Si se confirma que esta munición corresponde al país del norte, sería la 13ra acción de este tipo durante el 2019.
Corea del Norte disparó un proyectil no identificado el jueves por la tarde, hora de Corea, dijo el Ministerio de Defensa de Corea del Sur.
Si se confirma que es una prueba de misiles, sería la 13ra prueba de misiles de Pyongyang desde mayo.
El aumento en las pruebas de armas se produce en medio de una creciente fricción entre Corea del Norte y sus principales adversarios, Corea del Sur y Estados Unidos. Las negociaciones nucleares entre Washington y Pyongyang han estado en un punto muerto durante semanas, y Corea del Norte declaró recientemente que ya no está interesado en mantener conversaciones con Estados Unidos.
El lanzamiento del jueves tuvo lugar en la mañana de Acción de Gracias en Estados Unidos, y el simbolismo podría ser significativo. Corea del Norte ya realizó pruebas de misiles en importantes feriados estadounidenses. Su primer lanzamiento exitoso de prueba de un misil balístico intercontinental (ICBM) se realizó el 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos, en 2017. Los medios estatales de Corea del Norte llamaron a ese lanzamiento parte de un “paquete de regalos” para “bastardos estadounidenses”.
También ocurre casi exactamente dos años después de que Corea del Norte probara su ICBM Hwasong-15, que los analistas creen que podría atacar a gran parte de Estados Unidos con una cabeza nuclear.
Esos lanzamientos precedieron a la oleada de diplomacia en la cumbre entre el líder norcoreano Kim Jong Un, el presidente surcoreano Moon Jae-in y el presidente estadounidense Donald Trump.
Pero las conversaciones nucleares entre Pyongyang y Washington han estado esencialmente congeladas desde principios de octubre, cuando las dos partes se reunieron en Estocolmo. Eso terminó abruptamente y sin ningún acuerdo, y Corea del Norte continuaría realizando dos pruebas de misiles más tarde ese mes.
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Washington y Seúl pospusieron los ejercicios militares programados para mediados de noviembre en un intento de convencer a Corea del Norte de que volviera a la mesa de negociaciones, pero Pyongyang rechazó esos esfuerzos y siguió adelante con sus propios ejercicios.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, calificó la respuesta de Corea del Norte como “decepcionante”, pero dijo que no “lamentaba haber intentado tomar el camino, y mantener la puerta abierta para la paz y la diplomacia si podemos avanzar”.
Sin embargo, el reloj podría estar corriendo. El líder norcoreano, Kim, dijo en un importante discurso político en abril que le daría a la administración Trump hasta fin de año para cambiar su estrategia de negociación. No está claro qué tan grave es ese plazo.