La académica de la Universidad Santo Tomás Jade Ortiz indicó en CNN Chile que, a raíz de la poca fortaleza en las conexiones, se podrían presentar diferentes problemas, como menor capacidad para enfrentar dificultades cotidianas, menor adaptación al estrés o la disminución del control del impulso.
Esta semana, el Gobierno de China anunció que limitará el uso de videojuegos en menores de 18 años en pos de frenar la creciente adicción a las pantallas que se ha vuelto un punto de preocupación dentro de la población asiática.
La psicóloga y académica de la Universidad Santo Tomás, Jade Ortiz, habló con Noticias Express de CNN Chile y apuntó a que el tema debería ser una preocupación del Estado, del Ministerio de Salud y también de Educación en el ámbito local.
En cuanto a la decisión estatal china, Ortiz apuntó a que es probable que las autoridades enfrenten un serio problema relacionado con la salud mental de los involucrados, pues advirtió que “vendrán todos los síntomas de abstinencia propios de cualquier tipo de adicción”.
“Esto va a tener consecuencias a mediano y largo plazo, porque la adicción a los juegos, en niños y adolescentes, significa una alteración neurológica, donde las funciones cognitivas superiores no alcanzan a hacer las conexiones para la autorregulación y para el manejo y control de impulso“, explicó la profesional.
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Ortiz añadió que el cerebro, sobre todo a temprana edad, cuando es “blando”, ya está preparado para hacer conexiones a través del sistema límbico, donde se genera la regulación de afecto y emoción. Según la especialista, esa área es la que está en riesgo con el abuso de videojuegos.
“Cuando tú entregas cualquier tipo de adicción, como alcohol, drogas, y en este caso se entiende —por algo el DSM 5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) lo coloca como un trastorno y como una adicción—, está impactando en las mismas zonas en que te impactaría el alcohol u otras drogas en el cerebro“, sentenció la psicóloga.
A raíz de la poca fortaleza en las conexiones que deberían desarrollarse con normalidad si no se abusa de videojuegos, se podrían presentar diferentes dificultades a mediano y largo plazo.
En específico, se traduciría en menor capacidad para enfrentar problemas cotidianos, menor adaptación y soporte del estrés, disminución del control del impulso, además de deterioro de las habilidades sociales, indicó Ortiz.
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La especialista señaló que, según estudios, “no deberían entregarse pantallas a los menores entre los 6 y 8 años”. En paralelo, aconsejó entregar a los niños la posibilidad de jugar, pero como un estímulo tras el desarrollo de otras actividades.
En el caso de los adolescentes, dijo, el uso de estas plataformas virtuales puede suponer “una tremenda oportunidad de socialización”, el problema recae cuando el uso excesivo significa, por ejemplo, el desvelarse toda la noche por preferir jugar.