Retorno gradual al trabajo presencial para empleados públicos, reapertura del comercio y posible regreso a las salas de clases son algunas de las medidas que la vicepresidenta de la Sochepi considera que no se deberían tomar en este momento.
A menos de dos meses de que se registrara en Chile el primer caso del nuevo coronavirus, las autoridades ya hablan del regreso al trabajo presencial de forma gradual para los trabajadores públicos, de la reapertura de los centros comerciales, incluso se está estudiando la forma en la que los niños podrían volver a clases.
Para conocer el impacto que estas medidas pudieran tener en la salud pública, Matilde Burgos conversó con María Paz Bertoglia, vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Epidemiología (Sochepi).
Lee también: La ciencia todavía no puede asegurar que la inmunidad esté garantizada luego de recuperarse de COVID-19
El viernes 17 de abril, la ministra del Trabajo, María José Zaldívar, informó que el presidente Sebastián Piñera instruyó a los secretarios de Estado que los funcionarios públicos retomen “paulatinamente” el trabajo presencial.
El domingo la Sochepi se pronunció sobre esta medida del Gobierno e hizo “un llamado a las autoridades a reconsiderar la medida de retorno a trabajo presencial, pues el riesgo a la salud pública que dicha estrategia conlleva es elevado y evitable”.
Al respecto, Bertoglia indicó que la preocupación del conglomerado de expertos se debe principalmente a que se está enviando un mensaje equivocado a la población. “De que los casos estarían controlados o que esta epidemia está en franco control y la verdad es que cuando nos vamos a las evidencias y revisamos cómo se está comportando esta epidemia en nuestro país (vemos que) no es así”, dijo.
La epidemióloga recordó que hay algunos indicadores que están subiendo en los últimos días, como la cantidad de infectados y la tasa de letalidad. Pero, lo más importante, es que no hay capacidad para hacer la trazabilidad de casos, alertó.
“Esto te hace pensar que hay una gran cantidad de casos que son de transmisión comunitaria, por lo tanto no es una epidemia que está bajo control en nuestro país”, agregó.
Por ello, la experta advierte que no es este el momento para ir normalizando las actividades. “Eso sería cuando vayamos avanzando un poco más y tengamos más herramientas y un sistema de salud con estrategias instaladas para hacerse cargo de esto“, dijo y agregó que hay aumento de casos en comunas donde hay mayor hacinamiento, por lo que esto pudiera generar muchos más contagios.
Adicionalmente, recordó que esta es una crisis sanitaria mundial y, por lo tanto, tenemos que atender las recomendaciones de organismos internacionales. “Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que hay ciertos criterios que deberían cumplirse sobre relajar las medidas de distanciamiento social“, añadió.
Entre estos criterios recomendados por la OMS, está el epidemiológico básico, que es el control de los contagios. “Es decir, que puedas trazar y hacer un nexo epidemiológico de los casos, por lo tanto, que no haya ya transmisión comunitaria“.
Bertoglia asegura que el retorno al trabajo presencial y la reapertura del comercio en este momento traerá como consecuencia el aumento de los casos y de la letalidad del virus. “A todas luces, epidemiológicamente hablando, esta es una mala medida. Nosotros desde las comunidades científicas y desde la academia, hacemos un llamado y nos unimos a este llamado a la autoridades para incorporarnos a la mesa también. No solo a la ciencia sino a la sociedad civil”.
Lee también: Se podrá mostrar con el celular: Así funcionará el carnet COVID para recuperados
En cuanto al carnet COVID-19 anunciado por el Gobierno, la vicepresidenta de la Sochepi también tiene sus reservas. “Esto es algo que también desde la OMS tienen reparos tanto técnicos como éticos de entregar un carnet así, porque no hay en este momento evidencia robustas de que no pueda haber una reinfección y tampoco están validadas las técnicas diagnósticas para poder indicar si un paciente ya no es infectante”.
Respecto al dilema ético que se plantean investigadores y organismos como la OMS sobre un comprobante de inmunidad similar al carnet COVID-19, Bertoglia explicó que estos incentivos pueden ser “perversos, en un contexto social y político complejo con grandes asimetrías de poder”.