Las tensiones entre israelíes y palestinos han existido desde antes de la fundación del estado de Israel en 1948. Miles de personas de ambos lados han muerto y muchas más han resultado heridas en un conflicto que se ha gestado por décadas.
(CNN Español) – El conflicto actual entre israelíes y palestinos se remite a la declaración de independencia de Israel en 1948, un país que desde su fundación ha experimentado conflicto con sus vecinos, principalmente países árabes y musulmanes. Se trata de un conflicto que nació en el siglo pasado, pero que ha estado latente durante décadas y parece no tener un fin a la vista.
Las tensiones entre Israel y palestinos han existido desde antes de la fundación del estado en 1948. Miles de personas de ambos lados han muerto y muchas más han resultado heridas en un conflicto que se ha gestado durante mucho tiempo.
Una primera estación para entender este conflicto es la más reciente escalada del conflicto por cuenta de la invasión de militantes de Hamás entrando a territorio israelí por tierra, mar y aire, el fin de semana. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dijeron que durante esa incursión se dispararon alrededor de 2.200 cohetes contra Israel. Hamás reportó la cifra en 5.000. Para poner esto en contexto, se dispararon unos 4.000 cohetes desde Gaza hacia Israel durante la guerra de 50 días en 2014.
El comandante militar de Hamás, Muhammad Al-Deif, llamó a la operación Tormenta de Al-Aqsa y dijo que el ataque a Israel fue una respuesta a los ataques a las mujeres, la profanación de la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén y el actual asedio a Gaza.
Hamás dijo que capturó a soldados israelíes y publicó videos de los soldados que supuestamente capturó en sus cuentas de redes sociales. Videos geolocalizados y autenticados por CNN sugirieron que el grupo tomó prisionero al menos a un soldado israelí.
El inicio
La historia de este conflicto nos lleva hasta 1917, cuando el gobierno británico expresó su apoyo al establecimiento de un estado judío permanente en Palestina con una carta llamada Declaración de Balfour, que reconocía el derecho de los judíos a reconstruir su antigua patria en Palestina. Esta declaración fue refrendada posteriormente por la Sociedad de Naciones (la predecesora de lo que hoy conocemos como la ONU).
Para 1922, la Sociedad de Naciones autoriza a Gran Bretaña a ayudar al pueblo judío a establecer una patria en Palestina con el Mandato Británico para Palestina.
Pero la Declaración de Balfour no decía nada sobre la población árabe autóctona -excepto una referencia al respeto de los derechos civiles y religiosos- y, desde luego, no mencionaba ninguna aspiración nacional que pudieran tener los árabes.
Lejos de crear un ambiente pacífico y resolver los conflictos por la tierra, entre 1936 y 1939 la tensión entre árabes y colonos judíos condujo a disturbios.
En 1937, a raíz de estos disturbios, una comisión británica publica un informe recomendando la partición de Israel en un estado árabe, un estado judío y una zona neutral para los lugares sagrados. Un año después, una comisión separada concluye que la partición planificada no es práctica y el plan se abandona.
Las semillas de la conciencia nacional palestina brotaron en respuesta a la presencia colonial británica y a la creciente población judía. Y en noviembre de 1947, las Naciones Unidas votaron a favor de la partición de Palestina en un Estado árabe y otro judío, un momento decisivo para los palestinos que rechazaban la división de la disputada Tierra Santa.
Para 1939 (y hasta 1945) ocurrió la tragedia: se libró la Segunda Guerra Mundial en Europa y el Pacífico y en ese contexto más de seis millones de judíos murieron en el Holocausto.
La creación del Estado de Israel
Las Naciones Unidas crearon el Estado de Israel en 1947 porque Gran Bretaña buscaba una salida de la región de Medio Oriente. Agotados sus recursos y energías por la Segunda Guerra Mundial, Londres ya no estaba interesada en asumir sus responsabilidades posteriores a la Primera Guerra Mundial como potencia mandataria para administrar el territorio.
