CM detrás de Contralorito explica su renuncia: “Se vuelve agobiante leer comentarios agresivos, se tornaban personales”
Por más de tres años manejó las cuentas en redes sociales de Contraloría y este martes presentó su renuncia debido al desgaste de su rol. En conversación con CNN Chile, César Leiva dijo que comenzó a ser víctima de hostigamiento y amenazas por parte de grupos coordinados.
César Leiva es el publicista que se desempeñó más de tres años como community manager (CM) de Contraloría mediante el conocido personaje de “Contralorito”. Pero recientemente dio a conocer su renuncia al cargo y que, según indicó a CNN Chile, estaría relacionada a un desgaste por “ataques sistemáticos y hostigamientos”.
Señaló que su decisión se fundamenta por un desgaste natural en su trabajo y por estos ataques personales que se suman a “amenazas de grupos minoritarios, pero bien agresivos en redes sociales”, agregando que “después de un tiempo se vuelve un poco agobiante leer comentarios de ese tipo (agresivos)” y que “se tornaban personales”.
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El proyecto detrás de Contralorito
Leiva explicó que el proyecto con el que surgió este reconocido personaje, nació de la idea de “realizar una comunicación más ciudadana de la Contraloría” y que pese a tener detractores al comienzo, “fuimos conquistando a la mayoría de usuarios de redes sociales y le fue bastante bien”.
Sin embargo, “llega un punto en que se produce un antes y un después, y que tiene que ver principalmente con lo que sucede en el estallido social, donde aumentan exponencialmente las denuncias principalmente hacia Carabineros de Chile y eso se ve refleja en el trabajo de Contraloría”.
“Muchas personas empiezan a ver en eso un ataque personal a la institución, cosa que no tenía ninguna lógica, y lo que yo hacía era comunicar lo que estaba haciendo la institución en sus áreas fiscalizadoras”, explicó.
Mientras que un segundo quiebre, añadió el publicista, corresponde a cuando “el diputado Coloma pide vía oficio el nombre del encargado de redes sociales” de Contraloría. “Hasta ese momento yo había pasado relativamente piola“, una situación que cambió tras revelarse su nombre, surgiendo los ataques personales además de la filtración de sus redes sociales y su dirección.
De todos modos, Leiva enfatizó en que “la comunicación de la Contraloría para efectos formales siempre se ha mantenido de la misma manera (…) el tema acá es que el tono, estilo y lenguaje se adecúa estratégicamente para el uso de las redes sociales“.
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“Lo único que hacíamos nosotros era transformar este contenido que era duro en un contenido más dinámico, que fuera cercano sobre todo para los jóvenes que no tenían interés previamente en la Contraloría”, señaló. Algo que se vio reflejado en el aumento de denuncias ciudadanas ingresadas al ente fiscalizador.
Además, estableció que el rol de la Contraloría, de por sí “no es cómodo, por tanto va a generar molestia estemos o no en redes sociales. El tema es que cuando estamos en redes sociales amplificamos el mensaje de forma mucho más directa (…) y el hecho de que más personas visualizaran los errores que pudiesen cometer una u otra persona, o una u otra institución, obviamente puede ser incómodo y genera molestia. Pero en este caso lo que se hizo fue canalizar ese disgusto en la persona que estaba detrás“, sostuvo.
Bloqueo de cuentas
Una de las “soluciones” para evitar enfrentamientos de redes sociales es el bloqueo de las cuentas. Sin embargo, Leiva indicó que lo esencial en este caso es que “se vayan aislando esos discurso de odio y no necesariamente a través de restringir el uso de las redes sociales”.
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Además, según consideró, estableció que dichos grupos de odio son principalmente canalizados por seguidores de Kast, algo que califica como “no azaroso”. “Cuando una persona emana un discurso de odio, cuando apunta con el dedo a personas que no le parece de su pensamiento político y ataca a la persona de manera personificada, y sobre todo cuando son líderes de opinión, atrae a que más personas actúen de esa manera coordinada“, explicó.
“A ese tipo de líderes políticos hay que aislarlos en el sentido de limitarles el discurso de odio (…), evitar que se posicionen en el espectro de la opinión pública”, sentenció.