Fernando Paulsen: “Los ojos están puestos en Biden. A estas alturas solo él puede decidir si sigue de candidato”
El conductor de Tolerancia Cero dedicó su minuto de confianza a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, refiriéndose al complejo escenario que enfrenta el actual presidente Joe Biden y a los problemas de salud que podrían afectar su posible reelección.
Estados Unidos es un país que ha demostrado ser capaz de sorprender al mundo de tanto en tanto.
Es el único país del planeta, hasta ahora, que ha usado bombas atómicas en un conflicto bélico. Como fue el caso de Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial.
Es la única democracia del mundo donde han asesinado a cuatro presidentes en ejercicio: Abraham Lincoln, James Garfield, William McKinley y John Kennedy. Mientras, otros nueve presidentes se recuperaron luego de atentados en su contra.
En 1974 produjo otro récord al producirse, por primera y hasta ahora única vez, la renuncia de un presidente en funciones, Richard Nixon, por estar involucrado en un acto delictual, como fue el caso Watergate.
Quizás estamos a días de ver otro primer momento en su historia si acaso el presidente Joe Biden decide renunciar a su reelección por problemas de salud. Digo si decide renunciar, porque no hay otra forma, a estas alturas de esa competencia, de cambiar de candidato, salvo su deceso o su renuncia.
Su partido no puede cambiarlo si no hay voluntad del propio Biden. El sistema de democracia indirecta de EE. UU. es complejo. En las elecciones los ciudadanos parece que votaran por candidatos, pero en realidad votan por números de delegados de cada estado que se han comprometido a votar por el candidato en las convenciones partidarias, donde Biden tiene solo un pequeño porcentaje de delegados que pueden cambiar su opción.
Todo el resto debe votar por quién se comprometieron a hacerlo. Solo dos estados de 50, Maine y Nebraska, eligen sus delegados según el voto proporcional obtenido en la elección general. Todo el resto, aunque un candidato gane por un voto, se lleva a todos los delegados del estado. Eso hace que, como ocurrió en 2017, una candidata —Hillary Clinton— sacó 3 millones de votos más que su contendor, Donald Trump, y, sin embargo, no fue presidenta, porque la suma de delegados por estado fue favorable a Trump.
Los ojos están puestos en Biden. A estas alturas solo él puede decidir si sigue de candidato, o abre espacio a otro miembro de su partido para que lo reemplace.