La operación desató una montaña rusa emocional para los lugareños involucrados en la misión. Topos, equipo de rescatistas chilenos, ayudó en las labores de rescate de la explosión, que dejó 190 personas fallecidas y más de 6 mil heridos.
(CNN) — Los equipos de rescate no pudieron encontrar un sobreviviente bajo una montaña de escombros en Beirut después de una búsqueda de tres días, lo que extinguió las esperanzas de localizar a una persona desaparecida un mes después de que una explosión devastó la ciudad.
El sábado por la noche, los lugareños aplaudieron a los rescatistas, encabezados por un equipo de búsqueda y rescate chileno, luego de que anunciaran que la búsqueda estaba 95% completa y que descartaban señales de vida. “Infortunadamente, hoy podemos decir que no hay señales de vida dentro del edificio”, dijo a la prensa Francisco Lermanda, jefe de Topos, el equipo de rescate chileno.
Durante tres días, personas de todo el Líbano estuvieron pegadas a sus pantallas de televisión, anticipando las noticias de un posible sobreviviente en el Mar Mikhaeal, cerca del epicentro de la explosión del 4 de agosto. El equipo chileno, Topos, indicó el jueves que su perro de búsqueda y sus sensores habían detectado señales de vida en los escombros de un edificio destruido en el este de Beirut. Fue un anuncio que atrajo multitudes de voluntarios, manifestantes solidarios y cobertura de la prensa local e internacional.
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Muchos dijeron que no era el final feliz que esperaban, pero otros argumentaron que el resultado era ideal. “Fue un final feliz”, afirmó Melissa Fathallah, activista y fundadora de Bayte Baytak, una iniciativa para albergar a los trabajadores de salud libaneses durante la crisis del COVID-19. “¿Realmente queríamos agregar otro nombre a la lista de personas que lamentablemente murieron en esto? Lo veo como algo positivo porque no tuvimos que agregar un nombre más. No tuvimos que encontrar a otra persona desaparecida”.
Al principio de la misión, un equipo de Defensa Civil libanesa expresó su pesimismo de que la búsqueda y el rescate encontraran a un sobreviviente, o incluso a un cadáver. “Hay un 99% de posibilidades de que no encontremos nada”, confirmó a CNN George Abu Musa, jefe de operaciones de la defensa civil, el jueves por la noche.
Pero Topos y los rescatistas locales, incluida la Defensa Civil, trabajaron lentamente a través de los escombros, cavando túneles y excavando capas de piedra caliza. Los sensores del equipo chileno continuaron detectando ciclos respiratorios, a los que denominaron signos de vida, que emanan del edificio destruido. Esas señales, dice ahora el equipo de Topos, podrían haber venido de los mismos rescatistas o de la interferencia de teléfonos externos.
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“Detectamos respiración alrededor de las 3 am, una exhalación. Pero luego de revisar la zona nos dimos cuenta que esa exhalación era de nuestros propios rescatistas que habían ingresado al primer piso horas antes. El dispositivo es muy sensible, por lo tanto se detectará la exhalación mínima», explicó Lermanda.
Fueron tres días cargados de emociones donde las esperanzas descansaban principalmente en un perro de búsqueda llamado Flash y una máquina sensorial, e ignoraron las bajas expectativas establecidas por las autoridades locales. La confianza en los funcionarios estatales se ha desvanecido desde que un levantamiento popular que comenzó en octubre pasado contra la corrupción del gobierno se apoderó del país. La explosión del 4 de agosto ha avivado las llamas del descontento público.
La explosión de casi 3 mil toneladas de nitrato de amonio atravesó la capital libanesa el 4 de agosto, mató a 190 personas, hirió a más de 6 mil y dejó a más de 300 mil desplazados de sus hogares. El estallido destruyó gran parte de la zona costera oriental de Beirut.
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El equipo de rescate de Topos Chile dijo que realizarán otras operaciones en Beirut si el gobierno libanés se lo pide.
“Nos gustaría ir a todas partes, pero somos respetuosos con los gobiernos y con la gente”, aseguró Lermanda. “Si nos piden que vayamos a cualquier parte, a la zona cero (el puerto) o a un edificio donde alguien desapareció, ahí es donde vamos”.
Tensión en el sitio del suceso
La operación desató una montaña rusa emocional para los lugareños involucrados en la misión. Cuando la búsqueda del jueves se suspendió temporalmente debido a la preocupación de que un muro pudiera derrumbarse y poner en peligro la vida del equipo de rescate, estalló una protesta de alrededor de 100 personas fuera del sitio.
“Ese aliento es nuestro último aliento. Es nuestra última esperanza“, gritó Atallah el jueves por la noche.
Multitudes llegaron al sitio del esfuerzo de rescate después de que el equipo chileno se había ido, exigiendo la reanudación inmediata de la operación. Una mujer dijo que pidió una grúa, mientras que otros manifestantes treparon por los escombros ofreciéndose a buscar el cuerpo ellos mismos.
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La tensión continuó hasta que los soldados les dijeron a los manifestantes que el equipo regresaría al sitio de manera inminente. Al día siguiente, muchos de esos manifestantes se unieron al esfuerzo de rescate bajo la coordinación de los militares. El estado de ánimo cambió. Los manifestantes y miembros del ejército que anteriormente habían estado en lados opuestos ahora estaban trabajando juntos.
Y después de que terminó la misión, los voluntarios informaron que hubo un momento de reflexión sobre la relativa falta de fe en la evaluación inicial de la Defensa Civil, con un destacado trabajador de Defensa Civil, Youssef Mallah, reprendiendo a los activistas por su falta de confianza en los rescatistas locales.
“Me encanta lo que hicieron los chilenos. Tengo el mayor respeto por ellos”, dijo Atallah. “Pero tenemos que darle más crédito a la Defensa Civil. Olvidamos que estas personas son en realidad voluntarios y que si alguien se va a tomar su tiempo para hacer lo que hace y sacrificarse por el resto de nosotros, felicitaciones”.