El conductor de CNN Chile Radio sostuvo que “parece que los extremos del arco político están tan ensimismados en sus propios egos que lo que pase al resto del país vale callampa”.
A veces hay cosas que como que se repiten o tienen semejanza a situaciones pasadas.
Bastó que Daniel Jaude planteara que se debía retirar el proyecto para reformar las pensiones para suscitar una compulsión interna, no solamente en el gobierno, sino que en toda la coalición sobre cómo proceder. Ya se dijo que nada va a cambiar, por lo menos por parte del gobierno.
De todas las reformas pendientes desde hace casi dos décadas, la de pensiones es la más relevante por su simbolismo en la imposición del sistema de AFP durante la dictadura, por la importancia, la calidad de vida de nuestros más veteranos y todos los intentos frustrados para reformar ese sistema de pensiones.
Esta discusión planteada por un militante del Partido Comunista, teniendo el partido a otra militante como ministra del Trabajo y dirigiendo el proceso de reforma de pensiones, recordó otro episodio insólito en la misma lógica de fraccionamiento interno justo a minutos de que el país decidiera si aprobaba o no una nueva constitución.
El segundo intento constitucional después de una votación en contra de un primer borrador tuvo un quiebre en el Partido Republicano que era dominante en el segundo consejo constitucional a pocos días de ese plebiscito cuando un grupo de republicanos rompió con el partido y pidió votar rechazo a pesar de dirigir republicanos justamente ese segundo intento.
El resultado, nacimiento más tarde del Partido Social Cristiano, fracaso constitucional de Republicanos y proyecto de nueva constitución en categoría de pendiente hasta quién sabe cuándo.
Podría llamarse fuego amigo, pero fuego amigo lo que describe es una situación casual, no intencional, donde bombas caen por equivocación en propio territorio. Esto que vimos y volvemos a ver es racional, no fruto de condoros, una división intencionada por discrepancias sobre el fondo del tema de pensiones.
Como se ve, parece que los extremos del arco político están tan ensimismados en sus propios egos que lo que pase al resto del país vale callampa.
Los nuevos valores superan los $7.000 en algunos tramos clave, como el Troncal Quillota en la Ruta 60 CH. Un viaje ida y vuelta entre Santiago y Temuco ahora cuesta $27.300.
