Trump culpó a Estados Unidos por un problema que Rusia creó.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha enviado muchos tuits malos. Tuiteó cosas que no son verdad. Tuiteó ataques personales sobre todos, desde Hillary Clinton hasta Mika Brzezinski y viceversa. Llamó al dictador de Corea del Norte, Kim Jong Un, “pequeño hombre cohete”. Pero un tuit que envió el lunes por la mañana, unas horas antes de sentarse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, tiene que ser el peor.
“Nuestra relación con Rusia NUNCA ha estado peor gracias a muchos años de tontería y estupidez de EE.UU. ¡Y ahora, la amañada cacería de brujas!”, tuiteó Trump.
Seamos muy, muy claros sobre lo que sugiere el tuit de Trump: que la razón por la que Estados Unidos y Rusia tienen una relación de adversarios es por el fiscal especial que investiga la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016.
Asombroso. Impresionante. Surrealista.
Recuerden que la comunidad de inteligencia, ¡por unanimidad!, ha concluido que Rusia intervino activamente en las elecciones de 2016 para ayudar a Trump y herir a la candidata demócrata Hillary Clinton. El Comité de Inteligencia del Senado, que está presidido por el senador republicano Richard Burr de Carolina del Norte, concluyó lo mismo a principios de este verano. El fiscal especial Robert Mueller acusó a una docena de rusos la semana pasadapor sus papeles en lo que el documento de acusación dejó en claro que fue una operación amplia y profunda para influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
En pocas palabras: con la excepción de un puñado de republicanos en el Comité de Inteligencia de la Cámara, simplemente no hay nadie en posición de saber quién piensa que a) Rusia no se inmiscuyó en la campaña de 2016 y b) no estaba tratando de ayudar Trump y herir a Clinton.
Pero esperen, ¡hay mas! La semana pasada, Dan Coats, el director de Inteligencia Nacional del Gobierno de Trump, fue franco en su evaluación del ataque de Rusia contra la infraestructura de Estados Unidos. “Las señales de advertencia están ahí”, dijo Coats en un discurso en el Instituto Hudson. “El sistema está parpadeando. Es por eso que creo que estamos en un punto crítico. Hoy, la infraestructura digital que sirve a este país está literalmente bajo ataque”.
Y, sin embargo, en medio de todo eso, por no mencionar el supuesto envenenamiento de Sergei Skripal por parte de Rusia y la anexión de Crimea, el presidente de Estados Unidos consideró culpable de la mala relación entre los dos países a EE.UU.
Y, específicamente, a una investigación lanzada por su Departamento de Justicia y dirigida por Mueller, quien fue nombrado jefe del FBI por el presidente republicano George W. Bush, un cargo que ocupó durante una década. Una investigación que ya ha producido cinco declaraciones de culpabilidad, incluido el del subgerente de campaña de Trump en 2016 y su exasesor de seguridad nacional. Una investigación que ha revelado un complot generalizado por parte de los rusos para inmiscuirse en las elecciones estadounidenses para influir en el voto hacia candidatos que consideran más favorables para ellos.
Todo lo que necesitas saber sobre el tuit de lunes por la mañana de Trump es que fue un gran éxito en Rusia. “Estamos de acuerdo”, tuiteó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia en respuesta al tuit de Trump.
La obstinada ignorancia de Trump sobre el hecho (y sí, me refiero a HECHO) de que Rusia interfirió activamente en las elecciones de 2016 ya es bastante malo. Su defensa de Putin, ¡él dice que no lo hizo!, frente a la conclusión unánime de la comunidad de inteligencia de que Rusia, de hecho, se entrometió en nuestra elección es aún peor. El silencio de los republicanos que hubiera aplastado a un demócrata —o cualquier otro político republicano— por decir una décima parte de lo que Trump ha dicho (y tuiteado) es espantoso.
Pero ninguna de esas cosas puede coincidir con lo que Trump hizo el lunes por la mañana: culpar a Estados Unidos por un problema que Rusia creó. Y no solo cualquier problema. Un intento de socavar la confianza en elecciones justas y libres, un principio que se encuentra en el corazón de lo que hace mucho tiempo distinguió a Estados Unidos de Rusia y otros países autoritarios.
Ver el tuit de Trump a través de una lente partidista o política es perder el punto. En esencia, de lo que estamos hablando es de un poder extranjero que participa en una ciberguerra útil, estratégica y efectiva contra Estados Unidos. Y no solo una vez, como dejan claro los comentarios de Coats la semana pasada. Se trata de defender lo que hace grande a Estados Unidos (¿te suena familiar?).
Poner en tela de juicio un intento de garantizar que las elecciones futuras no se vean afectadas de ninguna manera por la interferencia extranjera es lo contrario del patriotismo.