La conductora de CNN Chile Radio abordó la polémica que ocurrió en la Cámara luego que dos diputados del Partido Republicano no permitieran a la diputada Camila Rojas ingresar con su hija de dos años al hemiciclo.
Ayer, una mujer joven tuvo que ir a trabajar y no tuvo dónde ni con quién dejar a su hija de dos años. La llevó con ella, pero solo dos de sus casi 100 compañeros y compañeras de labores no aceptaron que la niña estuviera en la oficina.
¿Cómo le suena? ¿Triste, no? Seguramente, si usted es mujer y tiene hijos, comprende perfectamente la sensación de angustia que se vive cuando un imprevisto, una mínima descoordinación, desarma toda la planificación que se hizo para lograr trabajar y cuidar a los hijos.
Esta mujer joven es diputada de la República y sus poco empáticos colegas, que no quisieron dar la unanimidad para la permanencia de la hija de Camila Rojas del Frente Amplio, son Johannes Kayser y Agustín Romero, ambos de la bancada del partido republicano.
La indignación cundió, como era obvio, y la sensata frase de la diputada Marisela Santibáñez resonó en el hemiciclo: ‘¿dónde está el jardín para que podamos dejar a nuestros niños?’ La convivencia política tiene cada vez menos momentos de humanidad y cada vez más muestras de deshumanización.
El diputado Kaiser parece empeñado en poner en práctica la estrategia de la crueldad que se ha llamado, ampliamente estudiada como elemento propio de la ultraderecha para ganar adeptos. Primero lo hizo con la mamá del conscripto Franco Vargas, ahora con la diputada Rojas y su hija.
El caso me recordó una imagen potente, la ex primera ministra de Nueva Zelandia interviniendo ante el Parlamento de su país con su marido sentado en las tribunas sosteniendo en brazos a su pequeño hijo de pocos meses.
Quedamos a la espera de los argumentos de los diputados para no permitir la presencia de una guagua por un momento breve en el hemiciclo, aunque intuyo las verdaderas razones que darán, oculta ánima adversión a ciertos adversarios o adversarias políticas, o por qué no, una buena cuota de misoginia.
La secretaria de Estado ha recurrido al ejemplo del joven conscripto para reconocer el valor de la objeción de conciencia en el debate por el futuro proyecto de ley de aborto legal. Pero, ¿quién es la persona a la que alude?