Gran Bretaña se había comprometido en 1917 a crear un “hogar nacional judío” en lo que se conoció como la Declaración de Balfour, para lo que utilizó su mandato respaldado internacionalmente. Pero Gran Bretaña se vio pronto atrapada en medio del conflicto entre los nacionalismos judío y árabe.
En 1947, Gran Bretaña solicitó la ayuda de las recién fundadas Naciones Unidas para salir de esta parte de Medio Oriente. Sin embargo, actualmente israelíes y palestinos no pueden hacer lo mismo. En una solución de dos Estados, vivirían juntos en una franja muy estrecha de territorio: los dos Estados medirán apenas 80 kilómetros de ancho desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán.
Sin embargo, si hay una lección fundamental de la votación de la ONU de 1947, es que lo perfecto no debe ser enemigo de lo bueno.
Fue el pragmatismo de los defensores judíos lo que permitió su éxito. En 1947, la ONU pidió una solución de dos Estados que dividiera la tierra entre judíos y árabes. Ninguna de las partes quedó plenamente satisfecha con este acuerdo, pero al menos respondía a algunas de sus preocupaciones.
A pesar de que la resolución pedía la internacionalización de Jerusalén, la corriente principal de los sionistas aceptó lo que se conoció como el Plan de Partición. Aunque los críticos internos atacaron a este bando, liderado por David Ben-Gurion y Chaim Weizmann, por su moderación, sus miembros demostraron un considerable coraje político y no se disuadieron. Por el contrario, el bando árabe consideraba injusto el Plan de Partición en su llamamiento a compartir el territorio, ya que creían que los sionistas no tenían ningún derecho sobre la tierra.
Los sionistas aceptaron la mitad de la hogaza y, a pesar de que los árabes la atacaron el día de su nacimiento, Israel floreció. Como los árabes rechazaron su mitad de la hogaza, Palestina nunca nació.
La creación del Estado de Israel no cayó bien en la región. Para mayo de 1948 las fuerzas de Egipto, Siria, Jordania, Iraq y Líbano invaden, dando lugar a la primera de una serie de guerras árabe-israelíes. Al año siguiente se alcanzó un armisticio y es cuando la Ribera Occidental se separa de Israel para convertirse en territorio jordano y Gaza se designa como territorio egipcio. El armisticio está destinado a ser un arreglo temporal, un preludio de los tratados de paz permanentes.
La expansión de Israel y la OPL
Sin saber cómo encajar en la confrontación general panárabe con Israel, los palestinos pasaron las dos décadas siguientes en el limbo. Pero la aplastante ofensiva militar israelí de 1967 derrotó a los ejércitos árabes unidos y devolvió el enfrentamiento palestino-israelí al centro de la escena.
En junio de 1967, se libra la Guerra de los Seis Días entre Israel y Egipto, Jordania y Siria. Al final de esta guerra, Israel duplica sus tenencias de tierra para incluir la península del Sinaí, los Altos del Golán, Gaza y la Ribera Occidental.
Israel capturó Gaza de manos de Egipto en una guerra de 1967 y luego se retiró en 2005. El territorio, hogar de unos dos millones de palestinos, cayó bajo el control de Hamás en 2007 después de una breve guerra civil con Fatah, una facción palestina rival que es la columna vertebral del Autoridad Palestina.
Después de que Hamás tomara el control de Gaza, Israel y Egipto impusieron un estricto asedio al territorio, que continúa. Israel también mantiene un bloqueo aéreo y naval sobre Gaza.
Tras la guerra, los palestinos empezaron a definirse en términos del enemigo: Israel. Para este momento se registraron los primeros indicios de resistencia dentro de la Ribera Occidental y la Franja de Gaza ocupadas, pero el foco se desplazó más allá. La recién creada Organización para la Liberación de Palestina (OPL, creada en 1964) hizo suya la causa y el poder militar y político de la organización creció bajo el mandato de Yasser Arafat.
