Minuto de confianza de Alfredo Joignant: “La desconfianza tóxica”
Por Alfredo Joignant
26.05.2024 / 23:32
{"multiple":false,"video":{"key":"cz7m7V24WIR","duration":"00:01:57","type":"video","download":""}}
El panelista de Tolerancia Cero analizó el estado del ecosistema político chileno tras los dichos del expresidenciable José Antonio Kast en España, en los que tildó a Boric de "travesti político": "Nada bueno puede salir de estas subjetividades, lo que afectará a este gobierno y al próximo", ex
Cada día se hace más patente, y tóxico, el mal de la desconfianza ya no con la política, sino entre políticos.
Este sentimiento nefasto se viene gestando desde hace tiempo, y es José Antonio Kast quien lo puso definitivamente en evidencia.
En una suerte de festival de la extrema derecha mundial en Madrid, organizado por Vox bajo el nombre EUROPA VIVA 24, José Antonio Kast se posicionó definitivamente en la derecha ultra.
Es en ese contexto que el líder del Partido Republicano calificó al Presidente Gabriel Boric como “un travesti político”, lo que marca una progresión hacia el infierno del lenguaje después de haberlo calificado semanas antes como “presidente woke”.
Más allá de los calificativos, lo que subyace a estos juicios es una profunda desconfianza con los giros que ha protagonizado el Presidente Boric, los que despiertan en la derecha en el mejor de los casos perplejidad, pero sobre todo animadversión y hostilidad.
El problema es inquietante ya que en todas las derechas prevalece, efectivamente, un profundo sentimiento de desconfianza que no tiene arreglo ni corrección.
Prueba de ello es el juicio, genuino, que fue emitido hace un par de días por el presidente del Partido Republicano Arturo Squella, quien declaró sobre el Presidente Boric: “la lógica de estar cambiando permanentemente su posición genera más ambigüedad, más incertidumbre, más inestabilidad, que repercute en los resultados que hemos estado teniendo como país”. Para decirlo en una sola frase: “no le creemos al Presidente”.
Esta desconfianza es un sentimiento muy extendido en las derechas, y no hay reparación posible. Efectivamente, el Presidente Boric ha cambiado en innumerables ocasiones de postura respecto de su conducta cuando era diputado. Y él mismo lo ha dicho: gobernar es otra cosa. Pero no hay caso: no es creíble.
Así las cosas, la desconfianza aumenta, y se transforma en un sentimiento recíproco entre izquierdas y derechas.
Nada bueno puede salir de estas subjetividades, lo que afectará a este gobierno y al próximo.