Rincón y coronavirus: “Hoy los organismos internacionales, de los que algunos reniegan, se vuelven trascendentales”
Por Mónica Rincón
16.03.2020 / 19:53
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"A nivel global o nos coordinamos, o el fracaso será rotundo. O los líderes están a la altura o lo pagaremos en muchísimas vidas", comentó la conductora de Marca Registrada.
Podemos mirar para afuera y ver líderes de varios países con ejemplos claros todo lo que no debemos hacer. Desconociendo todos los avances científicos que permiten afrontar estas epidemias, Donald Trump partió minimizando el coronavirus y diciendo que era una invención de los demócratas para, ahora, pasar a ser denunciado por un diario alemán de, supuestamente, querer acaparar una vacuna que se intenta desarrollar en ese país.
Jair Bolsonaro, en la línea del negacionismo, sigue dando abrazos y besos y califica de histéricas las medidas de distanciamiento. Peor aún Ortega, quien en Nicaragua organizó una marcha para “luchar contra el coronavirus” al que él y su esposa dicen que se le combate con amor. O López Obrador en México que insiste en que no hay riesgo de andarse abrazando y le da la mano a quienes asisten a los actos.
Todos desconociendo la voz de los científicos o actuando como si lo que pasara en un país no afectara a otros. Sin entender que en la época de la globalización más que nunca somos una sola comunidad.
En estas crisis es cuando los líderes muestran de qué están hechos. Actuar tarde y mal, a veces es casi lo mismo que no actuar en una emergencia sanitaria.
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Pero también es cuando el multilateralismo revela su valor. ¿Cuántas veces antes de una emergencia sanitaria comprendemos el rol de la ONU, o de la OMS, o de varios organismos internacionales?
No basta con decir que al interior de cada país debemos trabajar juntos para combatir el coronavirus. A nivel global o nos coordinamos, o el fracaso será rotundo. O los líderes están a la altura o lo pagaremos en muchísimas vidas.
No acaparar, jerarquizar, concientizar, son verbos que deben convertirse en universales. Para además, no basta con los gobernantes y los aparatos estatales. Son importantes, pero no suficientes. Es ahí cuando los organismos internacionales deben probarse.
Hoy es cuando esos organismos, de los que algunos reniegan en tiempos calmos y sostiene que tenemos que salirnos de ellos, se vuelven trascendentales.