La creciente fuerza de la OLP llevó el enfrentamiento con Jordania a un punto álgido, cuando la OLP más radical secuestró aviones occidentales con destino a Ammán. El campo de batalla se fue trasladando cada vez más a escenarios internacionales a medida que los palestinos lanzaban toda una serie de acciones terroristas.
Y entonces, en 1972, terroristas palestinos conmocionaron al mundo con un descarado atentado contra atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich (Alemania): once miembros del equipo olímpico israelí murieron en el atentado.
Tras la guerra general árabe-israelí de 1973, la OLP se acercó al reconocimiento político de Israel proponiendo una filosofía de “dos Estados”. Pero con la principal base de la OLP ahora en el Líbano, la lucha continuó hasta la guerra de Israel en ese país en 1982. Las fuerzas israelíes despacharon a las fuerzas combatientes palestinas y enviaron a sus líderes a un exilio más lejano en Túnez.
Las intifadas
En diciembre de 1987 comenzó la Intifada, un levantamiento palestino contra el gobierno israelí en la Ribera Occidental y Gaza. Según cifras de Human Rights Watch, durante los primeros 31 meses de la intifada, las Fuerzas de Seguridad de Israel (FDI) mataron a más de 670 palestinos y dejaron heridos a miles de palestinos más.
Según ese reporte, Israel culpó a los propios palestinos por dichas muertes “argumentando que su violenta resistencia a las tropas israelíes ha hecho necesaria una respuesta contundente para restablecer y mantener el orden“, dijo HRW en un reporte de 1990, en el que agregaron que Israel afirmó que “salvo contadas excepciones”, sus soldados respondieron a “los constantes peligros y provocaciones con gran moderación y sin emplear más fuerza de la apropiada”.
La primera intifada inició en diciembre de 1987 y terminó septiembre de 1993 con los acuerdos de Oslo. El presidente de la OLP, Yasser Arafat, y el primer ministro de Israel, Yitzhak Rabin, y Shimon Peres, exministro de Israel, recibieron el premio Nobel de Paz en 1994 por los acuerdos de Paz de Oslo.
Años más tarde, a pesar de los acuerdos firmados, Israel y los palestinos mantuvieron conversaciones de paz, pero no consiguieron resolver los principales desacuerdos pendientes. Y en el septiembre del año 2000 estalló una segunda Intifada.
Ese año, el líder de la oposición, Ariel Sharon, visitó el Monte del Templo, un lugar sagrado para judíos y musulmanes. La visita es condenada por el líder palestino Yasser Arafat, lo que condujo a una ola de violentos enfrentamientos en Jerusalén y la Ribera Occidental.
Para 2003, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, presentó Oriente Medio: la hoja de ruta hacia la paz. Los líderes israelíes y palestinos están de acuerdo con las líneas generales del plan, pero los países no alcanzan el punto final de la hoja de ruta: una solución de dos estados para resolver los conflictos entre israelíes y palestinos.
Cinco años más tarde, en junio de 2008, entra en vigor un alto el fuego entre Hamás e Israel en Gaza con la mediación de Egipto. Los objetivos de este acuerdo son poner fin a los ataques con cohetes y bombas, y aliviar el bloqueo por parte de Israel. En diciembre de ese año el alto el fuego termina oficialmente después de seis meses. Los ataques entre Hamás e Israel continuaron todo el tiempo en cierta medida, y de hecho se intensificaron en noviembre.
Y para final de ese año, Israel lanzó la Operación Plomo Fundido, que se basa en ataques aéreos contra objetivos de Hamás en represalia por los continuos ataques con cohetes contra el sur de Israel.
El conflicto continúa
La violencia en Medio Oriente ha sido un constante a pesar de los intentos de paz entre israelíes y palestinos en una escena largamente repetida de bombardeos, estallidos y acusaciones de ataques lado y lado.
Entre julio y agosto de 2014 Israel llevó a cabo la Operación Margen Protector contra Hamás. La Organización de las Naciones Unidas dice que más de 2.200 palestinos murieron por la violencia en Gaza en ese periodo y estima que casi el 70% de los palestinos muertos eran civiles, pero Israel informa de un mayor número de islamistas entre los muertos. Según la ONU, del lado israelí hubo 73 muertos, 67 de ellos soldados.
