La República Popular China expresó su molestia por el eventual viaje de Nancy Pelosi a Taiwán. "Estamos de acuerdo con la política de Una Sola China", dijo el presidente de EE.UU., Joe Biden, causando la molestia del gigante asiático.
(CNN Español) – En los últimos años las tensiones entre Estados Unidos y China, las dos principales potencias económicas del mundo, han estado creciendo y una isla se ha convertido en el símbolo recurrente de esta rivalidad: Taiwán.
Cada gesto de Washington hacia Taipei recibe regularmente una reacción de Beijing, y este año ha habido muchos: el último ocurrió la semana pasada, cuando la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, anunció sus intenciones de viajar a Taiwán.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China prometió entonces tomar “medidas decididas y contundentes” si seguían adelante con el viaje. Mientras tanto, Taiwán ha iniciado sus ejercicios militares anuales Han Kuang, que tienen una semana de duración y simulan una invasión enemiga.
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En mayo se había dado otra situación de tensión, cuando el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que su país respondería militarmente si China intervenía en Taiwán, en el contexto de que la invasión de Rusia a Ucrania ha generado preocupación en Taipei por una posible acción similar de Beijing.
“Estamos de acuerdo con la política de Una Sola China. La firmamos y todos los acuerdos correspondientes se hicieron a partir de ahí, pero la idea de que se puede tomar por la fuerza, simplemente tomar por la fuerza, es (simplemente no) apropiada”, dijo Biden.
En junio de 2021 un grupo de senadores estadounidenses volaron a Taiwán en un avión militar para anunciar una importante donación de vacunas contra el COVID-19, y el viaje fue visto por Beijing como la última de una serie de provocaciones.
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Y en octubre de ese mismo año, en tanto, unos 150 aviones de guerra de China volaron cerca del espacio aéreo de Taiwán en la mayor incursión hasta la fecha, según el Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán.
Las tensiones son simplemente un recordatorio de las largas décadas de hostilidad entre los gobiernos en Beijing y Taipei, con ambos bandos reclamando históricamente ser los gobernantes legítimos de todos los territorios de China, incluida Taiwán.
Aquí, un vistazo a esta histórica disputa.
El gobierno nacionalista
El nombre oficial de Taiwán, República de China, se remonta a su fundación en 1911 tras el colapso de la última dinastía imperial de China.
Bajo el gobierno del Partido Nacionalista, o Kuomintang (KMT), liderado por Chiang Kai-shek, la República de China debió enfrentarse a comienzos de la década de 1930 y luego durante la Segunda Guerra Mundial a los avances del Imperio del Japón, así como también al creciente poder de los comunistas chinos liderados por Mao Zedong.
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En 1945, tras la derrota japonesa, la República de China recuperó la isla de Taiwán, que China había perdido en una guerra anterior con los japoneses. Pero cuatro años más tarde, en 1949, el Kuomintang fue derrotado en una cruenta guerra civil en el continente por el ejército del Partido Comunista.
Ese mismo año Mao fundó la República Popular China, con capital en Beijing.
Cerca de 1,2 millones de chinos, principalmente militares, acompañaron al gobierno de Chiang Kai-Shek en su éxodo a Taiwán, de acuerdo con estimaciones realizadas por las autoridades de Taiwán, y tras derrotar una breve incursión de las tropas comunistas en la isla lograron establecerse allí.
Las fuerzas de Mao, en cambio, expandieron su control en el territorio continental de China, y desde entonces consideran a Taiwán como una provincia renegada y una “parte inalienable” que en algún momento retornará al control de Beijing.
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Disputa regional, tensión global
Separados por un estrecho, posturas ideológicas contrarias y una conflicto histórico, las dos Chinas -la República Popular China y la República de China- han coexistido desde entonces en medio de tensiones, a pesar de compartir tradiciones, cultura y una lengua en común, el chino mandarín.
Esta tensión entre Beijing y Taipei ha estado siempre ligada a la también difícil relación entre Beijing y Washington.
El gobierno de los Estados Unidos, aliado del Kuomintang durante la Segunda Guerra Mundial, no reconoció inicialmente la legitimidad del gobierno Comunista en la China continental. Por el contrario, continuó dando su apoyo político a Taipei.
Los países miembros de la ONU, sin embargo, reconocieron en 1971 la legitimidad de la República Popular, incluyendo su asiento permanente en el Consejo de Seguridad, que hasta entonces ocupaba Taipei.
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Por otro lado, el acercamiento entre China y Estados Unidos iniciado a principios de la década de 1970 y en medio de la Guerra Fría llevó al establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre Washington y Beijing en 1979, y al traslado de la embajada estadounidense desde Taipei a Beijing.
Pero lejos de significar un quiebre en la relación con Taiwán, EE.UU. ha mantenido fuertes lazos comerciales y militares con la isla, a la que considera un aliado clave en la región, en el marco de una “ambigüedad estratégica”.
Esto incluye el compromiso de Washington de ayudar a Taiwán, una isla gobernada democráticamente y con más de 23 millones de habitantes, a defenderse de una posible invasión de los comunistas en China.
“Una China”
Desde hace décadas el Estrecho de Taiwán ha sido escenario de tensiones militares y escaramuzas entre China y Taiwán, y Beijing llegó incluso a bombardear islas periféricas controladas por Taipe en dos ocasiones.
Entre 1995 y 1996 se dio la última gran crisis tras la visita del entonces presidenta de Taiwán, Lee Teng-hui, a Estados Unidos. China disparó misiles en aguas cercanas a Taiwán en respuesta a la reunión, y Estados Unidos terminó enviando dos portaaviones a la zona.
Al mismo tiempo, representantes de la China continental y Taiwán habían iniciado un acercamiento a comienzos de la década de 1990, coronado por la cumbre de 1992 en Hong Kong, en ese entonces aún bajo el control del Reino Unido.
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Beijing y los partidos pro-reunificación en Taiwán aseguran que durante ese encuentro hubo acuerdo en lo referido al principio de “una China”, es decir que ambas partes reconocen la existencia de un solo país que debe ser de reunificado.
Pero discreparon en cuanto a quién es la autoridad legítima para hacerlo e incluso en el alcance de ese “consenso de 1992”, hoy incluso rechazado por la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, cuyo partido tradicionalmente defiende la independencia formal de la isla.
“Hay una sola China y el Gobierno de la República Popular es el único legítimo y Taiwán es parte de China”, señala el Ministerio de Exteriores en Beijing. En Taiwán la postura oficial es más ambigua con respecto a la reunificación, y los gobiernos de la isla han buscado mantener el statu quo. Pero el Kuomintang y otras fuerzas por -reunificación insisten también en que la República de China es el Gobierno legítimo de todo el territorio.