La docente, quien aspira a un cupo en la Convención Constitucional, basa su propuesta en su trabajo en la Asociación Yo Cuido y asegura que se trata de un cambio de paradigma, que busca que los cuidados sean reconocidos como un trabajo con condiciones dignas.
El hecho que marcó el giro de Mariela Serey (40) hacia la política se remonta a 2014, cuando nació su hija Amelia, quien tragó meconio durante el parto, lo que le provocó una parálisis cerebral severa y la dependencia total de un tercero que esté a cargo de sus cuidados.
Oriunda de Valparaíso, Mariela se desempeñaba como profesora básica en Villa Alemana, comuna a la que había llegado hace poco y donde reside hasta ahora, y cuenta que “la situación a mí me obliga a tirar licencia hasta que me terminan despidiendo del trabajo y ahí empiezan todos los problemas económicos“.
A eso se sumó la separación de su matrimonio y la falta de apoyo desde las instituciones del Estado, que la impulsaron a una búsqueda por ayuda y en ese camino se encontró con otras personas en la misma situación. En 2018 decidieron fundar la la Asociación Yo Cuido, que busca visibilizar a las cuidadoras de familiares con grados de dependencia como sujetas de derechos y mejorar su calidad de vida.
Esta reivindicación por las labores de cuidado se encuentra como eje central de su candidatura a la Convención Constitucional como independiente (en cupo de Convergencia Social) por la lista Apruebo Dignidad por el distrito 6.
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Una lucha personal que se hizo colectiva
Mariela relata que, tras el nacimiento de Amelia, “empecé a tocar puertas, a preguntar si existía algún tipo de apoyo social para ella y para mí, a preguntar qué podía hacer al respecto y lamentablemente no había nada“. La razón principal era que posee un título universitario, lo que la dejaba fuera de todos los beneficios, ya que consideran el Registro Social de Hogares.
“Ahí yo me empecé a meter con las leyes, empecé a averiguar, entendí que el subsidio por discapacidad mental tenía requisitos de situación económica de la familia, ni siquiera es un derecho. Llegué a la ley de dependencia de España, que habla de las cuidadoras y cuidadores, de esta figura que es algo impuesto, algo que no se habla”, relata.
La docente critica que “está súper normalizado que la mujer se haga cargo de los niños, de los enfermos, de las personas con discapacidad que requieren apoyo de terceros”, pero que no hay ningún tipo de apoyo para estas labores. Por eso, al mismo tiempo que cuidaba su hija, elaboró un programa con aspectos en que se sentía vulnerada y propuestas que presentó a un concejal de la comuna.
Desde entonces empezó un recorrido que ha incluido encuentros con organizaciones y personas afectadas, la fundación de una agrupación y el trabajo con el equipo de los diputados de la región Carolina Marzán (PPD) y Diego Ibáñez (CS).
La idea es relevar temáticas como la flexibilidad laboral, educación inclusiva, la posibilidad de emprendimiento y salud mental. “Una lucha individual se transformó en una lucha colectiva, eso es lo que nos dio la fuerza al fin y al cabo”, cuenta.
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Un tema del que nadie se ha hecho cargo
La activista cuenta que dos proyectos de acuerdo que han impulsado han sido aprobados en el Congreso -que piden al presidente por mayor apoyo para los cuidadores- y que también se logró la aprobación en general de la modificación a la Ley 20.422 en la Cámara de Diputadas y Diputados.
“Esta última llegó a la Comisión de Salud de la Cámara y ahí está durmiendo, por unos puntos de presupuesto. Ahí nos volvemos a topar con la institucionalidad y ahí nos quedamos“, explica.
Por eso, dice sobre el paso hacia el proceso constituyente que “ha ido todo de la mano, al habernos empezado al tiro a vincular con el tema de las leyes, modificaciones y todo eso. Nos mostró también cómo funcionaba el sistema, como simple ciudadana que las cosas no estaban funcionando. Pero por otro lado, cuando llegamos ya a vernos enfrentadas con la institucionalidad de otra forma, tampoco funcionaba. Entonces, ¿qué hacemos? Ni como individuo ni de forma colectiva nos están escuchando“.
Su demanda, dice, “no es solamente un tema político, también es cultural, de educación, es un cambio de paradigma, es una forma nueva de relacionarnos. Es ver al cuidado como la base de la sociedad, que lo dejemos de normalizar, que sea realmente reconocido como un trabajo, donde hayan condiciones dignas para estas mujeres u hombres que se han tenido que hacer cargo producto de la nula existencia de oportunidades externas. Hemos puesto un tema que existe desde siempre y que nadie se ha hecho cargo”.
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“Necesitamos que el Estado nos cuide”
La candidata relata que “desde la sociedad civil nosotros hemos estado desde el día uno luchando para darle más poder a la gente porque nosotras lo hemos visto, todas las trabas, entonces, ¿cómo podemos hacer que este régimen, que es hiperpresidencialista a full, logramos que sea una verdadera democracia?”.
Por eso, su candidatura incluye propuestas como plebiscitos revocatorios y vinculantes e iniciativas populares de ley. “También fortalecer el rol solidario del Estado, no puede ser que sigamos dejando los derechos sociales a merced del mercado, eso es algo que también tiene que cambiar, es algo primordial en esta nueva Constitución”, dice.
“Yo soy profesora, entonces he visto cómo es el tema del mercado en los colegios y escuelas, la cantidad de tomas en terrenos que hay acá en Villa Alemana, el tema de las pensiones que hace muchos años que la gente está diciendo que son indignas para nuestros adultos mayores”, señala.
“Algo que también ocurre acá en la región es el tema del agua, no puede ser que las plantaciones de palto tengan más derechos sobre el uso del agua que las personas. Nuestra gran consigna es pasar de un Estado subsidiario a un Estado que realmente nos cuide a todos, que es lo que no ha ocurrido”, agrega.
Finalmente, asegura que “al mercado no le importamos y por eso necesitamos que el Estado nos cuide”.
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