La escritora analizó la situación de los trabajadores de la cultura en Chile en medio de la crisis sanitaria. "La orfandad en la que estamos es desoladora (...) Lo que se necesita es voluntad política para poder designar ayudas", dijo en CNN Chile.
La cultura es de los ámbitos que se ha visto afectado por la pandemia de una manera singular. Muchas de las expresiones culturales tienen la particularidad de la experiencia presencial y el contacto a partir de la concentración de personas, unos que han sido dejados de lado para evitar la propagación del COVID-19.
Pero, la cultura no se detiene, sigue y se reinventa como tantos otros ámbito. De esto conversó Mónica Rincón con la escritora, dramaturga y guionista Nona Fernández.
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“La cultura en este minuto lo que ha hecho es sostener el ánimo de todas y todos, en este momento tan rudo. Hemos soportado esta vivencia viendo películas, series leyendo, escuchando música y conciertos. Nos sostenemos en la cultura y, de una u otra manera, también nos ayuda a darle sentido a esta vivencia, porque eso es lo que, finalmente, las creaciones intentan hacer. Ese ha sido y sigue siendo el rol fundamental en esta experiencia”, explicó Fernández.
La escritora señaló que la cultura trabaja con el alma de una sociedad para plasmarla en la diferentes expresiones culturales: “De manera tal que la ciudadanía y la sociedad puedan verse ahí, entender lo que está viviendo y procesarlo. Si pensamos que este es un momento crítico que todavía no logramos entender, porque estamos muy sumergidos todavía como humanidad, el trabajo que se viene es un trabajo importante”.
Fernández resaltó que toda época y todo momento histórico de la humanidad ha sido representado y recreado a través de la cultura, entendida en su sentido más amplio. “La cultura no es solamente una imposición de los creadores a la ciudadanía. Es de ella de donde aparece, de la calle, de la vivencia de donde aparece el desarrollo de la cultura, es nuestra alma”.
Se refirió a lo difícil que resulta este momento para el mundo artístico, en particular para las artes escénicas, cuyo desarrollo y puesta en escena depende en gran medida del público. “El teatro es completamente análogo, nuestro ejercicio es de cuerpo de sensaciones, es una experiencia física que vivimos con el público en el mismo espacio. El público la completa en términos energéticos y presenciales”.
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Respecto a la creación literaria, no son menores las dificultades. “Estamos confinados en el espacio que tengamos, donde se junta mucho lo doméstico, lo laboral, lo familiar. Pero, pese a que estamos tan encerrados, estamos imbuidos en la realidad que es muy efervescente”, indicó.
En su caso particular, la escritora asegura que no ha dejado de crear, y este tiempo le ha servido para intentar entender lo que está pasando a través de la escritura.
El mundo artístico, históricamente, ha estado precarizado en sus condiciones laborales y económicas, algo que, con la pandemia, se acentúa. “Se boletea, muchas veces el trabajo es completamente informal e incluso es tal la pasión y la convicción de la importancia de lo que hacemos, que muchas veces trabajamos gratis. Tenemos múltiples trabajos de sobrevivencia que nos ayudan a solventar nuestro propio aporte cultural“.
Esta situación vulnera los derechos de los trabajadores del sector cultural, señaló la escritora. “Pasa esto de la pandemia, lo mismo que le pasa a todo el boletariado del país, la situación se recrudece muchísimo más. Estamos viviendo un momento realmente difícil de completo abandono estatal. Desgraciadamente, hemos tenido una respuesta del ministerio demasiado tímida, no tiene un alcance real al universo en el que nosotros nos movemos como trabajadoras y trabajadores de la cultura”, aseguró.
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Puso ejemplos de otros países, como Inglaterra o España, en los que, asegura, la cultura no es un ámbito secundario sino que se le trata como un aspecto fundamental para que la sociedad sobreviva a una crisis. “Acá eso no ha sido así. Y, en este minuto, lo que requiere el mundo de las trabajadoras y los trabajadores de la cultura en Chile son ayudas claras“.
Cuestionó que el apoyo estatal planteado hasta el momento sea en términos de concurso. “Además, de todo, tenemos que concursar por las ayudas y competir con nuestros propios colegas. La orfandad en la que estamos es desoladora. Vamos a tener ya cinco meses de pandemia en la que claramente muchos ya no están sobreviviendo. Hay librerías que ya quebraron, museos que se están viniendo abajo. Lo que se necesita es voluntad política para poder designar ayudas, que es lo que se requiere”, concluyó