La nueva edición de Fibra PODCAST tuvo de invitado a Young Cister (Esteban Cisternas), quien habló sobre su comuna natal Quilicura, sus inicios en la música, en el género urbano, y también sobre cómo se han ido formando las redes entre los nuevos exponentes de la música chilena. En ese sentido, el artista reveló cómo retomaron su relación con Polimá luego de un par de años en que estuvieron distanciados.
Young Cister nació en Conchalí y allí vivió hasta los 5 años. Luego se mudó a su actual comuna que lo ha visto crecer como artista, donde aún se junta con sus amigos de la cuadra y va a comprar el pan para la once.
Quizás no es sencillo adivinar cómo se inició Esteban en la música, ya que se crió frecuentando la iglesia, lugar donde tuvo sus primeros acercamientos a los instrumentos y donde a los 4 años aprendió a tocar batería y a cantar. Sin embargo, no fue hasta los 14 años que empezó a componer sus primeras canciones, las cuales grababa con el celular de su hermano y cantaba encima.
Estas primeras composiciones fueron cumbias, género musical que no tuvo esa única aparición en la trayectoria del artista, ya que con sus amigos de enfrente tenía una banda de cumbia junto a “el Nico y el Seba, siempre les gustó los instrumentos, el piano yo, ellos guitarra y otro la mesa, de todo un poco, siempre he sido muy variado”, contó entre risas en Fibra PODCAST.
Ahora bien, el género urbano en el que hoy se desenvuelve sin problemas al comienzo le fue esquivo: “siempre intenté hacer reggaeton pero no se me daba, el 2016 yo hacia trap, en 2015 intentaba imitarlo, no salía igual, pero me gustaba mucho. En ese entonces probé y grabé muchas canciones que nunca salieron, o salían y se filtraban por soundcloud, unas plataformas más undergrounds. Ahí empezó a nacer en mí, y yo dije ya vamos a hacerlo. Ahora me gusta, se me hace fácil y me acomoda, disfruto hacerlo”.
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Redes en el género
El artista cuenta que comenzó con Pablo Chill-e, Ceaese, Dref, Poli y otros artistas underground, rememora que hicieron “fiestas chiquitas de 20 personas, 50 y de ahí fue dándose de a poquito”.
En ese entonces conoció a Polimá Westcoast y recordó que “nos conocimos en un momento difícil de él y yo, eso nos hizo unirnos mucho, estar juntos todos los días tirándonos para arriba a los dos. Y claro los hemos contado en muchas entrevistas, lo que pasamos, ver lo que vivimos y ahora el avance, es como una película, es raro pero bacán, de un año para otro fue un cambio: viajar, conocer otros lugares”.
Sin embargo, aquella amistad tan estimada por sus fanáticos no ha estado libre de polvo y paja, ya que estuvieron un par años peleados, sobre eso comentó: “había gente que nos escribía todos los días durante los últimos 2 años, y dijimos vamos a hablar. Hablamos, lloramos, abrazamos, botamos todo lo que teníamos y ahí esta mi hermano (Polimá) ahora”.
En cuanto a cómo ve al género urbano chileno actualmente, tiene mucho que decir, ya que al comienzo él vivió en carne propia como “era un género muy juzgado, por hablar tanto del materialismo y del dinero”.
Esteban siente que lo que caracteriza a la música urbana chilena son las letras, ya que “en lo que se expresan, tienen su lenguaje que es chileno. Los puertorriqueños están conociendo palabras chilenas, yo creo que hay una esencia no solo del mundo chileno, sino latino: las oportunidades, Latam se sabe que es un continente que no tiene muy buena situación económica, la cultura es muy baja. No hay estímulo que te ayude a a salir, hay mucho barrio, delincuencia. Siento que de ahí viene la esencia, gente que viene de abajo y pudo salir de ese hoyo. Ahora ayudan a su gente, están cantando lo que viven, lo que ven, su realidad”, explicó el artista.
De hecho con base en lo mismo, Cister cree que en cuanto a aquellas letras de trap sobre violencia y delincuencia, quienes deben proteger a los niños, son sus propios padres para “que no escuchen cierta música con mensajes fuertes, no culparía al artista, pero es que esa música esta en todos lados. No lo podemos esconder, la droga, la violencia, están a la vuelta de la esquina”.
Sin embargo, por esa misma conciencia y ganas de protección a la infancia, es que “hoy en día descubrí que no era algo que me identificara al 100% ese mundo, el trap es droga, armas, calle, es callejero y yo no soy eso, no soy gángster, yo nunca he pescao’ una pistola no me interesa tampoco. Por eso ha habido un cambio en mi carrera, ser fiel a lo que siento, lo que soy, pero no descarto a volver hacer un trap”, comentó.