Mónica Rincón y paridad: “La norma más importante no podía escribirse sin que la voz de las mujeres tuviera igual peso”

Por Mónica Rincón

04.03.2020 / 21:36

"La democracia tiene que dejar de ser un club de amigotes donde hombres tienen el poder para dejar que algunas, siempre menos que ellos, puedan participar", comentó la conductora de Marca Registrada.


La norma más importante de todas, la Constitución, no podía volver a escribirse sin una voz femenina de igual peso que la de los hombres. Y hoy sabemos que, si los chilenos deciden que quieren una nueva Carta Magna, eso será así, porque el Parlamento aprobó la paridad de resultado garantizado.

Estuvieron los votos de la oposición y 15 de RN, más un disidente de Evópoli, en la Cámara Baja. Y en el Senado, desde el oficialismo dieron su respaldo Carmen Gloria Aravena y los senadores Castro, Ossandón y Prohens.

A diferencia de lo que ocurría antes, hace un par de meses, hoy todos los parlamentarios dijeron apoyar la paridad, pero que discrepaban en el mecanismo para concretarla. Pero también hay que ser claros, varias de las propuestas alternativas a la que hoy se aprobó, no garantizaban de verdad la paridad o tenían otros problemas, como darle mucho poder a los partidos o generar malos incentivos a la hora de elegir a las candidatas.

En lo concreto la única fórmula que sí había logrado suficiente apoyo, fue la que hoy se votó; las otras no tenían piso.

Lee también: ¿Es la sororidad una utopía? Chilenas analizan si un pacto de solidaridad entre mujeres es posible

Hay quienes aún están en contra o no les parece tan relevante la paridad de resultados e insisten en que basta con igual número de candidatos y candidatas (cosa a la que también se oponían en el pasado). Baste decirles que en la última elección hubo 100 candidatas fantasmas que no hicieron ni siquiera campaña.

Para los que insisten en que ellas no necesitan más que su talento, recordarles que el 40% de las aspirantes no recibieron ni un peso de sus partidos, a diferencia de sus compañeros, que además fueron mejor ubicados en las listas, lo que incrementó sus posibilidades.

Aquí el problema no es la subrepresentación de las mujeres, es más bien la sobre representación de los hombres; que ellos se ganen en igualdad de oportunidades sus cupos y no subsidiados por un sistema y cultura que los favorece.

Porque la democracia tiene que dejar de ser un club de amigotes donde hombres tienen el poder para dejar que algunas, siempre menos que ellos, puedan participar.