Mónica Rincón y nominaciones a la Corte Suprema: “El cuoteo sigue en pie, nunca se ha ido y por ahora no se irá”

Por Mónica Rincón

18.07.2019 / 20:51

"Chile, país de eufemismos. En eso somos campeones en las palabras y en los hechos. Ni cabildeos, ni acuerdos institucionales: el cuoteo sigue en pie", comentó la conductora de Marca Registrada.


La Araucana, Poemas y antipoemas, tanto libro que se ha escrito en Chile. Pero hay uno que, por extraño error, no se forjó en estas tierras: El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Novela en la que un personaje, destacando la capacidad de adaptación de los sicilianos, decía: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”.

En eso sí que somos expertos los chilenos. Lo último que nos lo recuerda es la nominación de María Angélica Repetto a la Corte Suprema. El Gobierno, tras la fallida postulación de Dobra Lusic, rápidamente anunció a Repetto. Juró y rejuró que se acababan las negociaciones (cabildeos).

Rebelión opositora: que se pasaba por encima el rol institucional del Senado. Como si eso fuera lo que les preocupara y no que se incumpliera el acuerdo tácito desde el retorno a la democracia de nombrar el juez de la sensibilidad que corresponda a uno de los dos grandes bloques para conservar los equilibrios en la Corte Suprema.

Sin tener los votos, era evidentemente imposible que La Moneda pudiera, más allá de una vez, cambiar esta arraigada práctica de uno para ti, uno para mí.

El ministro de Justicia puso marcha atrás y se comprometió a que a futuro se seguirá negociando. Perdón, se volverá a hacer “acuerdos institucionales”, pero se pondrá fin al “cabildeo”, entendido como reuniones secretas.

¿Cambió algo? Sólo en apariencia. Como el Gatopardo, todo sigue igual. La Corte Suprema seguirá siendo representativa de los dos bloques que tienen peso en el Senado. ¿Es eso malo? A lo menos lo es si impide que alguien con méritos llegue a la Suprema. Y es malo porque representatividad no es sinónimo de los dos bloques que están con peso en la Cámara Alta.

Chile, país de extremos climáticos. Chile, país solidario. Chile, país serio. Chile, país de eufemismos. En eso somos campeones, en las palabras y en los hechos.

Ni cabildeos, ni acuerdos institucionales: el cuoteo sigue en pie. Nunca se ha ido y por ahora, al menos de la Corte Suprema, no se irá.

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