El candidato por el D21 afirma que el centro del proceso constituyente "tiene que ser el cambiar el rol del Estado subsidiario a un Estado social de derechos". Por otra parte, considera en que el asesinato de Jaime Guzmán fue un error político, pero cree que es el responsable "de todas las injusticias y abusos" en el país.
De 63 años, Vasili Carrillo es originario de Lota, sus dos padres fueron militantes del Partido Comunista, su padre fue un dirigente sindical y el primer gerente de Enacar -víctima de la dictadura-, por lo que su historia está marcada por la trayectoria política.
“Desde muy niño viví al calor de un hogar comprometido con las luchas sociales y políticas, ingresé a militar a las Juventudes Comunistas a los 13 años, a los 16 fui detenido, torturado, por el hecho de ser hijo de Isidoro Carrillo, a los 17 años me fui al exilio a la RDA, después a Cuba donde me formé y estudié, me fui en el ’79 a los 22 años junto con un grupo de cerca de 80 jóvenes a la guerrilla de Nicaragua a luchar contra la dictadura de Somoza”, relata.
“En el ’85 regresé a Chile clandestinamente, me incorporé como militante con distintas responsabilidades del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), en el ’86 fui detenido, torturado y encarcelado por cerca de 5 años, saliendo en libertad el año ’91 y, posteriormente, asumí distintas responsabilidades en el ámbito político y social, militando en el PC hasta 1987 y en en el FPMR hasta 1992″, agrega.
A pesar de que ya no tiene militancia, Carrillo se define como “un hombre con una identidad política definida de izquierda”. En 2012 fue elegido como concejal por su ciudad natal, se desempeñó en el cargo por un período, y es desde esa perspectiva que ahora compite por un cupo en la Convención Constitucional por el distrito 21 (Región del Bío Bío) como independiente por la Lista Apruebo Dignidad.
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Cambiar el Estado subsidiario por uno social
El ex frentista, quien compite en representación de la Coordinadora Nahuelbuta Bío Bío Constituyente, explica que desde su mirada “sin duda lo mas crítico de la Constitución actual es el tipo de Estado que tenemos, un Estado subsidiario, que evade las responsabilidades que tiene con nuestro pueblo, y a partir de ese punto de vista es el sustento legal e institucional de un modelo que ha hecho que hoy día ya no resista más”.
En ese sentido, el candidato expresa que el centro del proceso constituyente “tiene que ser el cambiar el rol del Estado subsidiario a un Estado social de derechos, en donde los derechos de nuestra sociedad no estén puestos al azar de lo que determinen los grandes poderes económicos, como ha sido durante todos estos años”.
Además, agrega que “estas son ideas fuerza que no las hemos descubierto nosotros, sino que las viene poniendo la sociedad chilena a través de muchos años, de décadas. En 1980, con el PC levantamos la exigencia de terminar con la Constitución del ’80, el 2006 los estudiantes a través de la movilización de los pingüinos, el 2011 nuevamente los estudiantes, el movimiento No+AFP, las mujeres, nuestros pueblos originarios. Entonces hoy día más que nosotros inventar algo, estamos recogiendo esos sentimientos que tienen que construirse en su profundidad”.
Su propuesta también considera un régimen semi presidencialista y un Congreso Unicameral, la restitución de la soberanía sobre las riquezas naturales, la defensa del medio ambiente y una nueva doctrina de seguridad nacional.
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Frentista
Carillo cuenta que “yo al margen de no militar en ningún partido hace más de 30 años, atesoro con mucho orgullo mi pasado, no reniego de ello y asumo las distintas responsabilidades que tuve como militante, asumo en términos morales y políticos todas las responsabilidades porque, insisto, los que han dicho que la dictadura terminó gracias a un lápiz y un papel están totalmente equivocados, la dictadura terminó por el pueblo movilizado. El FPMR colaboró y fue un actor importante en la lucha contra la dictadura”.
Sobre su rol en la agrupación, relata que fue acusado de haber participado en el atentado contra Augusto Pinochet y de recibir armamento en Carrizal Bajo, “pero nunca se me pudo comprobar, por lo tanto, fui condenado por dos delitos: uno fue pertenecer pertenecer al FPMR y, el otro, traslado y almacenamiento de armamento”.
