A nivel mundial, cerca de 800.000 personas mueren por suicidio cada año.
Los científicos han advertido que el aumento de las temperaturas del clima en todo el mundo podría poner en riesgo nuestra salud física, como la propagación de ciertas enfermedades infecciosas o la escasez de alimentos.
Ahora, un nuevo estudio da luces sobre las posibles implicaciones del cambio climático en nuestra salud mental.
El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change este lunes, sugiere que cuando hay temperaturas anormalmente altas en un mes, también tiende a haber mayores tasas de suicidio en ese periodo, en comparación con la tasa de suicidios que ocurre cuando el mes tiene un promedio normal de temperaturas.
Luego, cuando se usan los datos para hacer predicciones, el estudio sugiere que las tasas de suicidio en Estados Unidos y México podrían aumentar con cada aumento de un grado Celsius en la temperatura promedio mensual.
“Así que tomamos una ubicación específica y tomamos un mes específico, y comparamos las versiones más frías de ese mes con las versiones más calurosas de ese mes, y preguntamos: ‘¿Las tasas de suicidio son diferentes durante esos dos meses?’ Descubrimos que lo son”, dijo Marshall Burke, profesor asistente en el Departamento de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad de Stanford y autor principal del estudio.
“Hallamos una relación muy consistente entre los aumentos de temperatura y los aumentos en el riesgo de suicidio”, dijo Burke, y agregó que los hallazgos del estudio de ninguna manera sugieren que la temperatura sea el único factor, o el más importante.
El suicidio fue la décima causa de muerte en general en Estados Unidos, y cobró la vida de casi 45.000 personas en 2016, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
A nivel mundial, cerca de 800.000 personas mueren por suicidio cada año, y el 78% de los suicidios mundiales ocurren en países de ingresos bajos y medios, según la Organización Mundial de la Salud.
Un aumento de un grado Celsius vinculado al aumento de la tasa de suicidio
El estudio incluyó datos sobre las tasas de suicidio en los Estados Unidos entre 1968 y 2004 del Sistema Nacional de Estadísticas Vitales de los CDC, así como las tasas de suicidio mensuales en México, entre 1990 y 2010, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Los investigadores analizaron la relación entre la temperatura y el suicidio usando esos datos mensuales, que abarcaron miles de condados de Estados Unidos y ciudades mexicanas durante varias décadas.
Los investigadores hallaron que el aumento de un grado Celsius en la temperatura promedio mensual se correlacionaba con un aumento en la tasa de suicidio mensual de 0,68% en EE.UU., entre 1968 y 2004, y en 2,1% en México, entre 1990 y 2010.
Los investigadores utilizaron sus hallazgos para estimar que, para el año 2050, el cambio climático podría estar vinculado a un total de 14.020 suicidios en EE.UU. y 7.460 en México.
Luego, los investigadores examinaron si la temperatura mensual también se correlacionaba con los patrones de mensajes depresivos en las redes sociales que contenían ciertas palabras clave como “deprimido”, “solitario” o “suicida”, dijo Burke.
Los investigadores también recolectaron y analizaron más de 622 millones de actualizaciones de Twitter en EE.UU., entre mayo de 2014 y julio de 2015. Luego compararon esas publicaciones de Twitter con los datos mensuales de temperatura.
Descubrieron que un aumento de un grado Celsius en la temperatura promedio mensual aumentaba la probabilidad de que una publicación de Twitter expresara lenguaje depresivo en un 0,79% en un análisis y en un 0,36% en otro.
Añadió que otra hipótesis apunta a la respuesta fisiológica humana a las altas temperaturas.
“Los estudios sugieren que algunos componentes de la química cerebral, en particular ciertos neurotransmisores, son importantes tanto en la salud mental como en la forma en que el cuerpo regula su temperatura interna”, dijo Burke.
“Eso para nosotros sugiere al menos que existe un vínculo biológico plausible entre la temperatura, la regulación térmica y cómo el cerebro regula su propia emoción”, agregó.
“A medida que enfrentamos un planeta que se calienta, debemos entender el impacto”, finalizó el científico.