En entrevista con Hoy Es Noticia, el prelado se refirió al rol de las mujeres en la iglesia y explicó su criticada frase -"revolver un arroz recalentado no sirve de nada"- respecto a los abusos sexuales.
Junto a Alberto Lorenzelli, Carlos Irarrázaval es el nuevo obispo auxiliar de Santiago, nombrado por el Papa Francisco este miércoles.
La designación de Irarrázaval partió con una polémica. En entrevista con El Mercurio, comentó que frente al duro momento que está viviendo la Iglesia Católica, lo que hay que hacer es mirar hacia adelante, ya que “revolver un arroz recalentado no sirve de nada”.
Su comentario fue criticado por Juan Carlos Cruz, denunciante de Fernando Karadima, quien lo trató de “tontazo” en Twitter.
En entrevista con CNN Chile, el nuevo obispo auxiliar explicó su frase: “Quizás yo como cura me toca comer arroz recalentado más de la cuenta; es más rico el arroz recién hecho. El arroz recalentado ya está añejo, pero también se puede comer. Yo lo dije respecto de lo que pasa aquí en la Parroquia del Sagrado Corazón, ya que hace 10 años que se destapó la olla, gracias a Dios, y hay que darle gracias a las víctimas, que con valentía pudieron hablar y siguen hablando para ayudarnos a sacar adelante esto”.
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Según Irarrázaval, su metáfora del arroz recalentado “significa que tenemos que llegar al fondo. Quedarnos con lo mismo que ya conocemos, no hay nada nuevo. Lo que nosotros tenemos que hacer es llegar al fondo de la situación para solucionar el problema y tenemos que sacar moralejas de eso que hemos aprendido para mirar hacia adelante”.
“La idea es eso”, señaló, “miremos para adelante aprendiendo del pasado y cuidando a la pobres víctimas, a quienes también hay que ayudarles a sanar las heridas”.
Rol de la mujer en la iglesia
Consultado sobre el movimiento feminista y el rol de las mujeres en la Iglesia Católica, el religioso señaló que “las mujeres son la mitad del mundo, ustedes la llevan. Si vieras cuáles son las colaboradoras que me han ayudado aquí, sumando y restando son muchas más mujeres“.
Sin embargo, añadió que “otra cosa es que queramos hacer luchar al hombre, hacer un gallito, quién es más. Somos iguales y a la vez distintos, y cada uno, desde nuestra humanidad, tenemos que poner lo que conocemos y lo que queremos al servicio del otro, porque solos no podemos”.
Ante la pregunta de si le gustaría un rol más relevante en la iglesia para las mujeres, Irarrázaval respondió que a su juicio ellas ya lo tienen. “Quizás a ellas mismas les gusta estar en la trastienda, puede ser”, agregó. Y comentó que “entre todos tenemos que lograr que puedan hacer lo que quieran hacer. Obviamente, Jesucristo nos marcó ciertas pautas, y si queremos ser la iglesia de Jesucristo, tenemos que ser fieles a Jesucristo“.
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“La cultura judía es una cultura machista hasta hoy día. Si ves a un judío caminando por la calle, la mujer va 10 pasos atrás, pero Jesucristo rompe ese esquema, Jesucristo conversa con las mujeres, conversa con las mujeres adúlteras, con las samaritanas, Jesucristo deja que las mujeres lo cuiden. ¿A quién le pidió que anunciara la resurrección? A la Magdalena, una mujer”, relató el prelado.
Y concluyó: “Es cierto que en la última cena no había ninguna mujer sentada a la mesa y eso tenemos que respetarlo también. Jesucristo tomó opciones y no lo hizo ideológicamente”.