Paulsen por los dichos de la ministra Tohá: “Cuando se trata de muertes violentas, deben verse desde la empatía”

Por Fernando Paulsen

23.09.2024 / 22:36

El conductor de Tolerancia Cero se refirió a los dichos de la titular de Interior sobre la comparación de los homicidios entre un fin de semana y Fiestas Patrias. "Cifras que, por definición, sean altas o bajas, en una democracia, se debieran catalogar siempre como una brutalidad inaceptable", subrayó.


Esta semana hubo una fuerte polémica por frases de la ministra del Interior, Carolina Tohá, comparando homicidios en dos momentos: durante la semana pasada y lo que es el estándar típico de un fin de semana. Señalando que los 25 homicidios desde el lunes pasado eran equivalentes a los asesinatos de cualquier fin de semana.

Cuando los números en dos o más momentos coinciden, hay una rápida tentación en considerarlo algo standard. Nada muy inusual.

Pero lo que tiene sentido si comparamos duelos clásicos del fútbol, o alzas y bajas en el mercado bursatil, en la realidad cotidiana -cuando se trata de asesinatos de personas- hay que entender que estamos hablando de algo que no tiene repuesto, la vida humana con nombre y apellido. Por lo que la asociación de números y porcentajes que calzan, cuando se trata de muertes violentas, deben verse desde la preocupación, la empatía y la tragedia, no solamente desde los porcentajes y las coincidencias de fecha.

Entiendo que la ministra no intentó relativizar la importancia de los crímenes, pero en ambientes muy nerviosos -y estos lo son- convendría revisar cómo se contará a la ciudadanía lo que pasa.

Las palabras pueden en ocasiones crear realidad. Y cuando su significado no es meridianamente claro, arriesga hacerse confuso, porque hay que salir más tarde a explicar las propias palabras. Lo que en ambientes tensos, y más aún si hablamos de personas irreemplazables, eso puede contribuir -incluso sin quererlo- a transmitir una imagen de normalidad, a partir de cifras de homicidios.

Cifras que, por definición, sean altas o bajas, en una democracia, se debieran catalogar siempre como una brutalidad inaceptable.