La pandemia acentúa problemas preexistentes, de los cuales muchos de ellos quedan en segundo plano ante la crisis sanitaria. Al respecto, la directora social de la Fundación Todo Mejora habló en CNN Chile sobre cómo ayudar a los jóvenes.
Lo que tiene que ver con la salud mental sigue siendo estigmatizado en la sociedad, pero no dejan de ser un problema que aqueja a gran parte de la población. Chile es uno de los países con mayores índices de patologías psicológicas y psiquiátricas, mientras que las tasas de suicidio van en aumento y los más jóvenes suelen ser de los más afectados.
Por ello, surgió un programa que busca generar herramientas para prevenir el suicidio en adolescentes, en tiempos en los que el confinamiento prolongado por la pandemia suele agudizar condiciones de salud mental. Para conocer más sobre esta iniciativa, Paloma Ávila conversó con Rocío Faúndez, directora social de la Fundación Todo Mejora.
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“La campaña Vamos Juntos la armamos organizaciones que trabajamos con temas de salud mental”, dijo Faúndez. “El tema del suicidio poco se habla en Chile, pero en adolescentes y jóvenes de 15 a 19 y de 20 a 21 años, es la principal causa de muerte. Supera incluso a los homicidios y a los accidentes”.
La campaña está dirigida a adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años. Las estrategias están orientadas a generar mecanismos en los que estas personas puedan pedir más ayuda cuando están en una situación que pueda conducir al suicidio, pero también busca propiciar apoyo entre pares.
“Buscando que jóvenes y adolescentes cuando tengan cerca a un par que está viviendo una situación compleja también se atrevan y se sientan habilitados para intervenir“, apuntó.
Señales de alarma
La especialista señala que la conducta suicida está marcado por el estigma de que nadie quiere bordar el tema. “Pero las personas que están en esa situación necesitan hablar de ello y el no hablar puede ponerlos en mayor riesgo“.
Sobre cómo detectar esas señales, Faúndez recomendó: “Si ves a alguien cercano, a un hije o un par que está viviendo está teniendo pensamientos o emociones que le interfieran en su funcionamiento diario, si ya no es capaz de disfrutar cosas que habitualmente le producían goce, si actividades diarias muy básicas se le vuelven insoportables, está en una situación de abrumamiento total”.
Entre las funciones diarias básicas que pueden levantar las alertas están levantarse, vestirse o hacer tareas domésticas. Cuando alguien no puedes hacer esto, es una señal de alarman y que deberían hacer que los allegados a la persona que lo padece se acercaran a conversar, aseguró.
“Lo que nosotros queremos en esa conversación plantear con esta campaña es abrir la pregunta: ¿estás pensando en serio en poner fin a tu vida, en poner fin a ese dolor y esa angustia tremenda que tienes? No solo hay que hacer sino que puede ser fundamental para dar el primer paso en la búsqueda de ayuda“, indicó.
No es una situación simple, hay varios factores que configuran la situación de riesgo que puedan conducir a un adolescente a ideas suicidas y, en el peor de los casos, a concretarlos, advierte la especialista.
“Por ejemplo, hay varias poblaciones que están en mayor riesgo de tener un intento de suicidio. Personas que han tenido intentos previos, las que tiene un diagnóstico de algún tipo de afección de salud mental, las que tienen antecedentes familiares. Algunos grupos sociales específicos como la población LGBTIQ+“, señaló.
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En general, hay personas que tienen un riesgo basal, no porque tengan un problema de salud mental en sí mismo sino porque viven situaciones permanentes de negación, estigmatización, hostilización, entre otras.
“A todo esto se pueden agregar gatillantes específicos. Situaciones biográficas“, explica y menciona situaciones como la ruptura con una pareja, o la imposibilidad de empezar o continuar estudios universitarios por falta de dinero o por no alcanzar la carga académica.
“Son muchas situaciones materiales que hoy día están afectando a las familias chilenas y que uno a simple vista no las relacionas con la salud mental, pero que se ven muy fuertemente afectadas por cosas que son materiales”, añadió.
En situaciones de crisis, como la pandemia, los jóvenes pueden sufrir angustia si los padres tienen dificultades económicas o si perdieron el trabajo, porque sienten que eso pone en riesgo la continuidad de su vida.
También se une a los factores de riesgo la interrupción de terapias de salud mental. “Ya sea por el confinamiento o porque no hay dinero“, apuntó.
Faúndez indicó que estas son emociones y pensamientos que se vuelven intrusivos. “No te dejan concentrar en nada que tienes que hacer porque estás constantemente con una sensación de ansiedad, de que no te va a resultar, no ves salida, no ves cómo resolver situaciones que en otro momento de tu vida te hubiesen agobiado pero que te hubiesen resultado solucionables”.
Mitos
Una de las falsas creencias más peligrosas que tienen que ver con la salud mental y, específicamente con el riesgo de suicidio, es que las personas que tienen planean hacerlo “no avisan”, pero esto de hecho, es una de las principales señales a tomar en cuenta para evitarlo, enfatiza la especialista.
“Los trabajamos en esta área hemos aprendido es que esas señales se deben tomar muy en serio“. Pero, aclara que esas señales, algunas veces, no se le dan al círculo familiar primario, es decir, a los padres, hermanos, tíos o abuelos.
“Pero sí se le dan a un par, entonces, todas las declaraciones del tipo: ‘ya no quiero seguir viviendo’, ‘quisiera no estar aquí’, También señales de despedida o rituales, de cómo va a ser la vida cuando yo ya no esté, mensajes en las redes sociales, donde te despides o dices que ya no ves salida, no son una manipulación como antiguamente se pensaba, son señales de ayuda”, explicó.
Recomendaciones
La recomendación en estos casos, dijo, es acercarse a esa persona de una forma directa sin confrontar. “Abriendo la pregunta, que deje de ser un tabú la ideación o la planificación suicida, porque eso nos va a decir qué tan inmediata es la ayuda que necesita esa persona”.
Un punto muy importante, asegura Faúndez, es evitar juzgar a la persona que sufre esta situación y no restarle importancia a lo que siente. “Evitar oraciones como ‘eso le pasa a todo el mundo’, ‘ya va a pasar, es momentáneo’, ‘no es tan terrible, a otras personas le pasan cosas peores’, es mucho mejor ser empáticos y validar lo que a la otra persona le está pasando”.
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En cambio, la directora social de la Fundación Todo Mejora recomienda: “Hay que decir: ‘no me puedo imaginar lo que estás pasando, pero podrás estar mejor si buscas ayuda’, pero además ayudar a las personas a buscar ayuda. A veces cuando llegas a ese punto la energía vital es tan baja que pedir ayuda se te vuelve inimaginable”.
Por último, apuntó que en la campaña Vamos Juntos difunden recursos para ayudar a las personas y las vías de ayuda como el fono Salud Responde, así como la web Saludablemente.