El crítico de cine y escritor de "Allegados" y "Error de continuidad" expuso la necesidad del reconocimiento al derecho a la vivienda digna y el acceso a la cultura y la ciencia. También cuestionó el rol que han tenido las élites en el escenario del país que llevó al 18-O y destacó la dimensión sanadora del proceso constituyente.
El crítico de cine y escritor Ernesto Garratt compite en las elecciones del 11 de abril para ser constituyente con la esperanza de la que la nueva Constitución, redactada por la paritaria Convención Constitucional, sea el camino para salir de la distopía en la que se encuentra Chile y darle a la vivienda digna un espacio protagónico en la Carta Magna.
El también periodista de la Universidad de Chile y ahora candidato por el distrito 18 (Cauquenes, Chanco, Colbún, Linares, Longaví, Parral, Pelluhue, Retiro, San Javier, Villa Alegre y Yerbas Buenas) va en un cupo como independiente por la lista Apruebo en la Región Maule.
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Para Garratt (48), autor de Tardes de Cine (2012) y de las novelas Allegados (2017), Casa Propia (2020) y su reciente Error de Continuidad (2021), hay tres derechos que deben ser incorporador y repensados para la nueva Carta Fundamental: la vivienda, la cultura y la ciencia, y los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
En conversación con CNN Chile, el aspirante a representar a la zona sur de la Región del Maule definió que el primer artículo de la Constitución debiese ir encaminado en en que “Chile es un estado plurinacional conformado por distintas miradas y pueblos unidos por un mismo objetivo: la felicidad de cada habitante de Chile“.
Un techo digno como derecho
Que el primer punto de su campaña sea el derecho a la vivienda no sólo tiene que ver con las urgencias de miles de familias que no tienen techo propio, sino también con su biografía: “Fui allegado por 20 años, desde que salí del Hospital San Juan de Dios en los brazos de mi madre, que era asesora del hogar, hasta que llegamos a un lugar que tenía que ser mi casa. Nunca tuve un techo propio y viví en carne propia como millones de chilenos esta carencia”.
“El derecho a la vivienda no está contemplado en la actual Constitución de Pinochet. Chile es el único país de Latinoamérica que no lo menciona”, destacó Garratt, quien añadió que tampoco es suficiente que sea una casa “de 12 x 12 que no tenga murallas, ventanas o piso terminado”, ya que planteó debe ser un lugar digno para vivir.
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Es por esto que precisó que “de lo que se trata es dar una dignidad y que donde se instalen la casas sean en barrios con servicios básicos, áreas verdes, un ecosistema social saludable”. Justamente, como ejemplo de lo que no hay que hacer describió lo que sucede con las viviendas construidas en las llamadas “islas de calor”, donde la temperatura sube dramáticamente y que es donde viven personas de menores recursos: “Seguimos condenando a las personas más vulnerables a una peor calidad de vida por una falta de visión”.
“Es muy difícil centrarte en tus estudios, que son una herramienta de ascenso social, si estás rodeado de narcotráfico, delincuencia, un ambiente carente de seguridad pública que debe brindar el Estado”, subrayó.
Democratizar la cultura
Desde que se empezó a hacer hizo un nombre propio en el ambiente de la crítica cinematográfica chilena durante los 2000, Ernesto Garratt Viñes ha recorrido el mundo de festival en festival y nutriéndose de perspectivas y experiencias en el consumo artístico que busca poner al servicio de la realidad nacional. Motivo por el que el derecho a la cultura y al conocimiento aparecen como una obligación: “La actual Constitución considera la cultura como un tipo de privilegio y no debería ser así”.
“La concepción mercantilista hace imposible el acceso a libros o al consumo cultural de manera transversal, porque son altísimos los costos. Tiene que ser horizontal y democrático”, enfatizó Garratt, quien valora positivamente ir como independiente en el cupo de la lista Apruebo, ya que “no podemos trabajar sin los partidos políticos, pero tampoco puedo trabajar con Evópoli o con Gonzalo Blumel, personas que han violado sistemáticamente los DD.HH. en estos últimos tristes años de la historia de Chile”.