Para 2017, El Ejército de Israel anuncia el cierre de los cruces fronterizos con Gaza “debido a eventos relacionados con seguridad y de acuerdo con evaluaciones de seguridad”. Los cruces que se cierran, Kerem Shalom y Erez, son los dos únicos que quedaban en la frontera israelí. La situación en la región se calienta cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anuncia que EE.UU. reconoce a Jerusalén como capital de Israel y que trasladará su embajada a la ciudad santa.
En mayo de 2018, las fuerzas israelíes matan a decenas de palestinos en sangrientos enfrentamientos en la frontera de Gaza mientras Estados Unidos abre su embajada en Jerusalén. El Ministerio de Salud palestino dice que 58 palestinos murieron y al menos 2.700 resultaron heridos. Las FDI dicen más tarde que los manifestantes estaban tratando de asaltar la valla fronteriza entre Israel y Gaza.
Y al año siguiente, en mayo de 2019, cientos de manifestantes se reúnen en campos de refugiados como Jabaliya y Deir al-Balah, y en las ciudades de Gaza y Khan Younis para protestar por la grave situación económica y las condiciones de vida en Gaza.
2021: el conflicto sobre Jerusalén
Los enfrentamientos bélicos entre Israel y Palestina no han cesado desde entonces y un nuevo estallido ocurrió en 2021 cuando volvió a tener una de las peores olas de violencia entre las dos partes en los últimos años.
La situación ya tensa provocada por los movimientos para desalojar a las familias palestinas de sus hogares cerca de la Ciudad Vieja de Jerusalén estalló en uno de los lugares más sagrados de la ciudad, conocido por los musulmanes como el Noble Santuario y por los judíos como el Monte del Templo.
La ciudad había vivido tensión durante varias semanas por la ira de los palestinos debido al cierre de una plaza popular justo cuando comenzaba el Ramadán, al mismo tiempo que una batalla legal de años para sacar a siete familias palestinas de sus hogares en Jerusalén Este parecía estar a punto de terminar con un desalojo.
Los líderes palestinos dijeron en ese entonces que el esfuerzo por desalojar a las familias de sus hogares es nada menos que una “limpieza étnica” destinada a “judaizar la ciudad santa”, informó la agencia oficial de noticias palestina Wafa.
Israel dijo entonces que el conflicto es simplemente una “disputa inmobiliaria”. El Ministerio de Relaciones Exteriores acusó a la Autoridad Palestina y grupos militantes de “presentar una disputa inmobiliaria entre particulares, como causa nacionalista, para incitar a la violencia en Jerusalén“.
Desde entonces, la violencia sigue escalando a tal punto que en octubre de 2023 militantes de Hamás llevaron a cabo un ataque sorpresa desde Gaza. El grupo militante Hamás, que controla el enclave costero, disparó una andanada de cohetes y envió hombres armados a Israel en un ataque multifacético y sin precedentes en el largo conflicto entre ambas partes.
El ejército de Israel respondió lanzando ataques aéreos contra lo que dijo eran objetivos de Hamás en Gaza, donde funcionarios palestinos dijeron que al menos 198 personas murieron y cientos más resultaron heridas como resultado.
Hamás dijo que capturó a soldados israelíes y publicó videos de los soldados que supuestamente capturó en sus cuentas de redes sociales. Videos geolocalizados y autenticados por CNN sugirieron que el grupo tomó prisionero al menos a un soldado israelí.
La violencia ha sido particularmente intensa este año. El número de palestinos -militantes y civiles- asesinados en la Ribera Occidental ocupada por las fuerzas israelíes está en su nivel más alto en casi dos décadas. Lo mismo ocurre con los israelíes y los extranjeros –la mayoría de ellos civiles– muertos en ataques palestinos.
Con información de Jerrold Kessel, Richard Allen Greene, Oren Liebermann y David Makovsky de CNN.