"En SQM no les importa, no consideran grave haber sido parte muy activa de quienes horadaron la democracia y dañaron el juego limpio que ésta requiere", dijo la conductora de Marca Registrada.
La importancia de llamarse Julio Ponce Lerou quedó nuevamente de manifiesto hoy. Ponce estuvo ahí en la celebración de los 25 años de los ADR de SQM en la bolsa de Nueva York. En la meca de los negocios mundiales, el mayor accionista de esta empresa hace valer su condición una vez más.
Invitado Julio Ponce por la bolsa de un país donde SQM reconoció y pagó multa millonaria porque mientras Ponce la lideraba, su mano derecha Patricio Contesse tenía un centro de costos para financiar fuera de la ley a candidatos en Chile de izquierda a derecha. O sea, una nación muy dura contra los delitos de cuello y corbata, pero que recibe con alfombra roja a Ponce.
Pero de qué nos quejamos si en Chile la empresa tuvo una suspensión condicional. Si, de no mediar el escándalo público, el mayor accionista estaría instalado como asesor estratégico con oficina al lado del gerente general.
En SQM no les importa, no consideran grave haber sido parte muy activa de quienes horadaron la democracia y dañaron el juego limpio que ésta requiere. De otra manera no se entiende las caras ampliamente sonrientes (al lado de Julio Ponce) del gerente general, Patricio de Solminihac, y del gerente de finanzas, Ricardo Ramos.
Porque Ponce nunca se ha ido y, si de él depende, nunca se irá. Mientras tenga oportunidad, cada cierto tiempo hará sentir su poder en su mini imperio no metálico. ¿Por qué? Porque puede.
Experto en política estadounidense y ex subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EE.UU., el cientista político chileno analiza las elecciones presidenciales y su impacto en la relación de EE.UU. con América Latina.