Recibió dos sentencias, de 3 años y 541 días, y cuenta que “lo he dicho en reiteradas ocasiones como anécdota. El ministro, cuando me comunicó la sentencia, me dijo textualmente: ‘Señor Carrillo, no lo voy a condenar a pena aflictiva para que usted alguna vez sea diputado de la República‘”.
A comienzos de marzo, la UDI presentó una reclamación para que el Servel impugnara y retirara la candidatura de Carrillo, aludiendo precisamente a sus condenas por la justicia, sin embargo, fue rechazada por el organismo, que consideró que sí cumple con los requisitos legales.
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“La UDI carecía de todos los fundamentos legales en la presentación de la impugnación a mi candidatura y, además, carece de autoridad moral para cuestionar mi pasado cuando ellos fueron parte de una dictadura que cometió atroces crímenes de lesa humanidad, cuando son parte de un gobierno que hoy día está acusado por organismos internacionales de graves y sistemáticas violaciones a los DD.HH en estos últimos dos años”, dice él.
Con respecto a cómo ve en perspectiva el rol del FPMR, considera que “el aporte fue a una lucha que además está consagrada en la Declaración Universal de los DD.HH de la ONU, está fundamentado también en la doctrina social de la Iglesia cuando dice que los pueblos tienen derecho a rebelarse ante las tiranías y las dictaduras, y eso fue lo que nosotros asumimos con mucha responsabilidad, con mucha consecuencia, y que significó que jóvenes de esa época entregaran su vida”.
“Yo creo que nosotros estuvimos del lado de nuestro pueblo, a nosotros nadie nos puede acusar de que torturamos, hicimos desaparecer a nadie, nosotros luchamos contra una dictadura atroz. No podíamos seguir colocando la otra mejilla, que nos siguieran golpeando y, en ese contexto, nosotros jugamos un papel de estar al lado del pueblo en esa lucha. Fue un aporte en la lucha de la defensa de los DD.HH“, evalúa.
Asesinato de Jaime Guzmán fue un error político
Esta semana, el ex frentista Mauricio Hernández Norambuena, conocido como el comandante Ramiro, generó controversia al acceder a una entrevista desde su encierro en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), donde afirmó que el asesinato de Jaime Guzmán “fue un error político, pero fue una operación ética”.
“Yo fui categórico en ese momento, yo era vocero del FPMR y lo planteé públicamente en esa fecha, yo consideré que fue un error político en términos de esa acción“, coincide él.
Sin embargo, añade que “tengo que devolver la pregunta: ¿cuál es la responsabilidad que asumen personajes como Andrés Allamand o Joaquín Lavín, como Andrés Chadwick, que fueron parte de la dictadura, sobre su responsabilidad política e intelectual que tienen por todos los crímenes que cometieron en la dictadura?”.
En ese sentido, evita hablar de si existe una dimensión ética en la operación ya que “sería inconsecuente ponerme a cuestionar algo en términos de que yo en lo personal compartí en la lucha contra la dictadura, como fue el uso de las armas en función de terminarla“.
“Sí en su momento dijimos que fue un error, pero tampoco voy a estar por santificar a Jaime Guzmán, no era ningún santo tampoco. Es el responsable incluso hoy día -porque él en una de sus declaraciones dijo que esta Constitución tenía que fundamentarse sobre la base de que gobierne quien gobierne, no pudiera cambiarla en ningún momento- de todas las injusticias y abusos que se cometen contra nuestros pueblos a partir de este modelo económico que tiene nuestro país, y a partir de la institucionalidad que la sostiene, que es la Constitución “, afirma.
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Finalmente, considera que Hernández Norambuena es un prisionero político y que “hay que buscar un mecanismo para que sea puesto en libertad”, ya que “aquí hay dos posibilidades: cometes hechos o acciones en función de incrementar tus riquezas o tus bienes y satisfacer las necesidades personales, o realizas eso en función de objetivos políticos y sociales”.
“Ramiro no es un delincuente, Ramiro es un hombre que, podemos estar de acuerdo con él o no, pero todo su accionar ha sido consecuente con lo que él ha pensado políticamente en función de construir un Chile distinto, un Chile mejor, indudablemente es un preso político. A los presos mapuche también se les considera terroristas, también a los jóvenes que están encarcelados hace más de un año por movilizarse mientras el carabinero que asesinó al artista callejero en Panguipulli está en libertad”, cierra.