Denuncian “epidemia” de cámaras espía que graban a miles de mujeres en baños públicos de Corea del Sur
Decenas de miles de mujeres se han unido a las protestas en el centro de Seúl bajo el lema "Mi vida no es tu pornografía". Un escuadrón especial de mujeres inspectoras comenzó a supervisar los sanitarios.
Las mujeres jefas de seguridad inspeccionan un baño en Seocho, un distrito de Seúl. La capital de Corea del Sur anunció recientemente planes para realizar patrullas diarias de baños para localizar cámaras ocultas.
La situación es compleja: desde 2011, el número de casos de filmaciones ilegales en Corea del Sur ha aumentado de 1.300 por año a más de 6.000 en 2017.
Las mujeres han sido grabadas en sus hogares, se han tomado fotos bajo sus faldas [fenómeno conocido como ‘upskirt’] en las calles y han sido captadas en cámaras espías ocultas en aseos y vestuarios.
Las imágenes se han compartido ampliamente en línea, se han subido a sitios de transmisión y se han compartido en foros de voyeurismo.
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En los últimos cuatro meses, decenas de miles de mujeres se han unido a las protestas en el centro de Seúl bajo el lema “Mi vida no es tu pornografía“. Con máscaras y pancartas que exigen al gobierno tomar medidas para protegerlas y enjuiciar a los hombres atrapados filmando, la ira y la frustración entre las manifestantes era palpable, agravada por la larga demora en ver incluso una leve acción oficial.
El lunes, un escuadrón especial de mujeres inspectoras comenzó los controles diarios de 20.000 baños públicos en Seúl, y también se buscaron cámaras espías en decenas de miles de baños privados.
Pero aunque este enfoque ha recibido amplia cobertura de prensa y promoción por parte de las autoridades locales, los activistas y las víctimas dicen que no es suficiente, y aún enfrentan una falta de interés y comprensión por parte de la Policía y algunos legisladores.
Detener la propagación
En Seúl se ha creado una nueva profesión por la creciente frecuencia y conciencia pública por las grabaciones ilegales: “el enterrador digital”.
Lee Ji-soo ejerce como tal. Busca contenido publicado sin el permiso de la protagonista. Cuando lo encuentra, usa un software patentado para buscar todas las copias que haya. A continuación, envían una carta, o un aviso legal si es necesario, a los administradores del sitio web solicitando que se retire.
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Al ser preguntada sobre cómo las mujeres pueden defenderse de ser una víctima de este tipo de delitos, Lee se apresuró a señalar que no son remotamente culpables por aparecer en estos videos.
“De alguna manera, esta gente estaba caminando en la calle cuando una piedra inesperadamente aterrizó sobre ellas”, dijo. “Así que no puedo decirle a estas personas que cambien su comportamiento”.
El Gobierno también ha dicho que destinará 4,5 millones de dólares en fondos a las autoridades locales para aumentar las patrullas de baños y vestuarios para buscar cámaras espías.
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Los datos apoyan las sospechas de algunas de las víctimas sobre las actitudes oficiales. Si bien la ley actual establece que aquellos que graban o distribuyen ilegalmente pueden ser condenados a hasta cinco años de prisión, solo alrededor del 5% de las condenas resultan en encarcelamiento, y la mayoría de los perpetradores reciben multas o sentencias suspendidas, según un estudio del Asociación de Abogados de Mujeres de Corea.
La semana pasada, el legislador Kim Young-ho, del gobernante Partido Demócrata, propuso cambios a la ley para imponer sentencias más duras sobre la filmación ilegal de actos sexuales, incluidos videos debajo de las faldas.
– James Griffiths, Ella Ha, Jenni Kim y Stella Ko, de CNN, contribuyeron a este reporte.