“¡A la Catedral!”: La primera marcha por el aborto libre que irrumpió en plena misa oficiada por Ezzati
Por CNN Chile
07.12.2019 / 23:00
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El 25 de julio de 2013, un grupo de feministas irrumpió en la Catedral de Santiago y ocupó el lugar durantes unos 20 minutos hasta que ingresó Carabineros. La iglesia quedó cerrada varios días por "blasfemia" y, producto de esa protesta, se le agregaron cercas que siguen hasta hoy.
El 25 de julio de 2013 se llevó a cabo la primera manifestación por el aborto libre desde el retorno de la democracia. Con el lema “aborto gratuito, seguro y legal”, y pese a no estar autorizada, cerca de 10 mil personas se encontraron en Plaza Italia bajo una estricta vigilancia policial.
Pese a que lograron que se habilitara la calzada norte de la Alameda para que circularan, el punto de cierre de la marcha no quedó definido. Cuando las manifestantes llegaron a la altura de Paseo Ahumada, un cerco policial de Fuerzas Especiales impidió su paso hasta La Moneda.
“Al ver que la marcha no se disolvía y que la gente no se movía, las mujeres que encabezaban la movilización doblaron por Paseo Ahumada y caminaron hacia Plaza de Armas”, explicó la vocera de la convocatoria Julia Rojas a un reportaje de El Desconcierto que recuerda lo que fue la primera marcha masiva pro aborto.
“¡A la Catedral, a la Catedral!”, comenzaron a gritar los participantes. En seguida, empezaron a enfilar en dirección norte.
Las activistas llegaron hasta el kilómetro 0 de la capital. En ese momento, en la Catedral se celebraba una misa a San Santiago, patrón de la ciudad, oficiada por el arzobispo Ricardo Ezzati -hoy profundamente cuestionado por los abusos sexuales en la Iglesia Católica- y con la alcaldesa Carolina Tohá presente en el lugar.
De manera espontánea, 300 personas entraron en el templo, lo que sumado a los 200 fieles que estaban dentro provocaron no sólo que la iglesia se desbordara, sino que se llevaran a cabo acaloradas discusiones y encontrones entre religiosos y feministas.
Tras los desmanes, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, anunció el cierre del templo por 5 días. El episodio también fue condenado por el presidente, Sebastián Piñera, quien sentenció que el gobierno aplicará “todo el rigor de la ley”.
La ocupación duró unos 20 minutos hasta que ingresó Carabineros y dispersó a la gente. Hubo algunos rayados en los muros, un confesionario caído y la iglesia quedó cerrada por varios días “por blasfemia”, además de agregarle cercas que siguen hasta el día de hoy. Fuera de eso, fue una protesta pacífica.