La propuesta del gobierno recibió 379 votos a favor y 131 en contra, muy por encima de los 308 necesarios para reformas de carácter constitucional. Si el Senado le da luz verde, el proyecto quedaría listo en septiembre.
El gobierno de Jair Bolsonaro tuvo un triunfo contundente la noche de este miércoles al conseguir en la Cámara de Diputados la aprobación en primer trámite de la reforma al sistema de pensiones, el proyecto emblemático del oficialismo.
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La propuesta es la principal apuesta del mandatario para reactivar la economía brasileña, que desde en 2017 y 2018 no ha crecido lo esperado y este año se teme que podría volver a la recesión.
El texto recibió 379 votos a favor y 131 en contra, muy por encima del margen previsto por el gobierno. Para realizar una reforma de carácter constitucional, en Brasil se necesitan tres quintos de los votos, es decir, 308 de 513.
“Nuestro sistema de jubilaciones pone a Brasil en una realidad muy dura y estas reformas vienen con el objetivo de reducir las desigualdades”, dijo el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, tras proclamar los resultados al borde de las lágrimas.
En tanto, Bolsonaro felicitó a los diputados por el resultado. “Brasil está cada vez más cerca de entrar en el camino del empleo y la prosperidad“, escribió en Twitter.
Pese al éxito que tuvo la propuesta en su primer trámite legislativo, a la propuesta le queda un largo camino por recorrer. Ahora deberá someterse a un segundo voto en la Cámara Baja, previsto para antes del receso parlamentario que empieza el 18 de julio.
Luego, deberá ser aprobada en el Senado en otra votación doble por mayoría de tres quintos, es decir, 49 de los 81 senadores. Si la Cámara Alta hace modificaciones, la iniciativa volvería a los diputados. Si no es así, quedaría lista para su promulgación, probablemente en septiembre.
En ese camino legislativo podría sufrir algunas modificaciones el marco legal de la reforma, que propone endurecer el acceso a las jubilaciones estableciendo una edad mínima para el acceso a la jubilación, que hasta ahora no es requisito en Brasil y que sería de 62 años para las mujeres y 65 para los hombres.
Con esto buscan un ahorro fiscal equivalente a unos US $265.000 millones en 10 años, que permitirían acabar con el déficit del sector público y liberar recursos para la inversión en áreas claves.
Esa cifra podría ser reducida si se aprueban, por ejemplo, una serie de enmiendas para bajar de 20 a 15 años el tiempo mínimo de aportes de las mujeres y flexibilizar las condiciones para algunas categorías de policías.
En tanto, desde la oposición admitieron la necesidad de hacer una reforma, pero señalan que el proyecto actual aumentará la desigualdad, dado que afectará sobre todo a las jubilaciones de los más pobres, entre ellos mujeres negras, trabajadores rurales y maestros.
“Es una reforma cruel, injusta, inepta e innecesaria. El problema no es de gasto, es de recaudación y esta reforma protege a los ricos”, declaró Margarida Salomao, diputada del PT.
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