El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, decretó a localidades de cinco provincias mediterráneas de Turquía en estado de catástrofe tras la ola de incendios que afecta al país transcontinental.
(CNN) – En el pequeño pueblo de Kacarlar, en la costa sur de Turquía, los agricultores se enfrentan a escenas apocalípticas mientras los incendios forestales continúan arrasando el país.
“Los animales se están quemando”, dijo a CNN Muzeyyan Kacar, residente de 56 años. “Todo se va a quemar. Nuestra tierra, nuestros animales y nuestra casa. ¿Qué más tenemos de todos modos?”.
Al menos seis personas han muerto en docenas de incendios que comenzaron a principios de esta semana, en medio de las abrasadoras temperaturas del verano y los incendios que, según los expertos, han empeorado con el cambio climático. Entre las víctimas, se encuentran dos bomberos que murieron luchando contra las llamas el sábado, según el Ministerio de Agricultura y Silvicultura de Turquía.
Desde el miércoles, se han producido 88 incendios en todo el país, dijo el ministerio. Diez incendios seguían activos el sábado, agregó.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró a partes de cinco provincias de la costa mediterránea de Turquía como “zonas de desastre”, luego de una visita en helicóptero a las áreas devastadas.
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“Continuaremos tomando todas las medidas para curar las heridas de nuestra gente, compensar las pérdidas y mejorar las oportunidades para que sean mejores que antes”, agregó el presidente en un tuit el sábado.
El incendio más grande, en Manavgat, provincia de Antalya, mató al menos a tres personas, según la Dirección de Emergencias y Desastres Naturales de Turquía (AFAD).
En el pueblo cercano de Kacarlar, los residentes están lidiando con ver cómo las casas que construyeron a mano se queman hasta los cimientos.
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“La casa de mi padre se quemó”, dijo Gulay Kacar, de 48 años. “Se fue, se fue, se fue”, dijo Kacar, antes de agregar que estaba “corriendo para soltar a los animales”.
Namet Atik, un granjero de 37 años de una aldea vecina, dijo que vino a Kacarlar para ayudar. “Lo que sea que este pueblo necesite… Estamos aquí para ellos”, le dijo a CNN.
“Les damos agua, nuestros autos, tractores, sierras”, agregó. “Somos aldeanos del bosque. Nuestro sustento es el bosque. Si este fuego se enciende, no hay retorno”.
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Los turistas también fueron evacuados por mar de un centro turístico en Bodrum, en la costa mediterránea, el jueves. La evacuación fue una precaución y el área se cerró al tráfico para permitir un fácil acceso a los camiones de bomberos, informó TRT.
El gobierno ha desplegado alrededor de 4.000 personas, junto con cientos de vehículos de emergencia, para ayudar a combatir las llamas esta semana. Al menos 77 casas han sido dañadas en la provincia de Antalya y más de 2.000 animales de granja han muerto, dijo el jueves a los periodistas el ministro de Agricultura y Silvicultura de Turquía, Bekir Pakdemirli.
Temperaturas abrasadoras
Las condiciones climáticas cálidas y secas exacerbaron los incendios, dijo Pakdemirli el jueves. Agregó que temperaturas de 37 grados centígrados (98,6 grados Fahrenheit), menos del 14% de humedad y vientos de alrededor de 50 kilómetros por hora (31 millas por hora) habían ayudado a extender las llamas.
Hikmet Ozturk, un experto forestal de la Fundación Turca para Combatir la Erosión del Suelo, una organización no gubernamental que trabaja para proteger los bosques, le dijo a CNN que, si bien el 95% de los incendios en Turquía son causados por personas, la propagación de los incendios se ve agravada por el cambio climático.
El área de los incendios se encuentra dentro de la cuenca mediterránea, que es una de las más susceptibles a los riesgos del cambio climático, dijo Ozturk. “Las condiciones climáticas típicas en el verano para la zona son cálidas y secas, lo que significa que el riesgo de incendios ya es alto, y el cambio climático aumenta ese riesgo”, dijo.
Los incendios forestales se producen cuando partes de Europa occidental han luchado contra graves inundaciones en las últimas semanas. Los científicos han advertido durante décadas que el cambio climático hará que los eventos climáticos extremos, incluidas las lluvias intensas y las inundaciones mortales, sean más probables.