La mortalidad infantil en Venezuela alcanzó 21 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2016, según el estudio, una tasa no vista desde la década de 1990. A esto se suma la precariedad en el sistema de salud y el aumento de casos por diversas enfermedades.
Más bebés mueren antes de su primer cumpleaños en Venezuela a medida que el país se sume en una grave crisis económica y política, según un estudio publicado el jueves en la revista The Lancet Global Health.
Venezuela había hecho importantes avances en la supervivencia de bebés y había informado de manera constante la disminución de los números de las muertes infantiles desde la década de 1950. Pero la tendencia comenzó a revertirse hace una década, y en 2016, la mortalidad infantil había alcanzado un nivel visto por última vez en 1999, de acuerdo con el nuevo estudio.
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La mortalidad infantil en Venezuela alcanzó 21 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2016, según el estudio, una tasa no vista desde la década de 1990. Eso está muy por encima del promedio de 15 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2017 para América Latina y el Caribe, incluyendo Venezuela, de acuerdo con el Banco Mundial.
El equipo de investigadores estimó la mortalidad de menores de 1 año de edad usando el conteo de muertes, con boletines semanales y datos de encuestas. Las tasas resultantes son superiores a las informadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), cuyas últimas estimaciones pusieron la mortalidad infantil en Venezuela en 15 y 13,8 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, respectivamente.
Los investigadores argumentan que estas organizaciones han seguido usando proyecciones de tendencias previas, en ausencia de datos oficiales del Gobierno, y dicen que esos resultados no toman en cuenta el reciente declive socioeconómico.
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Los autores del nuevo estudio ven la agitación en el país como el motor de los reveses en la supervivencia infantil.
“El aumento de la tasa de mortalidad infantil se deriva del progresivo deterioro del estado nutricional, el colapso del nivel de vida y el colapso del sistema de salud”, escribieron los autores.
El Ministerio de Salud de Venezuela no respondió a una solicitud de comentarios.
Un sistema de atención de la salud en ruinas
Una encuesta de 2018 en 104 establecimientos de salud en Venezuela mostró que 79% no tenía agua corriente; una cuarta parte de las unidades de cuidados intensivos pediátricos, conocidas como UCI, habían cerrado, y una gran mayoría de las UCI informaron fallas intermitentes.
Las estadísticas oficiales han sido difíciles de conseguir. En una rara publicación de información que provocó el despido del ministro de Salud en 2017, las muertes relacionadas con el embarazo aumentaron 66% en los dos años anteriores.
A partir de junio de 2016, el país enfrentaba una escasez de más de 80% de los medicamentos que necesitan los médicos, según las estadísticas de la Federación Farmacéutica Venezolana.
Las vacunas también se han visto afectadas por la escasez. Organizaciones médicas de Venezuela informaron que el gobierno no proporcionó vacunas contra la polio, difteria, tétanos, tos ferina, hepatitis B y Hemophilus influenza B a niños menores de cinco años entre 2007 y 2009.
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El presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría dijo en un periódico local que las vacunas disponibles para niños menores de 5 años no cubrían ni 30% de la demanda, lo que dejó al menos 2,9 millones de niños en el país susceptibles a enfermedades como la difteria y el sarampión.
Con las políticas de vacunación fallidas ha surgido una reaparición de enfermedades infecciosas.
El regreso de las enfermedades infecciosas
Los brotes severos de sarampión, difteria y malaria han plagado al país en los últimos años, según la OMS.
En 2018, hubo más de 5.000 casos de sarampión y 73 muertes por la enfermedad, la cifra más alta registrada en todas las Américas.
Malaria, por otro lado, reportó 240.000 personas en 2016, 75% de 2015.
“Durante crisis importantes, las causas más comunes de muerte son las mismas reportadas en los países con la mortalidad infantil más alta tasas: enfermedades diarréicas, infecciones respiratorias agudas, sarampión, malaria y desnutrición severa”, dijo en un comunicado de prensa Jenny García, investigadora del Instituto Francés de Estudios Demográficos y autora del nuevo estudio.
Ante la grave escasez de alimentos y la pobreza generalizada, la malnutrición ha plagado a Venezuela durante años.
La pérdida de peso y el dejar de comer alguna de las tres comidas del día se han convertido en la norma
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La escasez de alimentos y la inflación han provocado que la mayoría de los venezolanos pierda un promedio de 8,6 kilogramos, según la Encuesta Nacional de Viviendas 2017 realizada por tres universidades importantes de Venezuela.