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Cambio de paradigma que va de la mano con la ciencia, la que dice debe ser escuchada para enfrentar problemas urgentes, como el cambio climático y la crisis energética “que afecta directamente en nuestra calidad de vida, como lo demuestra el fracaso del modelo extractivista. Necesitamos tener la ciencia, el conocimiento y la cultura como pilares para lograr no el crecimiento del 1% de Chile -que posee el 30% de nuestro PIB- sino el desarrollo del 99% que ha sido postergado”.
Otro derecho fundamental que moviliza al candidato por el D18 también está entrelazado con su vida personal: Garratt es padre de una niña con necesidades educativas especiales, por lo que sinceró conocer la urgencia “del derecho a fortalecer la protección de los niños, niñas y adolescentes, especialmente para los que tienen necesidades educativas especiales. Este modelo subsidiario que le da el poder a los privados y que no tiene control hace que el sistema sea perverso y quienes tienen los recursos tienen acceso a las soluciones”.
Élites encerradas en sí mismas
“Me gustaría representar a las madres, como mi madre, que no tuvieron nada y que luchan por que sus hijos tengan todo“, comentó Garratt, quien nació en la Región Metropolitana, pero declaró sentir una afinidad por la zona que busca representar y visibilizar en la CC.
“Como allegado siempre me sentí alejado del centro, como ciudadano no me daban voz ni voto para nada. Ir por el distrito 18 es fundamental, porque tiene que ver con el sentido de invisibilización, estar fuera del centro. Es una zona súper rural que tiene la tasa mas alta de analfabetismo de Chile, como escritor ¿dónde puedo aportar más que aquí?”, reflexionó.
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Justamente acá toma fuerza su carrera observando tanto películas como la trastienda de la industria, porque expone que “cuando tienes una generación de contenido artístico que viene permanentemente de una élite, creas un discurso encerrado en sí mismo, autopoiético. Es necesario escuchar diversidad, pero acceder a esos medios de producción es muy difícil que no viene de esta elite”.
De hecho, aseguró que bajo este sistema se hace cuesta arriba abrirse un espacio cuando al frente tienes a los “descendientes de los fundadores de Chile”: “No se puede competir con una productora hiper millonaria de hijos de millonarios que tiene espaldas de millonarios aunque tengamos mejores ideas”. Es por esto que “la meritocracia no existe en verdad en Chile, se necesita este salvoconducto cuico, este pituto, para figurar“.
Una nueva esperanza en medio de la distopía
Realidad adversa que identifica como sistemática, que va más allá de las industrias culturales y que tiene al país no en el mejor de los escenarios. Incluso le viene a la memoria una popular saga de ciencia ficción. “Creamos las condiciones de un estado de cosas aterradoras, en un permanente toque de queda, se quiebran Derechos Humanos, se hacen ollas comunes, tenemos un estado que parece terminal y es el caldo cultivo para una afiebrada historia de distopía y ciencias ficción. Pienso en algo popular como los Juegos del Hambre, que parecen una caricatura, pero esta caricatura parece más real de lo que uno quisiera”, expresó.
Es por esto que sostuvo que el género que mejor describiría el momento por el que atraviesa el país “es una distopía, lo contrario de lo que queremos llegar. Las élites chilenas no leen libros, no sé que leen, pero no leen y no leen la realidad, como que no tiene comprensión lectora. Esta falta de sensatez es lo que lo tenemos en nuestros líderes”.
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Es en medio de esta temporada clave para la historia de Chile que planteó el proceso constituyente “como un cable a tierra, una esperanza, un golpe de sensatez, una efectiva manera de enfrentar el relato malicioso y fantasioso del oficialismo para decir que esto no es un enfrentamiento ni una división. Chile no está en guerra con nadie, no hay guerra interna, es todo un relato con un montaje de ideas que no tienen asidero en la realidad”.
“En casi medio siglo de neoliberalismo salvaje haremos algo que no hemos hecho: conversar el daño que nos ha hecho esto. Es una ocasión de sanarnos de los abusos, humillaciones y al fin nos vamos a invitar, porque esta mesa llamada Chile también es nuestra, de igual a igual“, concluyó.