Alfredo Joignant y exposición de Fundación VEG por Ley de Pesca: “Eso querría decir que el primer asesino en serie de la humanidad sería Cristo”
Por CNN Chile
07.07.2024 / 23:30
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El panelista de Tolerancia Cero se refirió al tema debido a la indicación ingresada por el diputado Jorge Brito y el debate que ha generado.
Por estos días, los chilenos hemos asistido a un extraño episodio de discusión legislativa, en este caso, a propósito de una ley de tramitación compleja y en la que se juegan muchos intereses, como en la ley de pesca.
Como es bien sabido, la ley de pesca chilena adolece de graves problemas de legitimidad de origen, lo que se tradujo en la condena de un senador de derecha, Jaime Orpis, bajo el cargo de cohecho, lo que le costó pena de cárcel.
Es en el contexto de la discusión legislativa para reformar esta ley que irrumpió, en modo intempestivo, una indicación por parte de un diputado del Frente Amplio (Jorge Brito), para considerar a peces y moluscos como seres sintientes, dotados de sensaciones, memoria e intereses, y hasta de la capacidad de los peces para aprender a jugar fútbol.
Citemos la argumentación experta de quien fue invitada a exponer en la Comisión de Pesca, la directora general de la Fundación VEG, Ignacia Uribe: “La verdad es que los peces son más que números y toneladas… Cada uno de esos peces es un individuo con su personalidad, pensamientos, intereses y memoria, hay peces tímidos y atrevidos…, han aprendido a jugar fútbol, a hacer trucos y utilizar herramientas”.
Mi ánimo, ya cansado con tanta tontera, no es de festinar con un tema que, de ser bien planteado, merece ser seriamente considerado. La protección de la vida animal en sus dimensiones más subjetivas (“sintientes”, si se quiere) es un verdadero tema, pero que necesita ser abordado de modo tal que, más allá de lo que se diga en nombre de la ciencia, lo que resulta no puede ni debe ser grotesco. Pues bien, es lo grotesco lo que se impuso.
De ser cierto que la pesca indiscriminada, de arrastre o no, se lleve con ella biografías de peces e historias personales, es para el sentido común algo completamente absurdo. De ser cierto, eso querría decir que el primer asesino en serie de la humanidad sería Cristo, cuyo milagro de la multiplicación de los peces para un consumo inmisericorde sería prueba de su culpabilidad.