“Sorpresa predecible”: La reflexión de Fernando Paulsen sobre triunfo de Donald Trump
En Cuestión de Opinión, el conductor de CNN Chile Radio manifestó que hay una serie de "señales" que son visibles antes de que un suceso ocurra.
El profesor de la Universidad de Harvard, Max Wasserman, ha instalado desde hace dos décadas un concepto que cada vez adquiere más importancia y que yo he mencionado también varias veces aquí. Él denomina a este fenómeno como “sorpresa predecible”.
¿Qué es una sorpresa predecible? Es un evento o serie de eventos que toman a una persona o grupo por sorpresa a pesar de haber estado disponible toda la información necesaria para anticipar lo que venía y sus consecuencias. Una sorpresa predecible en el ámbito político, económico o familiar tiende a funcionar de la siguiente manera.
Un suceso inusual ocurre, causa impacto, se busca su origen y se descubre más tarde que las señales de que algo como eso podía venir habían estado presentes desde hacía mucho tiempo, pero nadie las pescó. Bueno, pero no se tomaron en cuenta, se minimizaron o era costoso hacerse cargo del problema y se apostó, por tanto, que nada grave pasaría.
En su libro, “Sorpresas predecibles”, Wasserman junto a Michael Watkins, realzan un concepto clave que se denomina darse cuenta, y que debe ser parte de la ciudadanía y debe ser parte por cierto de las autoridades.
Bueno, tal como usted haría, por ejemplo, esto no es adivinar, ojo, es leer señales evidentes en la realidad que apuntan a una potencial futura noticia traumática, tal como usted haría, por ejemplo, si un hijo adolescente, usted se percata que lleva tres días con olor a trago o parece no haber ido al colegio hace algunas semanas, algo sucede, usted se percata de eso, entiende las señales de aquello y puede preocuparse de hacer algo al respecto.
Darse cuenta implica tener interés y la capacidad de entender las señales de una potencial futura noticia. En el mundo de hoy, con 12 países con armamento nuclear, darse cuenta es más necesario que nunca. Las actuales superpotencias dejaron de definirse según su ideología, prefiriendo luchar por controlar el poder económico y militar.
Trump, ojo, a pesar de que lo cita y cita a sus generales, Trump no es Hitler. Pero ambos pasaron el test de haber sido electos democráticamente, conociéndose lo que pensaban y lo que explícitamente ellos señalaban que querían hacer. Trump no ha ocultado su interés por hacer de Estados Unidos una especie de gobierno mundial, hoy tiene poder para intentarlo y ha dado señal de querer hacerlo.
¿Vamos a abrir los ojos estupefactos si acaso lo hace y las noticias futuras dan cuenta de aquello? Sería injusto, las huellas de que Estados Unidos trate de transformarse en el rector mundial del planeta están hace mucho tiempo en nuestros ojos, la democracia, de esto no hay duda, escogió legítimamente al líder que tiene convicción y deseo de intentarlo.
Sus próximos cuatro años son constitucionalmente los únicos años que tiene para mostrar o demostrar su valía para su país y el mundo. Las señales que dé en los próximos meses serán decisivas para darse cuenta de lo que se puede venir. Abra bien los ojos, escuche atentamente lo que se dice por parte de autoridades locales y extranjeras.
Estamos parece en la antesala de un cambio del mundo en serio, no cosmético ni meramente de cambio de gobierno político, sino de un cambio humano sobre cómo, dónde y sobre quiénes se ejercerá el poder en el futuro cercano.