En esta temporada se integra al juego de tronos un exótico galán sureño llamado Oberyn Martell que -y esto es lo importante- es interpretado por el chileno Pedro Pascal. Aunque duró poco en la historia, alcanza a robarse los corazones de toda la audiencia fundamentalmente porque saca de apuros a Tyrion Lannister y es sabido que cualquier amigo de Tyrion es nuestro amigo. En el norte, Jon la ve negra repeliendo el ataque de los salvajes.
Joffrey Baratheon es asesinado con veneno en plena boda con Margaery Tyrell, siendo el principal sospechoso -por supuesto- Tyrion Lannister, quien es detenido por orden de Cersei. Sansa aprovecha el caos para escapar con ayuda de Meñique y juntos viajan a Nido de Águilas a reunirse con la hermana de la difunta Catelyn. En un arrebato de celos, la tía intenta asesinar a Sansa, pero Meñique interviene y empuja a la mujer desde el precipicio.
Tyrion es sometido a un juicio por combate y elige como campeón a Oberyn Martell, un sureño que estaba de visita en la capital por la boda del rey. Oberyn acepta defender a Tyrion, como una forma de hacer pagar a Tywin por dar la orden de asesinar a su hermana hace muchos años. El memorable combate es dominado hasta el final por Oberyn, pero por un torpe descuido en los descuentos es derrotado de una forma extremadamente violenta incluso para Game of Thrones.
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Tyrion finalmente es liberado por su hermano Jaime, y antes de asumir el exilio, visita la habitación de su padre y lo asesina por sentenciarlo a muerte por un crimen que no cometió.
Tras la muerte de su madre y su hermano Robb en la “Boda Roja”, Arya Stark se aferra a Sandor “El Perro” Clegane, hasta que se cruzan con Brienne de Tarth, quien ataca a Sandor dejándolo agonizante, momento en que Arya aprovecha de escapar.
En el Muro, la Guardia de la Noche enfrenta un ataque de los salvajes, que logran repeler gracias a la oportuna intervención del ejército de Stannis Baratheon en una de las batallas más cinematográficas de la serie que -entre otras cosas- pone término de forma trágica al idilio de Jon Snow con Ygritte. ¿No estaba claro que en Game of Thrones el amor jamás triunfa?
Daenerys Targaryen, ahora con tres dragones y un ejército de 8 mil inmaculados, se dirige a Meereen, libera a los esclavos y decide quedarse en la ciudad para aprender a gobernar.
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La hermana de Theon Greyjoy emprende una misión al norte para liberar a su hermano, pero Theon se rehúsa a escapar. Con ayuda de Greyjoy, Ramsay consigue reconquistar Foso Cailin, un bastión vital para el control del Norte y como recompensa, el padre de Ramsey lo reconoce como hijo legítimo.
Mas allá de muro, Bran Stark, acompañado por Hodor y los hermanos Reed, sigue con su viaje al encuentro del Cuervo de Tres Ojos.
Los caminantes blancos siguen avanzando y aún nadie toma cartas en el asunto.
3 momentos más importantes
Boda Púrpura: Como diría Delfín hasta el Fin, no sabemos quién lo hizo ni por qué lo hizo (pero ciertamente lo disfrutamos). En plena boda con la princesa Tyrell, el sádico rey Joffrey es envenenado, permitiendo que por fin Sansa se libere del yugo de los Lannister y parta al encuentro de su tía (que solo le traerá más problemas, pero por el momento disfrutemos este fugaz vendetta).
Muerte de Oberyn: Está la ejecución de Ned Stark, la Boda Roja y la muerte de Oberyn Martell. Difícilmente la serie logre superar en emoción e impacto a cualquiera de esos tres momentos. El combate entre la Víbora Roja y la Montaña está tan bien escrita y tan bien actuada, que logra hacernos creer hasta el último segundo que el chileno va a ganar. El resultado ya lo conocemos: jugamos como nunca, perdimos como siempre.
Batalla en el Muro: “You know nothing, Jon Snow”. Ygritte aprovecha hasta su último aliento para recordar al pobre Juan Nieves algo que en esta última temporada parece cobrar más sentido que nunca: no sabe nada. No sabe ni cuál es su verdadera identidad. Un desenlace demoledor para una de las pocas historias románticas que ofrece este cruel universo. El mejor fan service de todos es que los actores se casaron en la vida real, pero esa ya es otra historia.