EE.UU. envía otro portaaviones a la Península de Corea

Por CNN Chile

19.05.2017 / 07:16

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Los analistas opinan que la última prueba de misiles de Pyongyang da motivos a Washington para preocuparse.


(CNN) – La Armada de Estados Unidos está moviendo el portaaviones USS Ronald Reagan a la Península de Corea, donde llevará a cabo ejercicios de entrenamiento con el USS Carl Vinson, en medio de tensiones en la región, dijeron a CNN dos funcionarios de Defensa.

La decisión se produce pocos días después de que Corea del Norte demostró un salto significativo en su programa de misiles al lanzar un proyectil que alcanzó la reentrada controlada “con éxito” en la atmósfera inferior de la Tierra, en lugar de caer de nuevo a la superficie, de acuerdo con un análisis preliminar de inteligencia de Estados Unidos, dijeron dos funcionarios estadounidenses a CNN.

El USS Ronald Reagan partió hacia la Península de Corea el martes después de completar un período de mantenimiento y pruebas en su puerto base de Yokosuka, Japón, de acuerdo con la Marina.

Una vez que llega a la región, el portador realizará ejercicios de entrenamiento centrados principalmente en la certificación de su capacidad para despegar y aterrizar aviones con seguridad, dijo la Armada. Los funcionarios de Defensa no hicieron comentarios sobre cuánto tiempo estarían los dos portadores en la zona, pero en última instancia, se espera que el Reagan reemplace al Vinson en la región una vez que termine su despliegue.

El Reagan, un portaaviones de clase Nimitz, tiene una tripulación de 4.539 miembros y está equipado con más o menos 60 aviones, de acuerdo con la Marina. Fue encargado en 2003 y costó alrededor de 8.500 millones de dólares.

El USS Carl Vinson, también un portaaviones de clase Nimitz, llegó a la Península de Corea a finales del mes pasado como una demostración de fuerza en medio de las tensiones con Corea del Norte.

Aunque aún se espera que Pyongyang lleve a cabo su sexta prueba nuclear, sí lanzó un misil Hwasong-12 que alcanzó una altitud de más de 2.100 kilómetros el domingo, de acuerdo con los norcoreanos, el más alto lanzamiento hasta la fecha en su programa de misiles.

Pyongyang dijo que la prueba se enfocó “en la verificación de las especificaciones tácticas y tecnológicas del cohete balístico de nuevo desarrollo capaz de transportar una ojiva nuclear gran tamaño“, según la estatal Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA).

Después de la prueba, Corea del Norte advirtió a Estados Unidos de que no lo provocara, afirmando que el “Estados Unidos continental y sus operaciones en el Pacífico” están dentro del rango de los misiles de Corea del Norte.

Las tensiones han aumentado rápidamente en la Península Coreana desde que el presidente estadounidense Donald Trump declaró a principios de abril que estaría dispuesto a actuar “de forma unilateral” contra Pyongyang y Corea del Norte ha llevado a cabo una serie de ejercicios militares y lanzamientos de prueba.

China, viejo aliado de Corea del Norte, ha pedido a Pyongyang detener su programa nuclear mientras, al mismo tiempo, llamó a EE.UU. a detener los ejercicios militares y despliegues de la región, que Corea del Norte ve como una amenaza para su seguridad.

El presidente ruso, Vladimir Putin, sopesó la prueba de misiles del domingo, diciendo que aunque Moscú no apoyaba las ambiciones nucleares de Pyongyang, “intimidar (a Corea del Norte) es inaceptable”.

Los analistas opinan que la última prueba de misiles de Pyongyang da motivos a Washington para preocuparse.

Dijeron que la prueba mostró que el misil podría alcanzar el territorio estadounidense en el Pacífico de Guam, hogar de la base aérea Andersen, desde la cual salen los bombarderos pesados de EE.UU., incluyendo los B-1, B-2 y B-52.

Aunque hay más claridad sobre el arsenal de misiles de Corea del Norte, hay mucha menos certeza sobre qué tan desarrollado está su programa nuclear.

Para lanzar un misil de este tipo, Pyongyang tendría que tener tecnología avanzada tanto en la miniaturización de sus armas nucleares, como en la protección de una cabeza nuclear que evite su destrucción al reingresar en la atmósfera de la Tierra.