La socióloga y directora de Espacio Público analizó el presente nacional con la escalada de violencia y advirtió que se debe tener un control de armas, pero que aún no es tiempo de comparar nuestra realidad con la de países donde el narcotráfico es una potencia ya establecida.
El incremento de asaltos y balaceras con extrema violencia es un tema que tomó carácter de urgencia para el parlamento. Por tal razón, en estos momentos, la Cámara de Diputados y el Senado revisan la opción de aprobar una ley contra el crimen organizado.
En esa misma vía, este martes los diputados Sebastián Torrealba (RN) y Miguel Ángel Calisto (DC) analizaron las posibilidades de una pronta legislación en la materia. Siguiendo con el análisis, durante esta jornada fue Lucía Dammert, directora de Espacio Público, quien en conversación con CNN Chile entregó su análisis al respecto.
Dammert estableció de inmediato que hay varios aspectos, al menos unos cuatro, que se deben tomar en cuenta a la hora de examinar el aumento de la criminología en Chile.
“Hay una consolidación de mercados ilegales en el país, uno de ellos -y tal vez el principal- es el tema de las drogas. Es así que estos mercados buscan tener dominio territorial y quieren ‘proteger’ su negocio y eso lo hacen a través de las armas”, explicó la socióloga.
Con esta dinámica, apunta Dammert, se genera el ingreso masivo de armas de alto calibre, dejando de lado las antiguas “hechizas”, lo que aumento el poder de fuego de las bandas.
Lee también: Así es el proyecto contra el crimen organizado: Incluye infiltración en bandas y agentes encubiertos
Para la representante de Espacio Público, la internación de este armamento hay que investigarlo para definir cómo están ingresando a Chile. “O se están robando las armas que están legítimamente inscritas, o hay en el mundo de la legalidad del porte de armas algún tipo de problema, o están entrenado muchas armas ya sea por vía marítima o terrestre”.
Para la experta, la irrupción de la pandemia también ha repercutido en la delincuencia. “En el marco del COVID ha habido -así como en otros lados del mundo- una cierta desestabilización de los equilibrios que había en estos grupos criminales”.
Según observó Dammert, las razones de los cambios en las conductas criminales pueden ser variadas. “Quizás sea porque ha venido menos droga, o por un aumento en la cantidad de gente que está consumiendo, por el toque de queda y la limitación del ingreso desde otros países ha aumentado la presión”, sostuvo.
“Dejamos de ver las balaceras, con disparos al aire y mucho ruido de balas y empezamos a ver más bien disparos directos. Eso es lo que nos aflige a todos y nos preocupa”, afirmó.
Comparativa con carteles narco
Para la socióloga el hecho de llegar a comparar a Chile con los grandes carteles de droga, donde la violencia y los crímenes están a un nivel exponencial, es una posibilidad aún lejana.
“Estamos muy lejos de decir que somos México o Colombia. Creo que es imposible que lleguemos a esos niveles de criminalidad por un motivo principal: Colombia, junto a Perú- son los únicos productores de cocaína y, por ende, hay un poder de fuego y un mercado riquísimo, donde se distribuyen miles de millones de dólares”.
Lee también: Harboe por balaceras: “Quiero pedirle al presidente Piñera que se deje de excusas y se ponga a trabajar”
En cuanto a México, Dammert señala que la diferencia es que ese país está en el centro del camino hacia Estados Unidos, lugar donde, dijo, se consume el 80% o 90% de la cocaína en el mundo.
“Nosotros acá tenemos un problema distinto y lo podemos mencionar en dos áreas: tenemos un creciente número de personas que consume drogas de forma problemática, como cocaína, marihuana o drogas químicas. Entonces tenemos un mercado propio, lo que incentiva el desarrollo de estos grupos”, advirtió.
“Por otro lado, pareciera que también, como dice Naciones Unidas en sus últimos informes de drogas, somos un país por donde saldría droga hacia Europa, África y Asia. Eso te habla ya no sólo de mercados ilegales, sino que de enormes niveles de corrupción”, constató finalmente.