"Es un problema, no fue adecuado", comenta el candidato PPD por el distrito 19 y ex senador de la República, haciendo una autocrítica de los errores que habría cometido la centro izquierda en ser los interlocutores de la ciudadanía. Aún así, afirma que "la Concertación es la coalición más exitosa de la historia republicana".
Fue dirigente estudiantil a principios de los ’90. Trabajó con dos presidentes de la República: Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Renunció al Ministerio de Interior para ser diputado. Tras un periodo, tal y como lo prometió, optó por ser senador. Y es en medio de este último cargo que decidió dejar el Congreso para convertirse en candidato para la Convención Constitucional por el distrito 19.
Felipe Harboe (PPD), tiene 48 años, es abogado, esposo y padre de tres hijos. Realiza consultorías internacionales en torno a temas de seguridad pública, inteligencia y particularmente en temas de protección de datos. Sobre esto último imparte clases en la Universidad Católica.
Y si bien el escaño senatorial que obtuvo fue novedoso para el PPD en aquel entonces, dejó su cargo de parlamentario explicando que “las demandas de cambio en Chile suponen modificaciones constitucionales“, y que mientras el Congreso y el gobierno no trabajaran en conjunto para ello, esas demandas no serían resueltas.
“Como tenemos un hiperpresidencialismo, si el gobierno de turno no quiere, el Parlamento no puede hacer nada. Y todo lo que hace el Parlamento y al gobierno no le gusta, es declarado inconstitucional, sea por el Tribunal Constitucional, por el veto presidencial o los quórum que demandan esas reformas”, afirma en conversación con CNN Chile.
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Nueva Constitución
Harboe califica como una “camisa de fuerza” el articulado de la Constitución actual. A su juicio, lo que habría que modificar de la carta magna heredada de la dictadura es que “nunca más hay que tener tantas cortapisas para que los presidentes, presidentas o parlamentarios puedan implementar cambios sociales”.
Con esto en mente, agrega el ex parlamentario, “en la práctica, con la interpretación que ha hecho la Corte Suprema, el Tribunal Constitucional y Contraloría, lo que ocurre es que no hay posibilidad de que un gobierno socialdemócrata o una visión social cristiana pueda instalarse, porque está instalado el modelo en la Constitución”.
Para el candidato de la Lista del Apruebo, esto es clave para entender lo denostada que es la labor parlamentaria: “Al final del día la gente dice ‘oiga, por qué no hizo esto’, y tú le dices ‘mire, traté de hacerlo, pero, como la Constitución me exige ponerme de acuerdo con una minoría, que era la gente de la derecha, no me dan los votos y tienen derecho a veto, y para la gente eso no es explicación”.
En ese sentido, llama a no engañar a la ciudadanía con propuestas que exceden el ámbito de la Constitución y son más de de tipo legal. Por ello, afirma que lo primero que debería establecerse en la nueva Constitución es que somos “un Estado unitario, descentralizado y digital”.
Junto a este primer principio Harboe aboga por una estructura tributaria con flexibilidad territorial, el sumar la inclusión, la igualdad de género y un régimen político que equilibre de mejor forma los poderes del Estado. No se inclina por un parlamentarismo debido a la poca legitimidad que tienen los partidos políticos, sino más bien por revisar un semi presidencialismo. Tampoco por la plurinacionalidad, considerando “militarista” el concepto de nación. Por ello es partidario de la pluriculturalidad del Chile.
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“La Concertación es la coalición más exitosa de la historia”
Parte de la consigna que se podía leer en las calles tras el estallido social era “no son 30 pesos, son 30 años”, apuntando a todos los gobiernos desde el retorno a la democracia como responsables por lo que ocurría.
En 2005 fue Ricardo Lagos el presidente que depuró la Constitución, realizó 54 modificaciones, firmó el texto y dio pie al término de la transición a la democracia. O al menos esa era la promesa del gobierno.
Según Harboe, Lagos tenía en la mira alcanzar tres “elementos básicos de una democracia”: fin de los senadores designados, facultad del presidente para remover comandantes en jefe y terminar con la facultad del Consejo de Seguridad Nacional de autoconvocarse.
Sin embargo, el quórum de 2/3 lo habría limitado: “Longueira le dijo al presidente Lagos ‘ningún problema, lleguemos a esos acuerdos. Pero a cambio, usted no me toca la subsidiaridad del Estado, crea un Tribunal Constitucional que va a ser una tercera cámara, no me cambia el binominal’. El acuerdo del 2005 fue el producto de un chantaje de la derecha, que no quería hacer cambios estructurales”.
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Así, lo que se terminó negociando fue la remoción de “los enclaves autoritarios que eran ya vergonzosos” a cambio de mantener parte sustancial del sistema y asegurar la rigidez de la Constitución.
“Es evidente que la Concertación es la coalición más exitosa de la historia republicana. Gobernó un 10% de la historia del país: 20 años. Logró reducir la pobreza de un 49% a un 11%. Aumentó la tasa de escolaridad y un montón de cosas”, asegura Harboe.
Y continúa: “Donde sí fallamos en los últimos años de los gobiernos de la concertación fue en no haber sido lo suficientemente francos y directos para enrostrar a la derecha cuando nos vetaba en las reformas estructurales. Debimos haber presentado proyectos y perderlos en el debate pero marcando las diferencias en vez de siempre buscar los acuerdos“.
Finalmente, reconoce que hubo una falta de conexión entre los partidos políticos y la ciudadanía: “En general se miraban los movimientos sociales como una amenaza a la democracia más que como una contribución, y eso es un problema, no fue adecuado. Entonces, lo que empezó a ocurrir es que ninguno de los partidos era interlocutor válido. Por más que el PC diga que sí, no, ninguno”.
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