El termino se usó por primera vez en el Reino Unido en 1999. Desde ese momento, el concepto se adaptó al mundo hispanohablante y se popularizó para describir a un grupo de personas de cierta edad y comportamiento laboral. Acá toda la historia.
La Encuesta de Caracterización Socioeconómica (Casen) del 2017 entregó una cifra que ha llamado la atención. Se trata de la cantidad de jóvenes con edades entre 15 a 29 años que no estudia ni trabaja. Ellos son conocidos como “nini”.
Si bien es un concepto que se ha vuelto muy mediático en Chile en los últimos días, existe hace mucho tiempo en el mundo.
Vamos al origen. El termino se usó por primera vez en el Reino Unido en 1999, hace 20 años, en un informe de carácter político y social llamado Cerrando la brecha: Nuevas oportunidades para jóvenes entre 16-18 años que no estudian ni trabajan, ni reciben formación.
En inglés se conoció bajo la sigla NEET, la que hace referencia a “not employmet, education or training” y se hizo tan popular que países de habla hispana lo llevaron al español y lo acuñaron como “nini” para definir a personas que “ni estudian, ni trabajan”.
Además, se amplió el rango de edad, comprendiendo entre los 16 y 29 años. Ahora el término se ha extendido en otros países asiáticos como Japón, China y Corea del Sur.
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Actualmente, han surgido iniciativas que contradicen dicha “etiqueta” y la consideran ofensiva, y son iniciativas que vienen desde la propia generación de jóvenes.
Ellos se basan en datos como que son la generación con mayor número de estudiantes universitarios, mayor número de idiomas, mayor número de emprendedores y de investigadores.
Sin embargo, en nuestro país las cifras parecen apuntar lo contrario. Según la mencionada Casen, el porcentaje de ese sector de la población se ha mantenido casi igual en los últimos 10 años.
Hoy, el 12,7% de los jóvenes ni estudia, ni trabaja. Y ha habido una variación de sólo 2 puntos porcentuales en una década.
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De hecho, el ministro de Desarrollo Social y Familia dijo que la encuesta permite saber cómo cambian los comportamientos de la juventud y aseguró que los datos entregados, por ejemplo, también permiten saber que los jóvenes se casan menos que antes.
Tras estos datos, se pueden extrapolar dos escenarios. El primero es tal vez más peyorativo y podría hacer referencia a personas que sencillamente no quieren trabajar, ni estudiar y que son mantenidas por familias acomodadas.
Pero el otro escenario tiene que ver con un tema mencionado por el ministro Sichel. Que si bien en Chile ha habido iniciativas para disminuir la pobreza, lo cierto es que los jóvenes son más pobres que el resto de la población.
¿Qué nos indica esto? Es una señal social, sin duda, es una muestra de la falta de oportunidades o del real acceso a la educación. Según cifras del Ministerio de Desarrollo Social, en Chile siguen habiendo 400 mil jóvenes que no terminan la enseñanza media. Por lo tanto, sus probabilidades de conseguir trabajo son menores.