La estatal chilena reporta utilidades tras años de pérdidas, impulsadas por decisiones estratégicas clave y una reducción de deuda significativa.
El 2024 fue un año de grandes desafíos y decisiones trascendentales para la Empresa Nacional de Minería (Enami). Tras varios períodos con números rojos, la compañía finalmente logró utilidades al tercer trimestre del año en curso. Este resultado fue posible gracias a una combinación de medidas estratégicas, como la venta del 10% de su participación en Quebrada Blanca y la paralización de la fundición de Paipote, lo que permitió optimizar operaciones y reducir costos.
Iván Linares, vicepresidente ejecutivo de Enami, destacó en entrevista con Minería 360 que estas decisiones, aunque complejas y criticadas en su momento, fueron necesarias para asegurar la sostenibilidad de la empresa. Según Linares, la venta de Quebrada Blanca por 520 millones de dólares permitirá disminuir la deuda de la compañía de 650 a 240 millones, reduciendo los costos financieros de 65 a 18 millones de dólares para 2025.
“Con este alivio financiero, podemos proyectar una operación más estable y enfocarnos en los desafíos de la pequeña minería, que es nuestra misión principal”, señaló Linares. Además, aseguró que las mejoras en los procesos internos han permitido a los planteles de Enami operar con márgenes positivos por primera vez en años.
De cara a 2025, Enami planea avanzar en la modernización de la fundición de Paipote, cuyo proceso de aprobación ambiental podría resolverse durante el primer semestre. Asimismo, la estatal busca concretar una alianza público-privada para desarrollar el proyecto de litio Alto Andino, una iniciativa clave para el futuro de la compañía y la industria minera nacional.
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