Eduardo Sepúlveda y el rol del periodismo en el Caso Audios: “Se ha podido destapar una densa maraña”
Por Eduardo Sepúlveda
09.09.2024 / 23:32
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El panelista de Tolerancia Cero destacó la labor de la prensa en la cobertura del denominado Caso Audios, pero también abordó los desafíos pendientes de los medios en la selección de las filtraciones para que no provoquen daños a personas inocentes.
El verbo filtrar significa hacer pasar algo por un filtro, o sea, hacer una selección, por ejemplo, para que una parte fluya y otra parte se estanque.
Una filtración es siempre intencionada.
El escándalo político-judicial que sacude hoy a la opinión pública está basado en filtraciones. Como sabemos, el Ministerio Público incautó el teléfono rojo de Luis Hermosilla (de ese color era su carcasa); transcribió todas sus conversaciones, y ahí partió la sucesión de filtraciones a la prensa.
Como en Chile tenemos un sistema de medios libre y diverso, todas esas filtraciones han podido publicarse sin restricciones. Y, en general, esto ha sido para bien.
Se ha podido destapar una densa maraña que tiene al propio Luis Hermosilla en la cárcel y al menos a un par de ministros de la Corte Suprema al borde de una acusación constitucional.
Pero en esto también hay riesgos. Ayer, Carlos Peña, quien es el vicepresidente de Ciper, el medio que más filtraciones ha publicado, escribió en El Mercurio que uno de los principales desafíos será discernir qué merece ser sabido y divulgado, y qué debe ser mantenido en la esfera protegida y lejos de los ojos y los oídos de los demás.
Abraham Santibáñez, premio nacional de periodismo, dijo el viernes en La Segunda, sobre el mismo asunto, que los periodistas nos enfrentamos al más grande desafío en mucho tiempo, porque debemos informar, pero al mismo tiempo respetar la dignidad de las personas.
Es cierto que las filtraciones son un ejercicio de “cherry picking”, es decir, de selección arbitraria. Lo clave, entonces, es que los periodistas tengamos conciencia de eso y seamos capaces de “filtrar las filtraciones”, pensando en el bien común y en la dignidad de las personas, e incluso dudando de nuestras fuentes.
Lo que diferencia a los medios de prensa profesionales de las redes sociales es que somos capaces de marcar esa diferencia y, en nuestra búsqueda de la verdad, no dañar a personas inocentes.