Elmer Cáceres, autoridad de Arequipa, ha pedido al Congreso que, además, autorice como tratamiento contra el coronavirus el dióxido de cloro.
(EFE) – Carne de llama y dióxido de cloro es la receta sin sustento científico para combatir la COVID-19 del polémico gobernador de Arequipa (Perú), Elmer Cáceres, que ahora pide obtener la vacuna rusa después de que el gobierno peruano lo haya despojado de sus competencias en la administración de la salud.
Cáceres, que desde 2019 gobierna Arequipa, en el sur de los Andes peruanos y gran enclave minero del país, principal actividad económica de Perú, se ha destacado estos días de crisis por sus declaraciones altisonantes y sus numerosas excusas frente al colapso del sistema de salud de su región, del que finalmente se tuvo que hacer cargo el Gobierno nacional.
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De perfil regionalista y populista, Cáceres es una fuente continua de polémicas, confrontaciones y un gran altavoz entre los arequipeños para algunas fake news que él se encarga de esparcir y defender, como decir que “la Coca-Cola es más tóxica que el dióxido de cloro”.
El gobernador ha insistido al Congreso para que autorice como tratamiento contra el coronavirus el dióxido de cloro, un compuesto químico similar a la lejía que se usa como desinfectante para superficies industriales y que no es apta para el consumo humano.
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“Ya Bolivia lo ha aprobado. ¿A qué está esperando Perú?”, preguntó el martes Cáceres sobre este producto que bajo el nombre de Solución Milagrosa Mineral (MMS) o clorito de sodio es comercializado fraudulentamente como solución para enfermedades como VIH/Sida, cáncer, autismo, hepatitis, cáncer, gripe, malaria y ahora COVID-19.
Tampoco es cierto que sea legal en Bolivia, donde el gobierno ha anunciado juicios penales para los que alienten su uso, después de que el parlamento abriera el trámite de una ley para la producción de este químico.
Las autoridades sanitarias de Perú ya habían desaconsejado en noviembre el consumo de dióxido de cloro porque “puede causar graves daños a la salud, siendo algunos potencialmente mortales”. La misma advertencia existe en países como Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Argentina, Brasil, Colombia y Chile.
“Hay evidencia que el consumo del dióxido de cloro produce insuficiencia respiratoria, insuficiencia hepática aguda, hipotensión arterial, trastorno del ritmo cardiaco, vómitos severos y diarrea severa”, advirtió Ciro Maguiña, vicedecano del Colegio Médico del Perú.
El jueves, Cáceres sumó un nuevo elemento a su particular antídoto contra la pandemia: la carne de llama y alpaca, dos de los cuatro camélidos que habitan los Andes junto a los guanacos y las vicuñas.
“El consumo de alpaca y llama combate el coronavirus. Ojo, la llama. Hay que consumir carne de llama. Está comprobado científicamente que combate el COVID-19 que está matando a nuestra gente. Yo invito a consumir carne de llama, que es riquísima”, dijo Cáceres en un acto público.
Lo único que está demostrado científicamente gracias a las universidades de Texas (EE.UU.) y Gante (Bélgica) es que los anticuerpos de estos animales tienen propiedades que ayudarían a impedir la propagación del coronavirus dentro de los organismos.
Esa característica podría dar pie a tratamientos que ayuden a los infectados a disminuir la gravedad de la enfermedad, pero para ello sería necesario aislar los anticuerpos y transferirlos al paciente.
Por el simple hecho de ingerir carne de llama no se adquieren los anticuerpos, aunque sí es alimento rico en proteínas.