El gobierno brasilero ha recortado un 30% del presupuesto de los establecimientos educacionales. Una arremetida con la que el entorno de Bolsonaro busca poner fin a los "alborotos" y centrarse en la excelencia académica.
Acusó y anunció. Acusó a tres universidades de “promover alborotos” y acoger “eventos ridículos”, en vez de centrarse en la excelencia académica. Así, Abraham Weintraub, ministro de educación, tras un encendido discurso, anunció el recorte del 30% del presupuesto de todas las universidades públicas.
En principio sólo iban a ser castigadas con estos recortes las universidades de Brasilia, la Federal de Bahía y la Federal Fluminense de Niteroi, en Río de Janeiro. Sin embargo, el filo del recorte se agrandó territorialmente.
Sin embargo, más de 60 centros de educación superior, más una cuarentena de institutos de formación profesional, dependen del Gobierno.
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A modo de respuesta, el eco disconforme de estudiantes y académicos se replicó en varias universidades. “No se trata sólo de recortes económicos porque estamos en crisis. Es algo ideológico, por eso empezó en determinadas universidades a las que se quería reprimir”, comentó a El Mundo, Fabiana Amorin, estudiante de Producción Cultural vinculada a la Unión Nacional de Estudiantes, principal sindicato estudiantil.
“A pesar de todo, las universidades públicas brasileñas siguen siendo las de prestigio, las que tienen más demanda, y eso genera mucha disputa en el sector privado”, afirmó Bruno Pacífico, estudiante de Filosofía, tras recordar que la hermana del ministro de economía Paulo Guedes, Elizabeth Guedes, es una de las principales dirigentes de la Asociación Nacional de Universidades Privadas.
Abraham Weintraub, ministro de educación de Brasil
La arremetida se da luego de un tensionado ambiente que tiene tanto al Gobierno y a representantes del mundo académico, en un enfrentamiento ideológico por la educación.
Esto tras el polémico tweet de Jair Bolsonaro, en el que propone dejar de lado las carreras de letras como Filosofía y Sociología, para centrarse en “en las que generen un retorno inmediato al contribuyente, como Veterinaria, Ingeniería y Medicina”.
Las reacciones de algunos intelectuales, bajo el alero de universidades como Harvard, Cambridge y Oxford, se replicaron en un manifiesto que resaltaba que las humanidades “no son un lujo” y que “pensar el mundo no debe ser en un privilegio de los más ricos”.
Ante el polvoreado enfrentamiento a pie de guerra, estudiantes y profesores se movilizan. Los primeros salieron a las calles y los segundos, de unas 52 universidades, preparan una huelga general de todo el buque educativo para el próximo 15 de mayo, en la que podría ser la primera movilización social contra el gobierno de Bolsonaro.