Gabriel Salazar explicó que el país de Norteamérica dejó de apoyar la dictadura cuando peligraron las inversiones de extranjeros en Chile.
Este día viernes se realizarán una serie de actos para conmemorar los 30 años del plebiscito donde triunfó el NO.
Para profundizar en el tema en Un Nuevo Día de CNN Chile conversamos con el historiador y Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar, quien comentó que en su visión considera los hitos históricos como un elemento que permite mirar en una larga duración, contextos más amplios. “Los historiadores no nos quedamos con las fechas, el plebiscito entonces lo analizamos de una forma mucho más profunda, con los acontecimientos que sucedieron después, antes, durante y todos juntos”, explicó.
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Diario El Día
“Lo que sucede es que se celebra el plebiscito en sí, o la campaña televisiva del NO, pero se olvida o se deja en segundo plano el hecho de que previo al plebiscito, entre 1983 y 1987 hubo 22 jornadas nacionales de protestas en que la población, especialmente los sectores populares y los jóvenes, salían a la calle y luchaban directamente con las Fuerzas Armadas y de Orden. Eso significó que se perdió el miedo“, explicó Salazar.
Agregó que “la población al estar desafiando a los militares dejó en evidencia que la metodología de tortura no era funcional ni le era útil al régimen para desarmar estas manifestaciones callejeras. Sólo hubiese servido la masacre, y si se hubiese masacrado a la gente en las calles hubiese significado un desprestigio aún mayor al que ya traía el régimen por la tortura individual a los militantes de la izquierda”.
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Ante estas movilizaciones sociales “el régimen no tuvo una respuesta eficiente, eso significó para una mirada internacional desde las clasificadores de riesgo para las inversiones, que Chile era un país riesgoso para invertir, que era una nación ingobernable, entonces el capital financiero no invirtió acá“.
¿Cómo influyó el modelo neoliberal a que Augusto Pinochet saliera del poder?
“Eso resultó fundamental para el resultado posterior, porque al no venir el capital financiero, el riesgo que se corría no era que cayera Pinochet, sino que el modelo neoliberal que era el objetivo último del golpe planeado desde Estados Unidos por la Escuela de Chicago y por la CIA, no funcionara. Había que salvar el modelo, que era más importante que Pinochet”, aseguró el Premio Nacional de Historia.
“El Gobierno de EE.UU. cambia de política, se retracta y pasa a una política distinta tendiente a sacar a Pinochet de la escena, que se fuera con una mochila cargada de crímenes,que la gente quedara feliz y de esa forma se salvaba el modelo neoliberal“.
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Los políticos tradicionales, supuestamente socialistas en su juventud, que administrarían el modelo tenían que aceptar el modelo como tal, eso se conversó antes y hay varias investigaciones que demostraron que era una estrategia internacional promovida por Estados Unidos. Eso llevó a que los viejos políticos de la Concertación se dispusieran y aceptaran a administrar el modelo. Esa es la figura central de Patricio Aylwin quien no sólo lo aceptó sino que también lo aplicó.
¿Cuáles eran las expectativas de lo que vendría después del plebiscito?
Salazar explicó que las movilizaciones no tenían muy claro que podían construir después si es que se iba Pinochet. “Había tres alternativas: la transición pactada manteniendo el modelo, lo otro fue la alternativa que propusieron las agrupaciones de lucha armada que planteaban la necesidad de destruir violentamente el régimen y establecer una especie de tiranía del proletariado, no estaba claro. La tercera alternativa que era interesante pero que nadie se la jugó, era convocar a una asamblea nacional constituyente para que la ciudadanía libremente construyera el Estado que ella quería y necesitaba, que no era el modelo neoliberal“, indicó.
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El historiador comentó que “en Chile nunca ha habido una Asamblea Nacional Constituyente donde la ciudadanía libre y deliberadamente dicte la Constitución. No sabemos construir Estado, no sabemos organizar una Asamblea Nacional Constituyente y no sabemos que por ser ciudadanos tenemos la soberanía y el poder constituyente de manera inherente, no concedido por la ley“.
“En Chile existe desde hace muchísimo tiempo la clase política civil y por otro lado la clase política militar, porque nos guste o no, los militares intervienen en las coyunturas complicadas y quienes dictan o prolijan el dictado de una constitución política. Ellos hacen política estructural, constitucional y eso se ejemplifica, entre otras cosas, con la constitución del 80″, aseguró.
Salazar expresó que “ha existido una clase política profesional, civil, que es una especie de gremio que administra sus propios intereses monopolizando al Estado. Se dice que es representante del pueblo a través de las elecciones pero en la práctica, después de las elecciones cuando pololean al pueblo, se olvidan“.
Senado chileno
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Al referirse a la política actual el Premio Nacional de Historia aseguró que “son representantes cuando hay elecciones, pero cuando ya no hay elecciones se transforma en una soberanía que ellos manejan. La clase política impide o trata de impedir que la ciudadanía pueda ejercer soberanía”.
Mira la entrevista completa al Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar, en el video adjunto.