Una serie de diarios de viaje escritos por Albert Einstein revelan que el científico mantenía sus propios puntos de vista racistas y xenófobos.
Una serie de diarios de viaje escritos por el famoso físico, genio y activista contra el racismo Albert Einstein –y que acaban de ser publicados en inglés por primera vez– revelan que el científico mantenía sus propios puntos de vista racistas y xenófobos.
Einstein, quien murió en 1955, describió a los chinos como “gente trabajadora, sucia, lenta”.
Y destacó la forma en que “no se sientan en los bancos mientras comen, sino que se ponen en cuclillas como hacen los europeos cuando van a evacuar sus necesidades en el bosque”.
Son “una nación peculiar parecida a una horda”, escribió Einstein, “a menudo más como autómatas que como personas”. “Sería una pena si estos chinos suplantan las otras razas”, añadió posteriormente. “Para personas como nosotros, el mero pensamiento es indescriptiblemente sombrío”, completó.
Einstein –un refugiado judío de la Alemania nazi que denunció constantemente el racismo que vio en Estados Unidos y llegó a describir la segregación racial como “una enfermedad de los blancos”– plasmó sus comentarios en un diario personal que mantuvo entre 1922 y 1923, durante un viaje de seis meses al este de Asia, Palestina y España.
Escribió a diario y documentó sus impresiones personales sobre la gente y los lugares que conoció, mientras reflexionaba acerca del arte, la filosofía y la ciencia.
Los diarios han sido editados y traducidos al inglés por el historiador y archivista Ze’ev Rosenkranz. Fueron publicados por la editorial académica Princeton University Press.
“El lenguaje es extremo”, le explicó Rosenkranz a CNN. “Es perturbador e impactante para la era moderna”, añadió.
Y el shock es aún mayor, dada la imagen de Einstein como un “ícono humanitario”, enfatizó el historiador. “Si eres un humanista de verdad, crees que todas las vidas tienen el mismo valor. Pero él no se adhirió a ello en esos años”, completó Rosenkranz antes de aclarar: “Quizás lo hizo después”.
“Como escupidos del inferno”
Einstein no reservó sus comentarios racistas únicamente para los chinos. Después de un viaje por el Canal de Suez, llega a Port Said, Egipto, donde se encuentra con lo que él describe como “levantinos gritones de todos los colores, que se abalanzan sobre nuestro barco. Como escupidos del infierno”.
Al visitar el puerto por segunda vez, durante su viaje de regreso, comenta sobre la “gentuza”, término traducido de una palabra alemana que, como señala Rosenkranz en la introducción del libro, tiene una connotación de “plagas” y puede interpretarse como xenófobo.
En una travesía a Colombo en Sri Lanka, Einstein se queja de los “carros de culí” y describe a los “nativos” como “intrusos” y “primitivos”.
Sus impresiones sobre los japoneses son mucho más positivas. Einstein los califica “modestos, decentes, muy atractivos en general” y elogia sus “lindas casitas”.
Aún así, pese a escribir con admiración, continúa reduciendo naciones enteras a un simple conjunto de características superficiales.
Las personas que conoce permanecen principalmente como caricaturas, representantes deshumanizados y estereotipados de sus naciones con poco espacio para la individualidad, los matices o la complejidad.
Daniel Kennefick, astrofísico en la Universidad de Arkansas y autor de An Einstein Encyclopedia (Una enciclopedia de Enstein), expresó que quedó “desconcertado” cuando leyó los diarios. “Uno sí piensa en Einstein como una figura sagrada y es sorprendente verlo aquí haciendo estos comentarios racistas”, explicó.
Sin embargo, Kennefick también destacó que a Einstein le preocupaba que las personas lo idolatraran. “Él sintió que la gente lo estaba poniendo en un pedestal”, dijo Kennefick. “Era consciente de eso, de que las personas estaban inclinadas a pensar en él como un tipo encantador que nunca tuvo un mal pensamiento en su vida”.
Y en ese punto Rosenkranz estuvo de acuerdo. “Estoy a favor de una percepción mucho más compleja de él (Einstein) como ser humano”, señaló. “La imagen pública suele ser muy bidimensional, muy en blanco y negro”.
‘Necesitamos mirarnos honestamente a nosotros mismos’
Algunos argumentan que las descripciones xenófobas y deshumanizantes de Einstein simplemente reflejan los estereotipos rampantes que había en Occidente para ese momento.
Pero Rosenkranz no cree que se pueda excusar al genio de esa manera. “No me gusta esa explicación”, aseguró. “Hubo otros puntos de vista prevalecientes en ese momento que fueron más tolerantes”, añadió.
E insiste en que los diarios son especialmente pertinentes “en el mundo de hoy, en el que el odio por el Otro es tan desenfrenado en tantos lugares”.
“En una realidad así es especialmente pertinente explorar cómo incluso la cara más famosa de los esfuerzos humanitarios … podría haber tenido creencias prejuiciosas y estereotipadas sobre los miembros de otras naciones”.
Rosenkranz espera que los diarios alienten a las personas a reflexionar sobre sus propios puntos de vista. “Necesitamos ver nuestros propios prejuicios y actitudes”, le dijo a CNN. “No solo debemos ser críticos con Einstein, sino también mirarnos honestamente a nosotros mismos”.