Al menos 60 afganos y 13 militares de EE.UU. murieron en el atentado suicida en Kabul, que fue adjudicado por ISIS-K. En “Última Mirada”, el analista internacional Raúl Sohr sostuvo que “fue un atentado tremendamente logrado”, particularmente “desde un punto de vista militar, ocasionando todas las bajas y heridos, principalmente a los infantes de marina estadounidense”. Además, sobre las fuerzas talibanas afirmó que “pierden legitimidad, fueron incapaces de contener el ataque y es una señal muy potente de que los talibanes no están realmente en pleno control de la situación”.