Análisis de Chris Cillizza, editor colaborador de CNN.
Washington (CNN) – Este viernes en la noche, el presidente de Estados Unidos Donald Trump lanzó un ataque completamente frontal contra los jugadores de la NFL que se arrodillaron durante el himno nacional, burlándose de ellos y llamándolos “hijos de puta”. Este domingo en la noche siguió haciéndolo, con un tuit en el que escribió: “Los fanáticos del deporte jamas deben perdonar que los jugadores no se pongan de pie, orgullosos, por el himno nacional de su país. La NFL debería cambiar su política”.
Entre las 48 horas que pasaron entre uno y otro ataque, se desató una gran polémica en Estados Unidos: los atletas profesionales reivindicaron su derecho a la libertad de expresión basados en la Primera Enmienda, los dueños de los equipos expresaron su apoyo a sus jugadores y el comisionado general de la NFL, Roger Goodell, condenó los “comentarios divisivos” de Trump.
Entonces, ¿por qué razón seguiría Trump con sus ataques a los jugadores, como lo hizo este domingo en la noche, y por qué pediría un cambio en las políticas de la NFL para prohibir cualquier tipo de protestas alrededor del himno?
La respuesta más básica (y correcta) es porque él sabe que, para sus seguidores más fieles, esta pelea lo dejará a él como vencedor. Estas son las razones:
1. Los jugadores son ricos. Recuerda que Trump, a pesar de ser un multimillonario, se ve a sí mismo (y es considerado) como la voz de un tipo cualquiera (un “Joe promedio”, como se dice en Estados Unidos). Y él sabe que a muchos tipos promedio les molesta que esos jugadores ganen mucho dinero solo por practicar un deporte.
2. Los jugadores solo juegan partidos. Pasa 10 minutos hablando de fútbol americano (o de cualquier otro deporte) con un grupo de personas y te garantizo que oirás a alguien (si no a muchos) decir algo así como: “El trabajo de ellos es jugar un partido. Yo haría eso gratis”. (Por supuesto, los puntos 1 y 2 están estrechamente relacionados).
3. Los jugadores son (en su mayoría) negros. Trump insistió este domingo en la noche en que sus ataques “no tienen nada que ver con la raza”. Pero eso simplemente no suena convincente. La gran mayoría de los jugadores de la NFL son negros. Lo mismo pasa con los jugadores de la NBA, a quienes Trump también atacó este fin de semana. Trump lo sabe. Y también sabe que al usar frases como “nuestro legado” para describir lo que supuestamente está siendo agredido con las protestas en el momento del himno, muchos de sus seguidores lo entienden en términos raciales. No puedes simplemente mostrar de manera repetida tu animadversión racial –en la campaña y como presidente– y luego alegar que eres totalmente inocente cuando esas palabras en clave desencadenan una reacción.
4. Trump puede describir esta como una batalla por el patriotismo. La protesta contra el himno comenzó el año pasado, con el mariscal de campo de los San Francisco 49ers Colin Kaepernick, quien argumentó estar preocupado por las muertes de hombres negros a manos de la policía por motivos raciales. Trump dijo que las protestas eran una especie de bofetada en la cara de los militares, lo cual no es cierto. Al calificar a los jugadores como poco leales con su país, Trump puede hacer un llamado al patriotismo, y esa una emoción poderosa no solo entre sus seguidores sino en todo Estados Unidos.
Este es, por supuesto, un argumento increíblemente simplificado. La bandera representa a Estados Unidos y Estados Unidos representa el derecho de expresar tu punto de vista sin temor a ninguna represalia. El patriotismo no es solo seguir órdenes porque el presidente (o cualquier otra persona) te diga que debes hacerlo. El patriotismo es amar a tu país lo suficiente como para luchar porque sea más equitativo.
Para Trump, entonces, atacar a la NFL es algo natural. No solo tiene un adversario activo en quien concentrar su energía, sino que se trata de un oponente que encarna muchos de los resentimientos y la rabia de las personas que lo apoyan.
El mismo senador repubilcano Ted Cruz, que no es precisamente un aliado de Trump, mencionó ese sentimiento en una entrevista este domingo, durante el Texas Tribune Festival. “No soy fanático de los atletas ricos y malcriados que irrespetan a la bandera”, dijo.
En este argumento hay un elemento de distracción, al cambiar el sujeto o el tema sobre el cual se está dando una conversación nacional.
La semana pasada estuvo dominada por revelaciones sobre la investigación del fiscal especial sobre la injerencia de Rusia en las elecciones del 2016 que, notablemente, ponen ahora el foco en Trump y en sus acciones para despedir al exdirector del FBI James Comey y reunirse con altos funcionarios rusos en la Oficina Oval, días después.
Para Trump, enmarcar esta pelea como un tema de patriotismo y de atletas consentidos es pararse sobre un terreno mucho más firme que el que podrían darle cualquiera de los temas anteriores.
Trump sabe que su base amará que dé esa pelea y eso puede, además, desviar el foco de atención de cualquier otra historia de la que prefiere no hablar.
Pero ninguna de estas razones resuelve el tema de que es la primera vez en la historia moderna del país que tenemos un presidente como este, tan dispuesto a armar el patriotismo y a prolongar y avivar las tensiones raciales y los estereotipos para ganar puntos políticos.
Puede que Trump gane algunos de esos puntos. Pero eso pasa por alto el daño a largo plazo que las tácticas de Trump le pueden hacer a nuestra democracia. Esta es la razón por la que debemos invertir más tiempo en reflexionar sobre este asunto.