región de Los Lagos, experiencia que quiere poner al servicio de la Carta Magna.
“El proceso constituyente no les puede pertenecer sólo a quienes conocen las leyes, ex ministros y diputados, sino también a gente como yo, que he sido profesora y conozco cómo las políticas publicas creadas dese La Moneda afectan la vida“, comentó en entrevista con CNN Chile.
Descentralización, justicia ambiental y feminismo
Daniela Carvacho tiene tres lineamientos clave que fundamentan su candidatura y son los que la hacen participar de la elección del domingo 11 de abril: la descentralización, la justicia ambiental y el feminismo.
Sobre el primero, la profesora explicó que “yo vivo en la Región de Los Lagos, estudié acá, conozco su realidad y sé que necesitamos un país descentralizado, democratizar el poder político para que en las comunas haya más capacidad de decisión y existan mayores recursos para las regiones, y también definir cómo desarrollamos a las regiones”.
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Por la justicia ambiental, Carvacho recuerda que “no existe un planeta B, nuestra región es un tesoro de la biodiversidad, sin embargo, está amenazado por la agroindustria, la industria forestal, pesquera y recibe una fuerte presión de las inmobiliarias”. Es por esto que destacó la urgencia de “un nuevo modelo de desarrollo sostenible que pueda ser compatible con la vida y la protección del derecho humano al agua”.
Sobre las demandas feministas, dijo que es vital que “se reflejen en un Estado que cuide y proteja. En las regiones hay gente muy abandonada. Haciendo puerta a puerta me encuentro con mujeres que están super solas”. Pero estas demandas deben cruzarse con otras definiciones constitucionales, como “garantizar el derecho al vivienda, porque muchas veces la razón por la que mujeres se quedan con gente que las violenta es porque no tienen donde irse”.
El primer artículo de la nueva Constitución
En Chile, profundizó Carvacho, deben existir pisos mínimos de dignidad que se reflejen en las áreas del trabajo, salarios, salud, educación, vivienda y previsión social. Motivo por el que se debe avanzar hacia otra concepción del Estado. Declaración que debe ser escrito como primer artículo en la Carta Fundamental.
“Necesitamos que se escriba que Chile es un Estado plurinacional, social y garante y democrático. Que la finalidad del Estado es promover el bien común y está al servicio de la vida. Debe garantizar la igualdad, proteger a las personas, a los ecosistemas y la vida en general, y reconocer la diversidad y poner en el centro los derechos sociales”, definió.
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La militante de RD, quien tras salir del internado del Liceo Politécnico de Castro debió trasladarse a Puente Alto para cursar sus estudios universitarios, enfatizó que “no se trata sólo de garantizar ni que el foco esté puesto en un gran Estado empresario y que volvamos a los ’40 o ’50, sino pensar en los desafíos del hoy, como la crisis climática, el abandono de la vejez y la protección de la infancia“.
¿Y esto cómo se traduce en la Constitución? De acuerdo a Carvacho, se deben explicitar “los derechos a la salud oportuna, a la educación pública, gratuita, de calidad, no sexista e intercultural, el derecho al vivienda que hoy no existe, a las pensiones dignas, que es más bien el derecho al seguridad social, a los derechos sexuales y reproductivos, a un medio ambiente sano y en equilibrio, la descentralización y el poder participar de la vida pública”.
La educación y movimiento sociales
Como docente que conoce de primera mano la realidad de los colegios en regiones, dice que las vivencias pueden ser muy diferente a la de los establecimientos en la capital. Algo que aprendió cuando era tesorera del centro de alumnos de su colegio en tercero medio, en plena Revolución Pingüina: Mientras la gran discusión se centraba en el pase escolar y la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), en su liceo en Chiloé pedían que el calefón funcionara durante todo el día para poder tener agua caliente.
“Los movimientos sociales nos abrieron los ojos a muchas y muchos cuando la política misma y los partidos tradicionales no nos daban espacios. Nuestros padres no se sentían presentes en la promesa de la alegría porque al alegría no llegó y los movimientos sociales fueron la forma en que aprendimos a hacer política“, reflexionó.
“El rol de la educación es de segregación, en la educación actual se profundiza la desigualdad social, política y económica. Tenemos que aspirar a que la educación pública sea un espacio de encuentro para la diversidad, donde podamos reproducir los valores que queremos par Chile y no segregarte según la capacidad de pago de tus padres”, cuestionó Daniela Carvacho.
Junto a esto, puso sobre la mesa la necesidad de darle una vuelta a la educación misma que le damos a los niños, niñas y adolescentes, y que son ellos los que deben ser protagonistas: “La educación es muy conductista, el centro son los puntajes del Simce, la PSU y los estándares para que el colegio reciba la plata, pero son los niños quienes tienen que estar en el centro”.
Por otra parte, también llamó a pensar qué modelo de desarrollo que queremos para el país, ya que “la educación tiene que estar pensada para elaborar ese camino“.
Y concluyó subrayando que le gustaría poder representar en la Convención Constitucional “a los jóvenes que se saltaron el torniquete, que hoy están movilizados y tienen menos miedo porque no vivieron la dictadura, también a la generación de los pingüinos que llevamos más de 10 años movilizados y que hemos aprendido a golpes que no hay espacio para los cambios mientras siga esta Constitución, y nuestros padres y abuelos que dieron la lucha por la democracia plena, porque ellos no lucharon por este país q tenemos hoy, pelearon por otra esperanza y este es nuestro momento”.