La reflexión de Paulsen ad portas de las elecciones: Las campañas se centran más en insultos que en propuestas

Por Fernando Paulsen

22.10.2024 / 17:03

Durante su minuto de confianza, el panelista de Tolerancia Cero reflexionó sobre el contenido de las campañas políticas, destacando cómo los políticos tienden a generar insultos en lugar de proponer ideas sustantivas.


En materia de debates y enfrentamientos políticos, el estándar clásico era hasta hace algún tiempo la contraposición de ideas, más que la diferencia de características físicas o mentales de los candidatos y candidatas.

Las argumentaciones hasta no hace mucho giraban en torno a diferencias en materia económica o sucesos internacionales, o cómo combatir fenómenos concretos como la delincuencia, la salud o la educación.

Eso está cambiando rápidamente, apuntando a las palabras. A calificar al adversario o adversaria directamente como incompetente por incapacidad mental, asociándole la edad a falencias seniles y la incompetencia ataras de género.

La competencia, por ejemplo, entre Kamala Harris y Donald Trump, especialmente por dichos repetitivos de este último, no parece un contraste de ideas, sino que un constante ninguneo de la persona de Harris sin titubeo, que sigue un padrón muy preciso, lo primero, etiquetar al rival. El vicepresidente Biden del anterior debate pasó a ser, a palabras de Trump, el dormilón Biden y de ahí pasó a ser el corrupto Biden cada vez que hay que referirse a él.

A Kamala Harris en esta elección no se le asocia a la corrupción, sino a la estupidez o a la incompatibilidad mental.

La vicepresidenta de Estados Unidos ha sido motejada desde “mentalmente incapacitada a abiertamente estúpida”, y cuando a Trump le reprocharon su trato a Harris, su respuesta fue acelerar aún más, solamente los tontos y la gente incapaz de pensar se pueden ofender por mis palabras, dijo.

Como la comunicación política, especialmente la estadounidense, se tiende a replicar en competencias de otros países, yo me imagino que las etiquetas y referencias a la incompetencia mental, la estupidez y apelativos como ella es tonta como una roca, espero que no, pero estar equivocado, pero no me extrañaría que llegaran pronto por acá.

Una eficiente, pero torcida forma de instalar ideas en el votante sobre un rival es abandonar la discusión de contenidos políticos y concentrarse en fijar insultos de fácil repetición en la campaña.

¿Ideas? ¿Programas de gobierno? ¡No! Muchas gracias, prefiero el insultivo. ¿Insultivo? ¿Y eso qué es? Lo que viene, el insulto productivo.